Título original: Fast & Fourious 7. Género: Drama/Acción. Dirección: James Wan. Guión: Chris Morgan. Reparto:Vin Diesel, Paul Walker, Dwayne “The Rock” Johnson, Jason Statham, Michelle Rodríguez. Duración: 2 horas 17 minutos Clasificación: + 16 años. País: USA
Es evidente que desde la primera parte de esta exitosa saga de “Fast & Furious” (2001) iniciada por el director Rob Cohen, es mucho lo que ella misma ha evolucionado en términos de su eje temático.
Atrás quedó la premisa de las carreras clandestinas de autos para dar paso, episodio tras episodio, a una variación circunstancial del tema que la convirtió cada vez más en un producto fílmico popular.
Aquel grupo de forajidos urbanos liderado por Dominic Toretto, un papel que le proporcionó a Vin Diesel colocarse entre los personajes del cine de acción más atractivo de la industria, se convirtió en una especie de escuadrón de especialistas para misiones imposibles que tenían que resolver motivadas por dinero o por venganza.
Esto movió, tanto a los personajes como a la historia, por otros caminos más agresivos y con escenas cada vez más espectaculares, haciendo honor a las condiciones estéticas y dinámicas del género.
Tras las aportaciones en la dirección de otros realizadores como John Singleton, Justin Li y más reciente James Wang conocido por la cinta gore “Saw”, esta saga evidenció la demanda industrial que existía en el mercado y, evidentemente, se tuvo que trabajar para cumplir con la misma.
A este séptimo episodio se le agrega un valor sentimental que vino tras la muerte del actor Paul Walker quien interpreta a Brian O`Conner, una vez agente infiltrado que luego se convirtió en parte de la familia de Toretto.
Obviando los saltos estructurales este episodio tiene la presión de cumplir con todos los requisitos para ofrecer un cierre -o al menos así parece,- en el que el público pudiera sentirse satisfecho.
Conectada con la sexta parte, esta historia viene con una amenaza que toca directamente a Dominic Toretto, Brian O’Conner y el resto del equipo, en la cual Ian Shaw jura vengar lo que le hicieron a su hermano.
De esta manera el actor Jason Statham, -un villano extra large-, se convierte en la piedra en el zapato de este grupo, violentando toda su vida y obligando a tomar nuevamente las calles para sobrevivir.
Era lógico que este episodio tirara la casa por la ventana en cuanto a lograr un relato lleno de dinamismo y con una estructura narrativa que nunca pudiera caer en lados débiles. Aunque para esto, tuvieron que asirse de todos los absurdos inimaginables con el único fin de solventar todas las debilidades argumentales que posee.
El guionista Chris Morgan aglutina nuevamente al equipo y coloca su estrategia narrativa para crear una ola de acción sin descanso llevando toda su intención por los lados de la pura entretención.
Evidentemente, su resultado es una amalgama de muchas escenas de acción que han caracterizado al género, unas evidentes y otras fuera de lugar, que apuntan a dejar un sabor a smog y “diesel” dentro de una sala llena de espectadores que, quizás, no se detendrán a pensar en la lógica de su historia.