El retraso por parte de la Comisión Estatal de Elecciones en el suministro de los datos y lo cerrado del resultado provocó que García Padilla no celebrara la victoria hasta entrada la madrugada, mientras que el gobernador Luis Fortuño se remitió al recuento final, que según dijo no terminará hasta la mañana del miércoles.
Con el 86 % escrutado, el 47,80 % de los votos fueron para el líder del PDD, sólo 0,61 puntos y 9.943 votos más que el gobernador Fortuño.
El referendo incluyó una consulta, no vinculante, sobre el estatus de la isla en la que, hasta el momento, va por delante el rechazo a mantener la actual relación con Estados Unidos, con el 53,79 %.
García Padilla se dirigió a sus simpatizantes en la sede del partido en San Juan para anunciar que gobernará para todos los puertorriqueños, en tono conciliador y tras reconocer el esfuerzo de todos los candidatos.
Una criminalidad sin freno ligada al narcotráfico que le costó la vida en 2011 a más de 1.100 personas, el desempleo cercano al 15 % y una economía estancada desde hace más de un lustro decantaron la balanza a favor del candidato del PPD frente a Fortuño, desgastado por cuatro años de gobierno.
El despido de cerca de 30.000 empleados públicos, a los que Fortuño puso en la calle nada más llegar al poder, su enfrentamiento con los sindicatos que le costó una huelga general y un fallido intento de poner en marcha un gasoducto que le puso en contra a los ambientalistas le pasaron factura en las elecciones del martes.
La victoria de García Padilla pone fin a cuatro años de Fortuño al frente del Ejecutivo puertorriqueño pero significa, sobre todo, el adiós, por el momento, a las aspiraciones que tenían los anexionistas de dar un paso más hacia la integración de la isla caribeña en Estados Unidos, razón de la consulta sobre el estatus no vinculante celebrada este martes.
En una reciente entrevista concedida a Efe, García Padilla apostó por continuar con el Estado Libre Asociado como la opción política más adecuada para Puerto Rico.
“Los puertorriqueños creen, y yo creo, en el desarrollo autonómico del Estado Libre Asociado al máximo de los poderes que es posible obtener dentro de nuestra relación permanente con los Estados Unidos de América”, apuntó en esa entrevista.
García Padilla no hizo sino suscribir la doctrina del fundador de su partido, Luis Muñoz Marín, quien negoció con Washington en los años 50 el modelo político actual, que, aunque dota de gran autonomía a Puerto Rico, supedita la aplicación de su carta magna a la voluntad del Congreso estadounidense.
El tema del estatus es causa de que los partidos políticos no se constituyan en la isla en torno a una ideología socioeconómica, sino a la posición que toman respecto a la relación con Estados Unidos, país que le da pasaporte y moneda y se encarga de la defensa y relaciones exteriores de la isla.
García Padilla, ayudado por su equipo de campaña, supo quitarse en los últimos meses el estigma de político sin ideas claras y falto de proyecto con un actitud ante los medios de comunicación muy agresiva que no encontró respuesta en el poco enérgico Fortuño.
En los dos debates antes de las elecciones, desdibujados por celebrarse en formato de a seis con los otros cuatros candidatos de relleno, García Padilla ganó enteros al imponerse con su agresividad a Fortuño.
El líder del PPD, incluso, se permitió prácticamente ordenar al gobernador saliente que pidiera perdón a uno de los asistentes del público al debate, uno de los miles de despedidos consecuencia de los recortes que acometió en 2009 para reducir el déficit público.
García Padilla repitió durante toda la campaña que Fortuño convocó la consulta sobre el estatus coincidiendo con las elecciones a gobernador para distraer la atención de los problemas reales de la isla, el desempleo y la criminalidad.
A partir de ahora deberá poner en marcha sus apuestas de gobierno que, según adelantó, pasan por ahondar en el Estado Libre Asociado, favorecer la redistribución de ingresos, la mejora de la educación y potenciar la agricultura.