Por Nelson Espinal Báez
Según Thomas L. Friedman, en “The World is Flat”, gracias a las fuerzas que ha desatado la globalización en los últimos tiempos, las estructuras económicas, comerciales y políticas están pasando de ser rígidamente verticales a ser francamente horizontales; es así como el mundo se está “aplanando”. El aplanamiento del mundo está propiciando, por otra parte, una nueva era de colaboración entre individuos y comunidades, como nunca antes se había visto, que está afectando, desde el modo de hacer negocios, hasta el papel que deben jugar los Gobiernos.
El problema es qué hacer con las corporaciones, que ya no pertenecen a ninguna nación. Nunca antes las compañías habían gozado de tanta libertad en todo el mundo. Y en un mundo global, las corporaciones no sobrevivirían sin libertad. En ese tenor, Michael J. Sandel, experto en teoría política de la Universidad de Harvard, advierte, -la “colaboración” puede ser considerada sólo un “eufemismo” para nombrar la contratación de mano de obra barata en India, China o América Latina, la única forma de asegurar que estos intereses converjan en un mismo punto es asegurándose de que la población esté bien formada y de que sea capaz de reclamar su parte del pastel global, así como inventarse su propio pastel.
En ese reclamar nuestra parte del pastel global e inventarnos nuestro propio pastel debe estar la República Dominicana. Renegociar con la Barrick Gold debe ser asumido con la mayor seriedad, transparencia y visión de Estado posible, no con populismo ni demagogia.
Para evitar irracionalidades, es pertinente entender que toda negociación es un intercambio de criterios objetivos. Estos son, aquellos elementos fuera de la opinión particular de las partes o de la valoración subjetiva de éstas, que le dan a una eventual propuesta visos de legitimidad y objetividad. Los criterios objetivos son persuasivos. Fundamentan una propuesta y apoyan a las partes a transformar la negociación de una simple guerra de egos o torneo de voluntades, a un proceso serio, racional que busca el entendimiento, un mejor resultado.
En la actual situación de la Barrick Gold con el Estado Dominicano hay un criterio objetivo muy poderoso: El contrato firmado con Placer Dome elaborado con la asistencia de expertos internacionales calificados, el cual establecía, como beneficios a favor del Estado Dominicano, el 25% de participación en las utilidades netas y el 3.2% como regalía por retorno neto de fundición, aparte del 25% de impuesto sobre la renta. Contemplando también, que Placer Dome se haría cargo de una parte del costo de recuperación ambiental. La empresa Barrick Gold compró ese contrato a Placer Dome.
En este sentido, el reputado economista Eduardo García Michel, en su condición de ex miembro de la Junta Monetaria para el año 2002, relata en artículo publicado en este Diario Libre, cuando recibieron comunicación del Presidente de la República, Hipólito Mejía, informando la decisión de licitar las operaciones de la Rosario Dominicana, encargando a la Junta Monetaria que asumiera la responsabilidad del proceso de licitación, como en efecto se hizo. Y afirma, “Barrick Gold compró ese contrato a Placer Dome, y no otro.
Al solicitar y obtener sus modificación en el 2009, hay que lamentar que también se echara por la borda un notable esfuerzo de asegurar transparencia, seguridad jurídica, y resultados justos para las partes envueltas. La esencia de la licitación fue vulnerada, pues con las nuevas condiciones introducidas, las otras empresas licitantes muy bien pudieron haberlas ganado, mientras el Estado quedó afectado en sus expectativas de ingresos, lo que alteró, en su contra, el principio de estabilidad fiscal… una forma de consolidar la seguridad jurídica es proceder a respetar los términos originales del contrato del 2002.”
Esto nos permite ver, que la renegociación del contrato utilizando del contrato con la Placer Dome como criterio de legitimidad, es entonces el retorno, a la transparencia y la seguridad jurídica, no sólo a lo interno del país, sino en sus relaciones con la inversión extranjera. Pues fueron empresas de inversión extranjera que compitieron en aquella licitación. Y fueron estos inversionistas extranjeros que, con los cambios realizados al contrato en el año 2009, se vieron vulnerados en sus legítimos derechos de competidores y cotizantes en una determinada licitación internacional.
En otras palabras, la renegociación del contrato de la Barrick Gold fundamentado en estos criterios, debe ser visto primero, como un retorno a la transparencia y la seguridad jurídica de toda la inversión extranjera presente, pasada y futura. Segundo, como una forma de asegurarle a la inversión extranjera en nuestro país una serie de reglas confiables, estables y de conformidad con la licitación pública internacional transparente y exitosa del año 2002, en la cual la Placer Dome ganó, y su continuador jurídico, Barrick Gold, a través de Barrick Pueblo Viejo asumió.
Lo ideal es que este proceso esté liderado por la racionalidad, sin tremendismo de ninguna de las partes. Sin olvidar que para toda inversión nacional o extranjera, fueron las autoridades del mismo partido político que auspiciaron la modificación del contrato en el 2009 dentro del marco institucional del gobierno de esa misma organización, aprobado por un congreso mayoritario de esa misma entidad. Aprendamos todos la lección, lo de la Barrick es un síntoma de que, tal como afirmé en artículo anterior, “La República Dominicana es víctima de un sistema político disfuncional, institucionalizado por una clase política que se enfoca en reformas que no atacan el corazón del problema y celebran el consenso para no cambiar. Si de este momento nacional no se mira más allá de las coyunturas y no se toman medidas y acciones concretas para transformar la estructura y sus funciones, se revelará nuestra incapacidad para encarar nuestro futuro colectivo, nuestro destino nacional… Si la clase política no logra construir los cimientos de una verdadera democracia capitalista condenará a los sectores productivos y a todo el país a profundizar el subdesarrollo, a ser un terreno aún más fértil para la violencia, la inseguridad ciudadana y los grupos extremistas.” Hagamos pues que nuestro país sea capaz de “reclamar su parte del pastel global, así como inventarse su propio pastel” con transparencia y visión de Estado. http://www.diariolibre.com/