Por Willians De Jesús Salvador
En un país de cultura caudillista el Partido Revolucionario Dominicano, se caracterizó siempre por ser la escuela democrática del partidismo en la República Dominicana.
En este partido político todos los ciudadanos tenían la oportunidad, por sus méritos a convertirse en potenciales líderes en la organización, y por ende, jugar un papel estelar en el escenario político y electoral dominicano.
Mi generación política y las anteriores, ascendíamos en el organigrama partidario quemando las diferentes etapas políticas, que se iniciaba con el comité de base, los comités zonales, comité ejecutivo municipal, a la vez que hacíamos vida intensa en los frentes de masas, y en los Sindicatos profesionales.
En ese largo trajinar aprendimos que las posiciones políticas solo las bases del partido, son las que tienen el derecho a otorgarlas a los dirigentes. Ni se compraban, ni se regalaban, se ganaban en las convenciones del partido.
Todos pensábamos que la democracia es parte esencial de la existencia y razón de ser del Partido Revolucionario Dominicano, el partido del pueblo.
Hemos leído en la prensa nacional, una carta del Ing. Hipólito Mejía Domínguez, en la que se hace pública la propuesta del Presidente del PRD, Miguel Vargas Maldonado, con la finalidad de buscar una salida a la crisis institucional, que mantiene este partido en un caos, sus organismos disfuncionales y alejado de sus responsabilidades como partido opositor.
Supuestamente el Ing. Miguel Vargas, desea que se le asigne o se le otorgue la Candidatura Presidencial del 2016, y a su vez asignar al sector del ex presidente Mejía la Vicepresidencia, y la cúpula del partido ser reparta los cargos, entre la elite que rodea a los lideres mesiánicos y con ínfulas de Ayatolas del PRD del siglo XXI.
Cualquiera con un mínimo de cultura política, pensaría que se trata de una propuesta indecente.
Al PRD de hoy, le pasa como a la Señora Parkington, de la novela de escrita por Louis Bromfield, recreada en los años posteriores a la gran depresión norteamericana del año 1929. Se trata de una mujer adinerada que a sus años, había conocido muchos hombres como Anthony Stilbron, y ninguno era de fiar: individuos que creían que sus privilegios les situaban por encima de las leyes morales de los ciudadanos corrientes.
El escenario político a lo interno de los partidos y la sociedad en su conjunto, parece ser un cuadro pintado en acuarelas de este tipo de ser humano, que entienden que las posiciones de los partidos, la sociedad y hasta la jefatura del estado, debe ser el resultado no la legitimación de sus conciudadanos, sino, producto de tratativas carentes las más mínimas esencias democráticas.
Entre las obras clásicas que esta todo político en la obligación de leer, es la Rebelión de las Masas de Ortega y Gasset, para evitar que ese gran incendio popular lo devore, están conduciendo las bases del PRD, a su dirigencia media, alta y lideres zonales, municipales y nacionales, a una rebelión en contra del actual estado de miseria política que vive el PRD. La era más triste de toda su historia. Ni en los aciagos días del golpe de estado a su primer gobierno constitucional, se recuerdan actitudes de resquebrajamiento de su institucionalidad.
Perredeistas, pueblo dominicano, se eclipsa entre las brumas del infortunio la democracia interna del partido, que es el gran activo político para los hombres y mujeres, que no pueden ir a la subasta a comprar un cargo partidario o una candidatura.
Será necesario que apliquemos esta estrofa del himno del partido:
Que esa niebla que a ti te rodea, y ensombrece tu dicha y tu vida se disipe al instante vencida por la fuerza y la luz de la idea.