SANTO DOMINGO.- Ahora mismo República Dominicana está viviendo una «situación extrema, excepcional y crítica, con los mayores peligros, riesgos e inconvenientes para su existencia como Estado nacional», como consecuencia de la inquietante penetración de haitianos indocumentados, y por eso es necesario forjar «un pacto histórico» para preservar la soberanía y la identidad nacionales.
Este planteamiento lo formula el dirigente nacionalista Pelegrín Castillo en un documento titulado «Fundamentos para un histórico Pacto Nacional en torno a la crisis haitiana y sus repercusiones en RD».
internacionales en materia tan urticante.
A continación, el texto íntegro:
«Fundamentos para un histórico Pacto Nacional en torno a la crisis haitiana y sus repercusiones en RD.
«1. Reconocimiento general de que la RD enfrenta en el presente una situación extrema, excepcional y crítica, con los mayores peligros, riesgos e inconvenientes para su existencia como Estado nacional, de toda su historia republicana.
«2. Aceptación de que es un imperativo del momento histórico que vive el mundo, el continente y la isla, realizar un gran esfuerzo de unidad patriótica, más allá de los partidos y las posiciones ideológicas, incluso los intereses particulares para evitar que el proyecto histórico RD sufra daños difíciles de superar o se destruya en el contexto de un conflicto de envergadura.
«3. Aceptación de que los desafíos que nos plantea la condición de Estado fallido de Haití, y la cuestionable actitud de la CI y sus organismos representativos, son de tal magnitud y complejidad, que no pueden ser enfrentados y superados en forma aislada por ningún actor político nacional, ni con ánimo de aprovechar posiciones coyunturales, ni mucho menos con el interés de extraer ventajas de tipo electoral, partidaria, sectorial o corporativa.
«4. Aceptación de que no hay un solo sector del liderazgo político y nacional que no tenga algún grado de responsabilidad -por acción u omisión, en mayor o menor medida-, en la situación generada por el esquema de relaciones insulares e internacionales que prevalece hace décadas, y que, en consecuencia, no esté particularmente obligado, a cerrar filas en la defensa de la soberanía y autodeterminación, la integridad territorial y demográfica, la identidad nacional histórica y cultural de la República. Existe una oportunidad única de salir bien librado de la trampa mortal en que nos ha colocado un conjunto de factores y procesos, a la vez que este es el último chance de procurar una solución internacional justa y racional, dentro de un esquema de corresponsabilidad compartida, a los arduos problemas de coexistencia y potenciales conflictos en la isla de Santo Domingo.
«5. Disposición de adoptar compromisos con la formulación y ejecución de políticas de Estado eficaces y coherentes, tanto en materia de seguridad y defensa como de política exterior, en relación a la crisis de Haití que reiteramos acusa la condición de estado fallido o colapsado, y que ademas ha sido virtualmente abandonado por la CI. Dichos compromisos deben fundarse no solo en un nuevo enfoque de solidaridad activa y efectiva, sino en la convicción de que estos son el único medio de prevenir un proceso de balcanización nacional y/o desestabilización insular, con terribles efectos continentales e internacionales.
«7. En lo inmediato, adoptar un mecanismo de consulta permanente, que no necesariamente debe ser formal, oficial y público, pero sí debe ser confiable, efectivo y ágil, entre los actores políticos y nacionales principales, para asegurar que las decisiones importantes o sensibles relacionadas con la agenda de las relaciones insulares y sus vinculaciones con la agenda de poderes foráneos y organismos internacional, tengan el más amplio consenso y las mayores garantías de implementación. De este modo, se aseguraría que no pueda repetirse la experiencia reciente en relación a la iniciativa del proyecto de la ley de trata. Más adelante, procedería una conferencia o cumbre nacional. República Dominicana en todo lo relacionado con Haití y sus crisis, debe tener una posición unificada o del más amplio consenso. Debe enviar un solo mensaje, a partir de los postulados iniciales de la política exterior: no hay ni habrá solución dominicana a los problemas de Haití; los problemas de Haití deben resolverse en Haití, mediante una fórmula de corresponsabilidad compartida, que no excluya a los haitianos, pero que garantice el compromiso de los que más deben y pueden. Podemos y debemos cooperar con Haití y la comunidad internacional, solo en la medida en que el esfuerzo común este enfocado en el rescate y reconstrucción de Haití en Haití. Un gran Pacto de Nación, para una política de Estado debe ser un objetivo estratégico supremo de la República Dominicana y sus clases dirigenciales.