Es legitimo, aceptable que en un determinado transito los partidos políticos pueden celebrar acuerdos de colaboración sobre una amplia variedad de cuestiones, entre ellos la participación mixta en las elecciones, la formación conjunta del gobierno tras los comicios, la oferta de apoyo externo a un gobierno existente.
E incluso, la unión de fuerzas con varios partidos para derribar a otro, para modificar elementos del sistema político o para determinar políticas concretas.
Las alianzas pueden adoptar formas y grados muy diferentes.
Que incluyan presentar listas de uno u otro partido en cada circunscripción, a fin de optimizar el apoyo electoral que se espera para cada uno de los partidos.
Esta es una práctica común en los sistemas de partidos maduros que asegura la máxima eficacia de sus campañas y previene los efectos negativos que la dispersión del voto podría ocasionarles.
Ahora se plantea un “compromiso, una alianza electoral, entre el PRD, el PLD y fuerzas aliadas ( 19 partidos en conjunto) para marchar juntos contra el PRM sus viejos y ortodoxos dirigentes conservadores dirigido y a la cabeza de Hipólito Mejía y su PPH”.
Estos acuerdos se aplican y abarcar a diferentes ámbitos, a las elecciones presidenciales, congresuales o municipales; durante un periodo de tiempo o indeterminado.
Para el PRD este pacto o acuerdo con el PLD no implica poner en peligro su independencia política y tu libertad de agitación, mucho menos que en el camino del mismo se asuman actitudes y declaraciones que puedan verse como traición a lo consensuado.
Por ello es inoportuna, lacera y crea preocupación la advertencia del secretario general del PLD, Reinaldo Pared Pérez ,de que “en la alianza con el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) no hay ninguna candidatura asegurada porque ese partido ya no es el mismo del “2010 y el 2012”.
Uno se pregunta por qué hacen este tipo de pronunciamiento, ya estas declaraciones han empezado a generar dudas sobre el cumplimiento de los acuerdos arribados para modificar la Constitución y permitir la repostulación del presidente Danilo Medina, y hacer un gobierno de unidad nacional, de acuerdo sobre un proyecto verdadero de nación.
El acuerdo al que habrían arribado el presidente Medina y el presidente del PRD, Miguel Vargas, implicaría mantener la actual cuota congresual y municipal del partido blanco, pero las declaraciones de Reinaldo Pared Pérez de que no hay candidaturas pactadas son contrarias a esa versión.
Es que se pretende no cumplir la segunda parte de los acuerdos…
Los efectos serian devastadores no tanto para el PRD, sino para el PLD y su posibilidad de mantenerse en el Poder.
En esos sectores del PLD debe regir la prudencia, deben apegarse a la estrategia diseñada por el presidente Danilo Medina, a su política de búsqueda de hacer un gran pacto de reconciliación nacional con las principales fuerzas y partidos del sistema.
Deben tener cuidado con el triunfalismo y creerse que lo tienen todo amarrado para las elecciones próximas, sean humildes al recibir a sus nuevos aliados, dejen de proclamar, dejen los decires de que “con el PRD no hay nada cierto ni seguro”.
Cuál es el interés al decir que el PRD se ha devaluado, que no es lo mismo un PRD de 2010, 2012 ni 2015.
Dejen de confrontar a los nuevos y viejos aliados.
Bajen de las nubes, pisen realidades, a menos que no exista una conspiración interna en el PLD que procure polvorizar a esa organización y poner en la boca del lobo, en el escarceo del show político de descredito a su liderazgo, ese liderazgo que se ha mantenido en el poder durante estas últimas décadas.
Solo un pacto como el que se procura, con el PRD y aliados, podría reivindicar al PLD, bajo un Gobierno de Unidad Nacional, de pacto de acuerdo de Nación, porque el partido morado y su principal líder, por el ejercicio del Poder, es un hecho irrefutable que ha quedado malherido por una suma de acontecimientos nacionales, que le han quitado fuerza y capacidad de permanecer en el Poder.
No procuren fragmentar en capillas, con declaraciones destempladas, además de intemperantes, generando una confusión aún mayor y lo que es peor, la desconfianza de los militantes, dirigentes y cuadros de los nuevos aliados.
Unido hay victoria, desunido solo derrota, esa coalición es invencible, es la única garantía de triunfo y de hacer los cambios que requiere la sociedad, de bajar esta deuda social que lo lacera todo.
Estos acuerdos del PLD con 17 partidos, incluidos los tres de los más votados en las pasadas elecciones, que además del PRD completan el Partido Reformista y el Moda, es un plebiscito electoral, un triunfo seguro. ¡No lo marchiten! ¡La advertencia está hecha!
El autor es periodista