Raúl Castro recibió en horas de la tarde del jueves al canciller venezolano Jorge Arreaza, “quien se encuentra en Cuba en una visita de trabajo”, según recoge un nota oficial que replica el periódico oficial Granma.
Durante el que calificaron como “fraternal encuentro”, ambos coincidieron en “destacar el excelente estado de las relaciones bilaterales e intercambiaron sobre temas de la actualidad regional”.
El general reiteró “la invariable solidaridad” del Gobierno cubano al de Nicolás Maduro, así como “la confianza en la capacidad del hermano pueblo de Venezuela y su unión cívico-militar para afrontar los actuales desafíos”.
Al encuentro no faltaron el segundo al mando del Partido Comunista, José Ramón Machado Ventura, y Bruno Rodríguez Parrilla, ministro de Relaciones Exteriores.
Más temprano, el canciller venezolano participó en un acto celebrado en la Universidad de la Ciencias Informáticas (UCI), donde pronosticó que “vienen momentos de muchas dificultades” y que serán “muchas las batallas” que tendrán que dar juntos los regímenes de Cuba y Venezuela.
“En toda circunstancia” Caracas se mantendrá al lado de La Habana, afirmó.
El diario estatal definió el acto político en la UCI como un “nuevo momento de confirmación de hermandad entre los dos países”.
Estuvieron presentes Rodríguez Parrilla; la rectora de la UCI, Miriam Nicado García, miembro del Consejo de Estado y del Buró Político del PCC, el espía y actual vicepresidente del ICAP, Fernando González LLort, así como otros miembros de la cúpula de poder.
El jefe de la diplomacia venezolana, que arribó a La Habana el propio jueves, insistió a la juventud movilizada hacia el acto que estaba en la Isla “para coordinar con Cuba las acciones en materia de política exterior e internacional de cara a los grandes desafíos que se avecinan”.
Cargó contra las recientes declaraciones del presidente de los EEUU, Donald Trump, que en su discurso del Estado de la Unión, en el que recordó las sanciones contra La Habana y Caracas y las llamó “dictaduras”. Arreaza calificó las palabras del mandatario de “injerencistas”.
“Si Trump nos aplaudiera estaríamos en el camino de la perdición, pero se dio cuenta (que) nuestros pueblos son libres, que están transitando el camino del socialismo, que no son intimidables”, dijo.
Acusó a Washington de querer “llevar a una guerra civil (en Venezuela) para justificar una intervención imperialista con ayuda de países vecinos”.
Presentó la Asamblea Nacional Constituyente —que no reconocen numerosos gobiernos y ha significado un giro hacia un régimen dictatorial— como una “conquista” de la Revolución Bolivariana. Este mecanismo, defendió, “ahora se dispone a desafiar el injerencismo extranjero con más diálogo nacional y nuevas elecciones democráticas”.
A su llegada a Cuba, el propio canciller venezolano dijo que viajó cumpliendo órdenes de Maduro como parte de un periplo por naciones miembros de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA). Irá también a Nicaragua y a San Vicente y las Granadinas, en una primera etapa.
La semana próxima continuará por otros países de Centroamérica y el Caribe para establecer “estrategias comunes”.