Por Amena Bakr

DOHA (Reuters) – Los últimos esfuerzos para poner fin a la guerra de 12 años en Afganistán parecían sumirse en la confusión el jueves, después de que una disputa diplomática sobre la nueva oficina de los talibanes en Qatar retrasara las negociaciones preliminares entre Estados Unidos y los insurgentes islamistas.
Las conversaciones entre funcionarios estadounidenses y de los talibanes estaban previstas para el jueves en Qatar, pero el malestar del Gobierno afgano y la fanfarria que rodeó la inauguración de una oficina talibán en el estado del Golfo Pérsico sumió los preparativos en la confusión.
La disputa podría fijar el tono de lo que se prevén como unas negociaciones largas y arduas para poner fin a una guerra que perdura desde la invasión estadounidense de Afganistán que siguió a los atentados de al Qaeda del 11 de septiembre de 2001 contra objetivos estadounidenses.
Consultado sobre cuándo se celebrarán ahora las conversaciones, la fuente en Doha dijo: “No hay nada previsto que yo sepa”. Sobre si eso quería decir que no tendrían lugar el jueves, añadió: “Sí, eso es correcto”.
El secretario de Estado estadounidense, John Kerry, habló el martes por la noche con Karzai y luego el miércoles por la mañana en un esfuerzo por desactivar la controversia, dijeron funcionarios de Estados Unidos y Afganistán.
Una bandera talibán que había sido izada en la oficina talibán el martes se descolgó y yacía sobre el suelo el jueves, aunque todavía aparecía atada a un mástil.
Una placa con la inscripción “Oficina Política del Emirato Islámico de Afganistán” también se había retirado. Pero una placa similar colocada en una pared dentro del edificio seguía allí el jueves por la mañana, dijeron testigos.
Consultado sobre si la oficina talibán en Doha había provocado un sentimiento de optimismo sobre los esfuerzos de paz, la fuente replicó: “Optimismo y pesimismo son irrelevantes. Lo más importante es que ahora sabemos que los talibanes están listos para hablar, y a veces hablar es caro”.
Las noticias sobre las conversaciones entre Estados Unidos y los talibanes habían dado esperanzas de que el Gobierno de Hamid Karzai y los talibanes pudieran entrar en sus primeras negociaciones directas sobre el futuro de Afganistán, con Washington actuando como mediador y Pakistán como un participante externo importante.
Los talibanes hasta ahora se habían negado a hablar con Kabul, llamando a Karzai y a su Gobierno títeres de Occidente. Pero un alto funcionario afgano dijo previamente que los talibanes ahora tenían la voluntad de considerar conversaciones con el Gobierno.
INTERCAMBIO DE PRISIONEROS
El poderoso Ejército de Pakistán jugó un papel central para convencer a los talibanes de mantener conversaciones con Washington, dijeron funcionarios pakistaníes y estadounidenses, un cambio desde la visión extendida de Estados Unidos de que estaba obstruyendo la paz en la región.
Un intercambio de prisioneros era posible que pasara como una primera medida para construir confianza entre ambas partes, dijo un funcionario pakistaní, que prefirió no ser identificado.
Pero agregó que había muchos que quisieran mantener el status quo para continuar beneficiándose de la economía de la guerra y las caóticas condiciones actuales.
“La apertura de una oficina de los talibanes y la disposición de Estados Unidos a mantener conversaciones con los talibanes son un movimiento adelante. Lo que pase depende de la calidad del diálogo y la voluntad política de los interlocutores”, sostuvo.
Pakistán ha sido particularmente crítico del presidente afgano, Hamid Karzai, a quien ve como un obstáculo para un acuerdo de paz.
En sus conversaciones con los funcionarios estadounidenses, se esperaba que los talibanes demandaran la vuelta de ex comandantes ahora detenidos en la prisión militar estadounidense en la bahía de Guantánamo, Cuba, una iniciativa a la que se oponía gran parte del Congreso estadounidense, así como la salida de todas las tropas extranjeras.
Estados Unidos quiere el regreso del único prisionero de guerra estadounidense que se conoce del conflicto, el sargento Bowe Bergdahl, que se cree que está en manos de los talibanes.
La disputa protocolar estalló el miércoles cuando el presidente afgano dijo que su Gobierno no se uniría a las conversaciones de Estados Unidos con los talibanes y que detendría las negociaciones con Washington acerca de un pacto sobre las tropas posterior a 2014.
Funcionarios del Gobierno de Karzai, airados por el nombre oficial que los talibanes eligieron para su oficina política en Doha, dijeron que Estados Unidos había violado las promesas de que no daría estatus oficial a los insurgentes.
Miembros del Gobierno afgano se manifestaron en contra de la impresión de que los insurgentes habían conseguido algún nivel de reconocimiento político internacional y de que podrían usarlo como embajada oficial o incluso como una sede para un gobierno en el exilio.
“Siempre y cuando el proceso de paz no esté liderado por Afganistán, el Alto Consejo para la Paz no participará en las conversaciones en Qatar”, dijo Karzai en un comunicado, refiriéndose al organismo que creó en 2010 para buscar la paz con los talibanes.
Un comunicado en el sitio web del Ministerio de Relaciones Exteriores de Qatar aclaró el miércoles que la oficina se denominaba “Oficina política para los talibanes afganos en Doha” y no “Oficina política para el Emirato Islámico en Afganistán”.
La fuente cercana al tema dijo: “Los talibanes tienen que entender que esta oficina no es una embajada y que no están representando a un país”.
La disputa sobre la oficina talibán después de meses de diplomacia entre bastidores para reiniciar las negociaciones de paz puso de relieve lo que según Estados Unidos es una falta de confianza entre Karzai y los talibanes, que han luchado para derrocar al Gobierno y expulsar a los soldados extranjeros.
(Reporte de Amena Bakr, escrito por William Maclean y Yara Bayoumy. Traducido por la Redacción de Madrid; Editado por Carlos Aliaga y Lucila Sigal)