El deseo sexual puede definirse como la motivación o interés en tener sexo. Hay una búsqueda para satisfacerse a través del acto y se relaciona con las formas más plenas de expresar el amor.
Según la médica sexóloga Lydia Delfino, “el poder está muy ligado a la función sexual del hombre. Incluso hombres socialmente desfavorecidos pueden considerarse afortunados por su supuesta respuesta sexual. Así cuando el varón falla en el aspecto sexual, se encuentra absolutamente indefenso y perdido”.
La pérdida de ganas para tener relaciones sexuales puede ocurrir por diversos trastornos o situaciones físicas, psicológicas y emocionales que en algunos casos se pueden identificar y en otros no.
La experta explica que a nivel de la pareja puede existir una discrepancia entre los niveles de deseo sexual. Por ejemplo, una de las partes con una frecuencia de deseo sexual de 5 veces a la semana, mientras la otra parte solo desea una vez a la semana. Para evitar la incomodidad en estos casoses necesario que ambos lleguen a un acuerdo en cuanto a la frecuencia sexual.
Enfermedades y deseo sexual
Sin embargo, la disfunción eréctil no necesariamente es consecuencia de una incompatibilidad con la pareja o simplemente una falta de atracción. Este trastorno puede ocurrir por factores físicos como la diabetes, niveles de presión arterial, aumento del colesterol, condiciones reumatológicas, cáncer de próstata o eyaculación retrógrada (cuando el hombre eyacula hacia dentro del pene).
En el caso de la diabetes, Delfino destaca que “la disfunción eréctil por causa de la diabetes ocurre aproximadamente 8 a 10 años después de que el hombre sea diagnosticado con ésta”.
Para tratar la disfunción eréctil en casos donde la causa es fisiológica, el Instituto Nacional de la Diabetes y las Enfermedades Digestivas y Renales (NIH, por sus siglas en inglés) recomienda hablar con el médico para reducir o reemplazar medicamentos que puedan causar problemas de erección.
Por otro lado, Delfino explica que “los hombres que sufren trastornos alimentarios pueden presentar bajo deseo sexual. Dentro del grupo de los vigoréxicos (obsesión por conseguir un cuerpo musculoso), los problemas del deseo sexual probablemente son debido a sus malos hábitos dietéticos, a los trastornos hormonales y metabólicos derivados de sus nocivos hábitos de dieta”.
Sin embargo, no todas las razones son por enfermedades crónicas o alteraciones fisiológicas. La falta de deseo sexual puede ser consecuencia de aspectos psicológicos como el estrés, la ansiedad, la depresión, los sentimientos de enojo o coraje, así como malestar con la pareja y la aversión al sexo.
La comunicación es vital
Para la experta, poder contarle a la pareja las sensaciones que siente y lo que está padeciendo es vital para el bienestar de la relación. Sin embargo, para el varón nunca es fácil admitir que confronta problemas para mantener relaciones sexuales. Incluso, Delfino destaca que el promedio para que el hombre busque ayuda por disfunciones sexuales es entre 4 y 8 años una vez que comienza la disfunción.
“La vergüenza es un factor importante en el hombre con disfunción sexual. Se avergüenza no solamente cortando la comunicación, sino también negando la situación. Se aísla, el mensaje que le llega a su pareja es que no le interesa, que la pareja no es atractiva y piensa que no la desea, por lo que se agravan los problemas”, apunta.
Según Delfino, no todos los médicos tienen la pericia en temas sexuales, por lo que la experta aconseja buscar ayuda urológica o sexológica, además de descartar una enfermedad o disfunción de origen físico. En este último caso, los médicos pueden recomendar tratamientos para contrarrestar los efectos secundarios de medicamentos que afectan el libido.
Los ejercicios físicos, el cuidado de la alimentación, dejar de fumar y reducir el consumo de alcohol y las evaluaciones anuales médicas son alternativas que podrían ayudar a mejorar la disfunción eréctil.
No obstante, según Delfino, lo más importante es que en el proceso pueda haber un diálogo constante, “atreverse a hablar con su pareja” y si es necesario, que ambos asistan a terapia de parejas. “Hacer el amor es cosa de dos, y los dos tienen que ir”.