SANTIAGO. Preocupa al Arzobispado de esta ciudad la cantidad de hechos trágicos en que los protagonistas son hermanos, padres, hijos y esposos, situación que provoca que se debilite el núcleo familiar, con terribles consecuencias.
El punto de vista sobre el particular aparecerá consignado en la edición del domingo del semanario Camino, órgano escrito de esa institución religiosa.
En el editorial titulado ¿Quién lo iba a decir?, recuerda que la familia es uno de los regalos más hermosos que ha dado Dios, a través de la cual se aprende a compartir, ser solidarios, a respetar a los demás y a conocer el amor fraterno.
“Los valores que aprendemos en el hogar, son la savia que alimenta el crecimiento integral en nuestro peregrinar por la tierra, sin embargo, la realidad actual nos presenta otro panorama”, refiere Camino.
Y agrega que en los últimos años “hemos visto cómo en nuestro país, en algunos segmentos de la población, este núcleo esencial de la sociedad se va debilitando, y las consecuencias son terribles”.
“Así lo demuestra la cantidad de hechos trágicos en donde los protagonistas son hermanos, padres, hijos, esposos y esposas”, insiste el órgano escrito del Arzobispado de esta ciudad.
Destaca que en la actualidad se observa que ante un crimen, los procesos investigativos inicialmente apuntan hacia los familiares de la víctima, descubriéndose, para espanto de la ciudadanía, que los ejecutores del mismo fueron parientes muy cercanos.
Un Apunte
Cultura
de paz
Camino invitó a las autoridades y al pueblo cumplir con la misión de impulsar una cultura de paz. “Ante la criminalidad que nos envuelve, que prevalezca la ley, sin importar las condiciones sociales, políticas y económicas de quienes la violan”.
“¿Qué está pasando? ¿Hasta dónde llegará la degeneración de una parte del pueblo dominicano? “, se pregunta el editorial, que estima el afán de lucro y la búsqueda de dinero fácil “nos están conduciendo por estos senderos infernales”.
Tales cosas ocurren, sostiene, sin que la sociedad se dé cuenta de que se está marchitando el futuro, haciendo de la patria una pesadilla, pero que no hay espacios para lamentos.
Por eso, plantea asumir el reto que significa ese desafío, porque “no podemos permitir que la violencia invada todos nuestros espacios, y menos el de la familia”, al considerar que los valores no se han perdido, sino que algunos los han enterrado.
Camino invita a las autoridades y al pueblo cumplir con la misión de impulsar una cultura de paz. “Ante la criminalidad que nos envuelve, que prevalezca la ley, sin importar las condiciones sociales, políticas y económicas de quienes la violan”.