A pesar de que generalmente, cuando se habla de la calidad de la educación, se enfoca al maestro como el elemento clave y único para transformar el sistema educativo, la verdad es que un director o directora académica competente podría hacer una gran diferencia para el buen funcionamiento de un centro educativo.
Hace mucho tiempo leí en algún lado que en la otrora Unión Soviética, cuando estaban en pleno apogeo las ideas comunistas, se intentó crear orquestas musicales sinfónicas sin director, basándose en la idea de que “Todos somos iguales”. Con mucho esfuerzo se lograron hacer algunos conciertos, pero luego las pugnas entre un músico y otro que opinaban que la pieza musical debía interpretarse de una manera o de otra ocasionaron que dichas orquestas se convirtieran en un “Infierno”, insoportable para sus miembros, al punto de que desaparecieron.
En ese orden debemos decir, que mucho dependerá del director o directora la aplicación de las políticas educativas, que a fin de cuentas son nada más que papeles o ideas al aire sin alguien que les dé la correcta interpretación e impulse su eficiente ejecución.
El clima de trabajo de una institución educativa dependerá en gran medida de la capacidad de su director o directora para liderar la institución de un modo democrático e inclusivo y de aplicar en cada caso las medidas más adecuadas. De esto va a depender que haya un clima de colaboración o de anarquía, de entrega o desánimo, de orden o desorden, de violencia o de paz, de respeto o irrespeto, de justicia o injusticia.
¿Por qué en algunos centros educativos los docentes quieren “Salir corriendo?”. Así es, hay escuelas donde el personal permanece porque no tiene otra opción, debido a que el clima de trabajo es insoportable. Este tipo de cosas no se estudia en nuestro sistema educativo, solo interesa cuando hay algún hecho violento que explota en los medios de comunicación o en las redes sociales. Podríamos decir que en parte se debe a las características sociales de la población estudiantil, en parte a la debilidad de la aplicación de normas de protección a la familia por parte del Estado, pero muchas veces se debe a que no hay una buena aplicación y seguimiento de políticas que ayuden a mejorar este clima.
Hasta ahora ¿Cómo se han seleccionado las personas que dirigen en todas las instancias del Estado Dominicano incluyendo Educación?, ¿Por capacidad?, ¿Por méritos?, ¿Por honestidad?. Lamentablemente por ninguna de las anteriores. Por obra y gracia de Dios tenemos algunos directores con una increíble capacidad para manejarse en este torbellino de incongruencias, pero en honor a la verdad no hemos hecho mucho como país para que las futuras generaciones vean en la honestidad y el profesionalismo un camino a seguir.
Para finalizar, debo decir que si contratar a un docente debe ser un proceso delicado, designar a un director o directora es mucho más y no debe ser tomado a la ligera si queremos una comunidad educativa sana.