QUITO.- Las fisuras en el hasta hace poco monolítico partido de gobierno ecuatoriano se agravaron hasta transformarse en una ruptura al máximo nivel, cuando el presidente Lenín Moreno retiró todas sus funciones al vicepresidente Jorge Glas.
La decisión se dio a conocer mediante un decreto ejecutivo emitido el jueves, luego de que se hicieran públicas presuntas pruebas de corrupción con Odebrecht y de una desafiante carta enviada la víspera por el segundo mandatario.
En el decreto, el presidente argumentó que “la lealtad como el compromiso asumido por el proyecto político… implican servir a la patria en unidad de esfuerzos, lo cual no ha sido debidamente por el vicepresidente de la República” al tiempo de señalar que “una relación diáfana entre los gobernantes y sus mandantes… implica la transferencia de una información veraz sobre los grandes temas de interés nacional”.
Más tarde, en rueda de prensa, Glas aseveró: “mi actual situación es una clara retaliación política por actuar conforme a lo que me dicta mi conciencia. No podía estar impávido al estar al lado de una persona que continuamente ha atacado a nuestro proyecto revolucionario”.
Glas también denunció que ya no le permiten usar el avión presidencial, por lo que responsabiliza a Moreno de su seguridad, y añadió que seguiría siendo vicepresidente de los ecuatorianos y trabajaría para erradicar la pobreza.