SANÁ, Yemen (AP) — Rebeldes chiíes en Yemen mataron a su antiguo aliado Ali Abdullah Saleh, un ex presidente y poderoso político, en momentos en que sus fuerzas batallaban el lunes por el control de Saná, la capital, informaron las autoridades. El colapso de su alianza arrojó la guerra civil de tres años en Yemen a un nuevo caos.
Las circunstancias de la muerte de Saleh no estaban claras, pero funcionarios hutíes dijeron que sus fuerzas lo sorprendieron cuando trataba de escapar de Saná.
Un video publicado en internet supuestamente mostró el cadáver de Saleh, con los ojos abiertos pero vidriosos, inmóvil y con una herida abierta en la cabeza, mientras era llevado en una manta por combatientes rebeldes que coreaban “Dios es Grande” antes de arrojan el cuerpo en la parte trasera de una camioneta. Tenía manchas de sangre en la camisa.
Fue un final macabro para una figura que gobernó este país inestable y pobre durante tres décadas y siguió siendo poderoso incluso tras su derrocamiento por protestas en 2011.
La muerte de Saleh fue anunciada por los rebeldes hutíes, que habían estado enfrentándose con las fuerzas del expresidente en la última semana. Dos de los asociados de Saleh la confirmaron y un tercer funcionario, del gobierno del presidente reconocido internacionalmente, Abed Rabbo Mansour Hadi, también la confirmó.
“El líder de la traición ha muerto”, dijo la televisora hutí al-Masriah.
Saleh se alió con los rebeldes hutíes y el respaldo de sus unidades militares fue clave para ayudar a los rebeldes a tomar Saná en 2014, expulsando el gobierno de Hadi, pero en meses recientes, la alianza se deshizo, en medio de sospechas rebeldes de que Saleh estaba favoreciendo a la alianza encabezada por Arabia Saudí en respaldo a Hadi.
Las fuerzas de Hadi, que tratan de aprovechar el colapso de la alianza, dijeron que van a avanzar a Saná, pero incluso sin las tropas a favor de Saleh, los hutíes son una fuerza poderosa y no estaba claro cuán debilitados se verían. En el último año, los rebeldes habían debilitado sistemáticamente a Saleh, atrayendo a sus comandantes militares y fortaleciendo sus filas.
La cuestión ahora es si los grupos leales a Saleh, incluso las tribus que lo apoyaron, pueden unirse para combatir a los hutíes tras la muerte del expresidente.
Varios funcionarios rebeldes dijeron que Saleh fue asesinado mientras viajaba junto con líderes de su partido desde Saná a la vecina Sanhan, su ciudad natal. Combatientes hutíes lo siguieron en 20 vehículos blindados, lo atacaron y lo mataron, así como a casi todos los que le acompañaban, dijeron los funcionaros, que pidieron preservar el anonimato.
Los yemeníes que residen en la capital del país pasaron la noche del lunes en sótanos abarrotados mientras los aviones de la coalición liderada por Arabia Saudí atacaron posiciones de los rebeldes hutíes en Saná.
La violencia dejó a cooperantes atrapados en el interior de sus viviendas y “paralizó por completo las operaciones humanitarias”, explicó el lunes Suze van Meegen, asesora de protección y defensa del Consejo Noruego para Refugiados.
“Nadie está a salvo en Saná en este momento. Puedo oír un intenso bombardeo en el exterior y sé que es demasiado impreciso y demasiado generalizado para garantizar que cualquiera de nosotros está seguro”, agregó.
“La noche fue difícil”, dijo Robert Mardini, director regional del Comité Internacional de la Cruz Roja, en su cuenta de Twitter. “Masivos combates urbanos con artillería pesada y ataques aéreos. Yemeníes atrapados en sus casas, demasiado asustados para salir. Acceso reducido a agua, atención sanitaria, comida y combustible”.
Los hutíes y las fuerzas de Saleh tomaron la capital en 2014. Los rebeldes chiíes dominan la parte norte de la ciudad y los leales al expresidente, el sur. Gran parte de los combates se centran ahora en torno al Distrito Político, donde se encuentran los ministerios y las embajadas extranjeras. Los hutíes parecen están atacando las viviendas de familiares, aliados políticos y comandantes de Saleh.
Los civiles que residen en la zona están prácticamente aislados del mundo exterior.
En el vecindario de Fag Attan, en la parte sur de Saná, los hutíes emplearon tanques, artillería y armas antiaéreas contra los francotiradores de Saleh, dañando o destruyendo varios edificios.
Según los residentes, la noche estuvo interrumpida por el sonido de los disparos y los niños llorando.
“Es como en las películas de terror”, dijo Bushra, una mujer que pidió no ser identificada por su apellido por miedo a represalias. “He vivido muchas guerras, pero ninguna como esta”.
Según los relatos de los testigos, los cuerpos de civiles y combatientes asesinados llenan las calles ya que las ambulancias no pueden entrar en la zona.
No fue posible de inmediato contabilizar el número de víctimas mortales causadas por los enfrentamientos, que comenzaron el miércoles. Al menos 100 personas perdieron la vida y más de 300 resultaron heridas, dijeron responsables sanitarios que hablaron bajo condición de anonimato porque no estaban autorizados a informar a la prensa.
La coalición liderada por Arabia Saudí inició una campaña aérea contra los rebeldes en marzo de 2015 que más tarde se amplió con operaciones terrestres. Riad considera que los hutíes son agentes de Irán en su frontera, y la rivalidad entre las dos potencias regionales ha amplificado el conflicto. Teherán respalda a los hutíes pero niega haberles entregado armas.
La guerra ha dejado más de 10.000 civiles muertos y tres millones de desplazados. Antes del inicio del conflicto, Yemen era el país más pobre del mundo árabe. Ahora está al borde de la hambruna y lucha contra una epidemia de cólera.