La precariedad en el hospital Inmaculada Concepción de Port-de-Paix, en el departamento Noroeste de Haití y el lugar más cercano al epicentro del sismo de 5,9 de magnitud del sábado, afecta hoy la atención a los heridos por el terremoto.
La mayoría de las víctimas del seísmo se registraron en Port-de-Paix, donde ocho personas murieron, mientras que en Gros Morne, en el departamento de Artibonite, se registraron 3 muertos y otro en Saint-Louis du Nord, y los heridos ascienden a 188, según datos del Ministerio del Interior.
Incluso hoy el temor por las réplicas ha hecho que muchos haitianos prefieran dormir fuera de sus casas.
Muchos de los heridos reciben atención en las afueras del hospital Port-de-Paix, cuyo responsable de la unidad de urgencia, Rubén Pierre, reconoció en declaraciones a Efe las limitaciones del centro para dar asistencia a los heridos, así como a las personas que se han acercado por síntomas de ansiedad por la situación.
De hecho, los mismos médicos están durmiendo en las calles, al igual que los pacientes ante la falta de camas en este centro, que también carece de equipos e insumos.
Además, Pierre señaló que “la gente tiene miedo de los edificios”, por lo que han preferido dormir fuera de sus casas. El epicentro del seísmo del sábado se registró frente a la costa noroeste, 20 kilómetros al norte de Port-de-Paix y a 175 kilómetros de la capital, Puerto Príncipe, a una profundidad de 15,3 kilómetros, según informó en su página web el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, siglas en inglés).
En menos de 24 horas se registró otro temblor de magnitud 5,2 en la escala abierta de Richter con epicentro muy cerca al del terremoto del sábado, concretamente a 16 kilómetros de Port-de-Paix, y a una profundidad de 10 kilómetros.
Port-de-Paix es la capital del departamento Noroeste, el más pobre del país, donde hay muchas zonas aisladas por las deficientes infraestructuras.
Y el trayecto en carretera hasta Puerto Príncipe, la capital haitiana, dura unas siete horas, pese a que la distancia es solo de unos 175 kilómetros. Desde Gros-Morne, en el departamento de Artibonite, Carol Josette narró por teléfono a Efe que pasó la pasada noche a la intemperie junto a sus tres hijos después de la réplica de 5,2 de magnitud que sacudió parte del país la tarde de este domingo, por temor a que su casa se derrumbara.
“Mi casa no fue destruida, pero no pienso volver a dormir dentro por un rato. Hace días todo estaba bien pero ahora tenemos miedo”, dijo la mujer, quien señaló que “queremos y necesitamos casas temporales para este periodo difícil”. A la vez, lamentó el hecho de que ni el presidente del país, Jovenel Moise; ni el primer ministro, Jean Henry Ceant, se hayan presentado a esta localidad. “Estamos esperando ayuda que no ha llegado todavía. Llamo a las autoridades locales a actuar y ayudarnos”, señaló.
El terremoto destruyó el principal liceo de Gros-Morne, así como su auditorio más grande, lo que afectará cientos de estudiantes.
El presidente Moise recorrió ayer las zonas más afectadas por el terremoto del sábado, y aseguró que ya han llegado las primeras ayudas.
En una rueda de prensa en Puerto Príncipe tras visitar las zonas del norte del país más afectadas por el seísmo, Moise dijo que hay instrucciones “de asistir a la población para preservar la calma y la paz”, y para responder “a las necesidades de las víctimas”.
Este terremoto es uno de los más fuertes que sufrido Haití tras el ocurrido el 12 de enero de 2010 de magnitud 7 en la escala abierta de Richter que causó más de 300.000 muertos, un número similar de heridos, unos 1,5 millones de damnificados y la casi total destrucción de su capital, Puerto Príncipe.