Está demás decirlo, pero lo haremos una vez más: para estar sanos hay que incluir una rutina de ejercicios a nuestra agenda semanal.
Pero antes de proponerte perder peso o mejorar tu estado físico, hay precauciones que debes tomar con cualquier nuevo régimen de ejercitación que emprendas, para evitar posibles lesiones o problemas físicos.
Realizar un examen físico completo: este tipo de exámenes puede revelar cualquier problema de salud que pudiera limitar lo que debes y no debes hacer en el gimnasio. Si surge algo, el médico podrá crear un plan de ataque para resolver el problema. Y si no se detecta nada, el médico te dará probablemente luz verde para comenzar con algunas limitaciones (o tal vez ninguna).
Hazte una autoevaluación honesta: para ver cómo estás en términos de buena forma física. Camina una milla y toma el tiempo en que la recorriste. Haz tantas planchas como cuclillas posibles, pero ten cuidado con el estiramiento y el esfuerzo muscular. Esta autoevaluación no debe cansarte demasiado. Por el contrario, el objetivo es evaluar dónde estás y cómo te sientes haciendo algunos ejercicios simples.
Define por qué vas a ejercitarte: el propósito de la mayoría de las personas que comienzan un nuevo régimen de ejercitación es perder peso. Sin embargo, hay otros incentivos también. Por ejemplo, algunos quieren comenzar a entrenarse para un maratón u otro evento deportivo. Independientemente de la razón, el tener clara la meta puede ayudarte a supervisar tu progreso en la medida que avance el año.
La precaución debe reinar: tratar de ir a fondo desde el comienzo sólo incrementa el riesgo de lesiones, que podrían limitar tu actividad en los próximos meses. Primero deja que el cuerpo se aclimate a los ejercicios, luego incrementa gradualmente la intensidad cuando veas que puedes hacerlo.
Presta atención a los síntomas: ejercitar después de mucho tiempo sin hacerlo no será fácil, y tu cuerpo va a “decírtelo” por medio de ciertos dolores y molestias, e incluso nauseas, mareos o falta de aire. Si aparece alguno de estos síntomas, reposa. Es posible que tu cuerpo esté “diciéndote” que le estás pidiendo demasiado y que necesitas quitar el pie del acelerador por un rato.