Cuba está de moda, es lo que se dice en todo el mundo. Atrás quedó el estado de ánimo que consideraba al régimen de los hermanos Castro como odioso, que comenzó temprano con la expulsión de los sacerdotes y la confiscación de iglesias y colegios.
La salida de tantos curas expulsados o huyendo del régimen de los Castro en los años de 1960, se cree que influyó en la conservadora jerarquía católica dominicana de la época para que se colocaran en fila contra el régimen democrático del profesor Bosch.
En el colegio Salesiano donde yo estudiaba en Santo Domingo, tuve que escuchar a diario, sin entender mucho, las letanías anticomunistas de esos sacerdotes cubanos y españoles, sobre todo, que temían que todos los países caribeños serían “comunizados”.
El régimen de Cuba sobrevivió a 11 presidentes de los Estados Unidos, algunos de ellos que tuvieron juegos pesados con esa isla como Dwight Eisenhower, John Kennedy, Ronald Reagan y George Bush I, ninguno de los cuales ofreció concesiones.
Durante esos años, entre 1959, cuando Castro al frente de la guerrilla de la Sierra Maestra derrocó al dictador Fulgencio Batista, y el año pasado cuando Barack Obama arregló negociaciones con la isla y la mediación del Vaticano, mediaron más de 50 años.
Batista huyó de Cuba en la víspera de año nuevo hacia Santo Domingo, con dos aviones repletos de baúles y algunos ayudantes, entre ellos su lustrabotas, que se dijo era uno que devino luego en periodista de radio y periódicos, un cubano muy famoso.
El sentido de oportunidad y preservación de la iglesia católica cubana anticipó los cambios que venían. El papa Juan Pablo II elevó a cardenal a monseñor Ortega, el arzobispo de La Habana en 1994. Cuatro años después hizo una histórica visita a Cuba.
Como parte de un extenso artículo para conmemorar la canonización de Juan Pablo II, el entonces secretario de Estado Narciso Bertone, una especie de “músico de palacio”, dijo que Fidel Castro fue el gobernante que mejor se preparó y trató al Papa en esa visita.
Juan Pablo II visitó La Habana en enero de 1998, cuatro años después de elevar al Colegio de Cardenales a monseñor Ortega, a quien se le veía confesando, ya como príncipe de la Iglesia, en una catedral vacía para esos tiempos con un catolicismo flaqueante.
El papa Benedicto XVI viajó a La Habana y México en el 2012 cuando al parecer ya se estaba cocinando algo con la intermediación vaticana con Estados Unidos y Cuba. El 17 de diciembre de 2014, para asombro del mundo los presidentes Obama y Castro (Raúl) anunciaron cambios en la política exterior que llevarían al restablecimiento de relaciones.