La exaltación pasó a segundo plano
La Policía Nacional dominicana ha pasado por distintas etapas a lo largo de la historia del país.
Fue el 2 de marzo de 1936 cuando el expresidente Rafael Trujillo emite el decreto 1523 con el que los diversos cuerpos de la policía municipal de la República quedaron fundidos en uno solo con el nombre de Policía Nacional. Además, estableció que la institución dependería directamente de la entonces Secretaría de Estado de lo Interior, Policía, Guerra y Marina, bajo la dirección de un Jefe Superior.
Aunque es una institución con una larga trayectoria, en las encuestas de opinión ciudadana, la Policía Nacional regularmente no obtiene los mejores puntajes. Por ejemplo, el Latinobarómetro 2017 arrojó que solo el 24% de la población en la República Dominicana tiene confianza en la institución, el 14to. porcentaje más bajo de un grupo de 18 países.
Además, el 56% considera que hay probabilidad de sobornar a un policía para evitar una detención.
El decreto 239-01 que creó el Museo Policial Dominicano establece entre sus propósitos que este fungiera como “un instrumento de exaltación de los valores policiales y de apoyo a la conducta ética del policía”.
Instituyó una Sala de Honor para “destacar y recordar acciones simbólicas de valor y entrega a la labor policial”.
La necesidad de elevar la imagen de la Policía venía ya desde el año 2000 cuando el Poder Ejecutivo emitió el decreto 906-00, que declaró de interés nacional la Reforma y Modernización de la Policía Nacional y creó la Comisión para la Reforma y Modernización de la Policía Nacional.
En la página web del Sistema de Monitoreo de la Administración Pública (Sismap) se indica que en 2001, la Comisión para la Reforma y Modernización de la Policía Nacional, “tomando en consideración la necesidad de facilitar el acceso a la información sobre la historia institucional de la Policía Nacional a todos los ciudadanos, recomienda al Poder Ejecutivo la creación de un museo policial”.
En el decreto 239-01 también se ordenó que en el Museo, además de las exposiciones permanentes, se implementarán programas educativos, muestras itinerantes, conferencias, videos y bibliotecas especializadas.
Cuando se inauguró la biblioteca se informó a la prensa que esta contaba con más de 5,000 libros donados de distintos géneros y temáticas.
Célida Álvarez, directora técnica de la Biblioteca Nacional Pedro Henríquez Ureña, recuerda que desde 2010 se hacían gestiones para que la entidad apoyara la biblioteca del Museo.
“Surgió la idea de suscribir un convenio interinstitucional para recoger todos los temas vinculados a las expectativas de la Policía Nacional de disponer no solo de un Museo, sino que en el mismo estuviera ubicada una biblioteca de carácter público, es decir, que además de los miembros del cuerpo policial, también brindara servicio a la comunidad”, explica.
Precisa que el acuerdo fue concretado y redactado con fecha 13 de junio del 2011, aun cuando fue el 26 de febrero de 2012 que se produjo el acto de relanzamiento del Museo y la inauguración de la biblioteca y la Sala de Actos.
Álvarez agrega que un equipo de la Red de Bibliotecas Públicas de la Biblioteca Nacional participó en la elección de las temáticas para la adquisición de las colecciones bibliográficas del Museo Policial, revisó y preclasificó grandes volúmenes de libros que entraron por vía de la donación y ayudó en la selección del mobiliario, especialmente el que se destinó para la instalación de la Sala Infantil. Además, ofreció capacitación básica en servicios bibliotecarios al personal.
A pesar del esfuerzo, la biblioteca está en desuso.
Llegan cambios desde el Poder Ejecutivo
El decreto 239-01, emitido en el gobierno de Hipólito Mejía, estableció que el lugar sería dirigido y administrado por un Consejo Directivo y un director ejecutivo, designado por el presidente de la República. Además, creaba un Patronato de apoyo.
Pero con el decreto 45-17, dado en el actual mandato de Danilo Medina, las funciones y atribuciones del Museo se traspasaron al Instituto Policial de Educación y quedaron suprimidos el Consejo Directivo, la Dirección Ejecutiva y el Patronato.
Basándose en este último decreto, entre personal de la Policía consultado para este reportaje se considera que la entidad se suprimió.
Buscando una explicación oficial sobre la inactividad del centro, Diario Libre visitó la rectoría del Instituto Policial de Educación donde se informó que se debía canalizar una solicitud protocolar para hablar del tema.
El pasado 16 de octubre este periódico envió una carta al departamento de Comunicación Estratégica de la Policía Nacional en la que se solicitaba la entrevista con el oficial a cargo del Museo. Tras un tiempo de espera, la petición fue negada. La razón alegada es que el lugar “está cerrado” y que hay un proyecto para rescatarlo, del que no se ofrecieron detalles.
También se intentó conseguir una explicación con personal que laboró en la anterior administración que presidió Nelson Peguero Paredes, pero no fue posible obtenerla porque remitieron al periódico a la actual Dirección policial, designada el pasado 30 de agosto.
De forma extraoficial se supo que el presupuesto del Museo fue supuestamente afectado cuando se otorgó un aumento de salario de los miembros de la Policía. Diario Libre solicitó a la institución, vía su Oficina de Acceso a la Información, cuánto ha sido el presupuesto anual destinado al Museo, pero la respuesta no se había recibido al cierre de esta edición.
A septiembre pasado la nómina general de la Policía abarcaba 36,447 personas y RD$495,408,415.81 en sueldos, conforme publica el organismo en su página web.
“Los pueblos no solamente viven de su alimentación y de los servicios básicos que necesita una persona para vivir, también viven de la cultura; si no hay cultura pues todo se olvida, todo pasa y las sociedades no cambian”, reflexionó el exjefe Polanco Gómez.