Sí comer huevos, no comer carne magra. ¿No era al revés?
Cuando hace poco el Comité Asesor de Lineamientos Dietéticos de Estados Unidos (DGAC, por sus siglas en inglés) desistió de su recomendación de restringir el consumo de alimentos altos en colesterol (como los huevos) o de reducir el consumo de grasas saturadas -para lo que aconsejaba comer alimentos como carne roja- desandó un camino andado por años.
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Y contradijo lo que en su momento se tomó por evidencia científica buena. Tanto, que se convirtió en creencia arraigada para los consumidores y en la base de toda una industria de alimentos bajos en grasa y colesterol.
Así que los negocios afectados negativamente pusieron el grito en el cielo.
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“Pese a los datos que vinculan la carne roja y procesada al cáncer de colon, también hay evidencia que sostiene lo contrario”, declaró la vicepresidenta de asuntos científicos del North American Meat Institute (Instituto de Carne de Norteamérica) Betsy Booren, a medios locales.
¿Se equivocaron los científicos antes? ¿Qué garantiza que esta vez estén en lo cierto? ¿Cuál consejo seguir?
¿Por qué parece que no pueden ponerse de acuerdo?