La última gran central eléctrica de carbón de Pekín suspendió sus operaciones este sábado y la capital china se convirtió así en la primera ciudad del país en la que todas sus centrales eléctricas están alimentadas con energía limpia, informó hoy la agencia estatal Xinhua.
La central térmica de Huaneng Beijing, que se construyó y puso en funcionamiento en 1999, tenía cinco unidades de carbón con una capacidad total instalada de 845.000 kilovatios y capacidad de calefacción de 26 millones de metros cuadrados.
Tras su cierre, se reducirán anualmente 1,76 millones de toneladas de carbón, 91 toneladas de dióxido de azufre y 285 toneladas de óxido de nitrógeno.
Este cierre es parte del compromiso de la capital china, una de las ciudades más contaminadas del mundo, de mejorar la calidad del aire mediante la reducción del uso del carbón.
Para ello, Pekín se comprometió a cerrar entre 2013 y 2017 sus cuatro centrales térmicas de carbón y a construir cuatro centrales térmicas de gas.
Otras tres plantas que consumían más de 6,8 millones de toneladas de carbón cada año se cerraron en 2014 y 2015 y tres de las cuatro centrales térmicas de gas ya se han construido y están en uso.
Pekín tiene 27 centrales eléctricas, todas ellas alimentadas por energía limpia con una capacidad total instalada de 11,3 millones de kilovatios.
Pese a este simbólico cierre, el diario independiente South China Morning Post señala hoy en un artículo que la ciudad, con más de 30 millones de habitantes, no puede producir suficiente energía para satisfacer su propia demanda de energía.
Por eso también extrae electricidad de las centrales térmicas de carbón en las provincias vecinas como Hebei y Mongolia Interior, donde las regulaciones medioambientales se aplican débilmente.