SAN JUAN.- El gobierno del presidente Donald Trump declaró el jueves que sus esfuerzos de socorro para Puerto Rico son exitosos; nombró a un militar para que esté a cargo de las operaciones de recuperación y suspendió por 10 días las restricciones para que embarcaciones extranjeras lleven provisiones a la isla, pero sin embargo, los puertorriqueños aseguran que la ayuda es escasa y desorganizada.
A ocho días del paso del huracán María por Puerto Rico, el abasto de alimentos se agota en algunas localidades remotas, las comunicaciones no mejoran y no hay esperanzas de que la electricidad y el agua potable se restablezcan pronto para la mayoría de los 3,4 millones de puertorriqueños.
El presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, prometió que se le inyectarán $6.700 millones de dólares a la cuenta de asistencia de desastres de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencia (FEMA por sus iniciales en inglés) antes de que finalice la semana.
La secretaria interina de Seguridad Nacional, Elaine Duke, declaró que “el plan de ayuda está bajo control”.
A las afueras de la capital, San Juan, los habitantes afirman que no hay nada más lejos de la realidad.
Mari Olivo, un ama de casa de 27 años, dijo que no ha recibido ayuda y que desde la víspera se quedó sin comida.
Por su parte, Javier San Miguel, un contador de 51 años, dijo que no ha visto ayuda federal por ningún lado.
En el poblado de San Lorenzo, unos 65 kilómetros (40 millas) al oeste de San Juan, las personas atravesaban agua que les llegaba a las rodillas para obtener provisiones, debido a que el puente que cruza el río Manatí quedó destruido por la tormenta.
Los residentes de San Lorenzo recolectan agua de lluvia para beber y se turnan para cocinar alimentos entre ellos, debido a que las provisiones básicas se están agotando.