El presidente de Ecuador Lenín Moreno “en seis meses, ha retrasado 20 años el país”, asegura su predecesor Rafael Correa en una entrevista a la AFP, días antes de participar en la convención de Alianza País que va a “expulsar” al actual mandatario.
“Vamos a expulsar a la gente que ha traicionado el programa de gobierno de Alianza País”, dice Correa en Bruselas, precisando que el “primero” en ser expulsado debe ser Moreno, “el mayor traidor” que “está gobernando con la derecha, con los banqueros”.
Correa, de 54 años, viajó a Bélgica tras abandonar la presidencia (2007-2017) y, aunque señala el “dilema muy grande” de dejar a su familia en el país europeo, dice que se sentiría como un “traidor” si no está con sus “compañeros de lucha en esta batalla tan importante”.
La convención del gobernante Alianza País, prevista el 3 de diciembre en Esmeraldas (noroeste), será el escenario de esa batalla que libra el exmandatario contra su sucesor, a quien su formación intentó destituir como el máximo directivo del partido, decisión desconocida por el poder electoral.
“En la convención se va a tomar la decisión (…) de expulsar a Lenín Moreno”, dice Correa, asegurando que cuenta con la mayoría de las bases y que “hay más que razones suficientes (…) para expulsarlo” de este movimiento izquierdista, en el poder desde 2007, y cuyo programa no respeta.
Moreno, apoyado por el propio Correa, llegó al poder el 24 de mayo de 2017 y, “en seis meses, ha retrasado 20 años el país”, lamenta. “Sentimos seis meses de desgobierno, seis meses de una operación milimétrica de destrucción de los 10 años de revolución ciudadana”.
Frente a una taza de café, en un frío jueves otoñal en Bruselas, el exmandatario ecuatoriano asegura que su formación mirará hacia al futuro en la convención -”Nosotros no queremos ser un bonito recuerdo del pasado”- y defiende su gestión durante una década de “reducción de pobreza”, de “construcción de infraestructuras”, de “acceso a educación, salud”.
Preguntado sobre si plantea volver a postularse a la presidencia de Ecuador, Correa asegura que su intención era retirarse de la política, pero deja la puerta abierta a regresar. La próxima elección presidencial está prevista en 2021.
“Con todo lo que ha pasado, muy probablemente tendré que regresar en 2021 si no me inhabilitan”, dice en referencia a la consulta popular convocada por Moreno para suprimir la reelección indefinida aprobada bajo su mandato y que Correa considera como un “daño a la República” por la propuesta de cesar los miembros del Consejo de Participación Ciudadana.
Las tensiones entre Moreno y Correa subieron, no obstante, cuando Moreno le retiró las funciones al vicepresidente Jorge Glas, un aliado del exmandatario que está detenido y enfrenta un juicio por asociación ilícita en el marco del escándalo de corrupción de Odebrecht.
El exmandatario critica la instrumentalización de ese caso, que se dio en “12 países”, para atacar a su gobierno y a Glas, contra quien “no hay una sola prueba” y está encarcelado acusado de unos delitos que no requieren “prisión preventiva”. “Hay un inocente detenido. Ya Ecuador tiene presos políticos”.
“La revolución se acabó el 24 de mayo. Tenemos una verdadera contrarrevolución desde nuestras entrañas con un pacto descarado con los poderes de siempre”, lamentó el líder de izquierdas, para quien “el embajador de Estados Unidos nuevamente asumió su rol de virrey, dando cátedra de lo que hay que hacer”.
Como ejemplo de esa contrarrevolución puso el ejemplo de Julian Assange, el fundador de Wikileaks refugiado en la embajada ecuatoriana y a quien el gobierno de Ecuador pidió que evite hacer declaraciones que puedan afectar las relaciones internacionales del país latinoamericano.
Para Correa, “a la primera presión de Estados Unidos se le acaba el asilo a Julian Assange”, a quien “no mantienen ahí por convicción, solo por estrategia, porque no les conviene en estos momentos sacarlo”. “Pero tarde o temprano llegará ese momento”.