1.- ¿Por qué no podemos los dominicanos hacer un alto en el debate de sordos en que hemos convertido los problemas de la nacionalidad y de la agobiante inmigración de haitianos para retomar el diálogo y el esfuerzo por establecer cuáles cosas nos unen y cuáles nos dividen?
2.- ¿Por qué nos resulta tan difícil entender que no puede tener los mismos derechos, el que nació en el país y fue alguna vez inscrito como dominicano o dominicana, que los que vinieron del exterior, de Haití, en su mayoría ya adultos?
3.- ¿Por qué no aceptamos que hace tiempo la soberanía nacional es un concepto limitado por innumerables tratados internacionales de los que es suscriptora la nación dominicana, no sólo en materia de derechos humanos, sino también en cuestiones tan diversas como comercio, medio ambiente, energía nuclear o derecho de autor?
4.- ¿Por qué si hemos acatado condenas internacionales por violar tratados de libre comercio, demandados por países centroamericanos, no podemos hacerlo con una cuestión más fundamental, como derechos humanos?
5.- ¿Por qué nos ha costado tanto entender las razones por las que ni una sola institución, periódico o personalidad internacional ha aceptado que soberanamente priváramos de la nacionalidad a decenas de miles de personas que habían nacido en el país, aunque los hubiésemos inscrito por error a lo largo de un siglo?
6.- ¿Por qué razón persistimos en responder que somos soberanos para establecer nuestras políticas migratorias cuando lo que nos cuestionan es sobre derecho de los nacidos en el país, como si no fueran dos cosas diferentes?
7.- ¿Por qué si la Ley 169-14 dispuso la validación de las actas de los que habíamos inscrito como dominicanos “por error de interpretación de la Constitución”, nos tardamos 13 meses para hacerla efectiva, aunque la misma fuera aprobada de urgencia y especificaba que se hiciera “sin ningún trámite administrativo”?
8.- ¿Por qué seguimos afirmando que aquí nadie fue desnacionalizado ni dejado apátrida si el 26 de junio la JCE publicó en 184 páginas de Hoy y del Lístín los nombres de 55 mil personas a las que se les notifica que ya pueden ir a obtener sus actas de nacimiento para recuperar las facultades ciudadanas, y declarar a sus hijos, después de ocho años negándoselo?
9.- ¿Por qué no incluimos al Papa Francisco entre los “enemigos de la patria dominicana” que desacreditan la nación, cuando él se sumó a cuantos reclaman derechos humanos, al decirle a los obispos dominicanos que no pueden ser indiferentes y deben colaborar con las autoridades “para alcanzar soluciones solidarias a los problemas de quienes son privados de documentos o se les niega sus derechos básicos”?
10.-¿ Qué ganamos con llegar al extremo de hostigar a ejecutivos de instituciones internacionales reconocidas en materia de derechos humanos y retener en el aeropuerto al director para las Américas de Human Rights Watch, para que esa misma noche CNN le pusiera a hablar durante media hora y sus denuncias se reprodujeran por todo el mundo?
11.- ¿Cuándo vamos a entender el daño que le estamos causando a la imagen internacional del país, y que estamos perdidos al pretender confundir derechos de los dominicanos de ascendencia haitiana nacidos en el país con el derecho a regularizar y limitar la inmigración?
12.- Y finalmente, ¿por qué no cerramos honradamente el capítulo de los desnacionalizados, completando las garantías de los que aún quedan sin derecho y nos concentramos en la regularización que ningún extranjero rechaza y en lo que estamos de acuerdo y reclamamos todos los dominicanos?