Todo lo que envuelve el mundo de los astronautas, genera mucha curiosidad entre las personas. ¿Qué comen? Es una de las grandes cuestionantes que surgen en torno a este tema.
La comida de los astronautas es un aspecto fundamental para el éxito de la misión. Además de tener buen sabor, debe ser nutritiva.
Por todo el trabajo y ejercicio físico que requiere estar en el espacio a causa de la falta de gravedad, los tripulantes de cada misión deben alimentarse con platos nutritivos a base de verduras, legumbres, bebidas y postres los cuales se planean hasta con meses de anticipación para que no falte ninguno, no se dañen y contengan las vitaminas suficientes.
La NASA cuenta con un programa llamado ‘Advanced Food Technology’ donde un equipo de expertos se encarga de estudiar cada ingrediente y empacar cada platillo para que se conserve y pese lo menos posible.
Para que la comida sea adecuada para cada misión, primero es necesario deshidratar y congelar cada alimento, y luego se guarda en un recipiente donde se le extrae el aire y el agua que contiene, así pasan a un estado gaseoso que los conserva adecuadamente; a esto se le llama liofilizar un alimento.
De acuerdo a informaciones de la NASA, los astronautas deben consumir al menos 3,200 calorías diarias, y deben llenar un formulario donde registran cada uno de los alimentos que ingieren para identificar si se están alimentando adecuadamente. En caso de no ser así, ya que en el espacio se tiende a perder el apetito por las condiciones climáticas, un experto nutricionista espacial lo asesora desde la tierra.
Comer en el espacio es una actividad muy estricta y de mucho cuidado, ya que, por las condiciones climáticas, tan solo una migaja de pan o gota de alguna bebida puede flotar y dañar gravemente los equipos. Es por eso que cada alimento está empaquetado con un plástico muy resistente y antes de ser ingeridos se deben hidratar con un poco de agua.
Debido a que en el espacio no hay gravedad, todos los objetos pueden salir volando, así que los astronautas sujetan una bandeja a su pecho con agarraderas muy fuertes, y usan cubiertos magnéticos para asegurar que no saldrán volando y ocasionarán ningún daño en la nave.
Aunque parezca insólito, antes de que los astronautas emprendan su viaje, deben tener un entrenamiento especial para aprender a comer de la manera adecuada en el espacio y evitar que las partículas de cada alimento dañen la nave. En este aprenden a abrir cada empaque, a hidratar y cocinar la comida, y a evitar derramarla.
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Lo que no pueden comer en el espacio
El programa espacial ha evitado durante mucho tiempo el pan, ya que a menudo carece de la estructura y la vida útil necesaria para trabajar como alimento espacial. Para muestra, una anécdota que recogía la revista Quo.
En 1965, la misión Gemini 3 se propuso evaluar la comida que podían ingerir los astronautas. Gus Grissom y John Young decidieron introducir una empanada de carne sin contárselo a los responsables de la misión. Sin embargo, al comerla miles de migas se desperdigaron y volaron por la nave, lo cual implica riesgos.
En las naves no se permite ningún condimento granulado como por ejemplo la sal, la pimienta o el azúcar, ya que pueden provocar graves problemas en el espacio de microgravedad. Por eso la NASA ha desarrollado alternativas líquidas para que usen los astronautas a la hora de comer.
La carbonatación en bebidas como las gaseosas actúa de manera diferente en el espacio que en la Tierra. Como resultado, las burbujas de dióxido de carbono permanecen en el líquido, inclusive después de haberse bebido, pudiendo causar malestar digestivo a los astronautas.