El aire que se respira en el Gran Santo Domingo y el municipio de Haina en San Cristóbal presentan alto grado de contaminación. La cantidad de “partículas suspendidas” en el aire sobrepasan los niveles generalmente aceptados para una ciudad.
El número de “partículas suspendidas” en el aire para estas demarcaciones, según datos del Ministerio de Medio Ambiente entre 2012 y 2015, oscilaban entre 43 y 126 microgramos por metros cúbicos (?g/m3), cuando el nivel aceptado es de 30 ?g/m3.
Las condiciones de hacinamiento, la urbanización acelerada, el incremento del parque vehícular, y la ausencia de estádares de zonificación para el establecimiento de empresas comerciales e industriales son los factores determinantes en el deterioro de la calidad del aire, según consta en el Informe Nacional sobre Vivienda y Desarrollo Urbano Sostenible.
Refiere el estudio que en su casi 50,000 kilómetros cuadrados de extensión territorial, el país sólo dispone de cuatro estaciones de monitoreo y vigilancia de los parámetros de calidad del aire, los que se localizan en Puerto Plata, Distrito Nacional, Santo Domingo Este y San Cristobal. Explica que los principales indicadores de la calidad del aire son: los niveles de particulado que gravitan en la atmósfera y los niveles de gases de combustión interna.
La presencia de gases contaminantes es considerable en el caso del dioxido de azufre, alcanzando 338.97 micro gramos por metro cúbico en contraste con lo aceptado que es 150 ?g/m3.
PARÁMETROS DE CALIDAD DEL AIRE
Los niveles de contaminación del aire que respira la población deben ser monitoreados por las entidades competentes.
Miles de partículas microscópicas se desprenden de las distintas actividades humanas.
Además, se toma en cuenta la presencia de gases contaminantes provenientes de fuentes de combustión interna.
Según la norma de calidad establecida en el país, el aire puro es una mezcla gaseosa compuesta de 78% de nitrógeno, un 21% de oxígeno y un 1% de diferentes compuestos totales como el argón, el dióxido de carbono y el ozono.
Las partículas sólidas o líquidas dispersas en la atmósfera pueden ser: polvo, cenizas, hollín, partículas metálicas, cemento o polen. En las Directrices de la OMS sobre la Calidad del Aire se estima que una reducción media anual de las concentraciones de partículas permitiría reducir el número de defunciones relacionadas con la contaminación.