Los líderes de Francia, Alemania, España e Italia abogaron hoy en Versalles por una Unión Europea (UE) que avance a varias velocidades y permita sobrevivir al bloque comunitario en un momento en que se ve debilitado por el “brexit” y la fuerza de los populismos.
François Hollande, Angela Merkel, Mariano Rajoy y Paolo Gentiloni se mostraron partidarios de diferentes niveles de integración en ámbitos clave para posibilitar que aquellos países que lo deseen puedan “ir más rápido”, en palabras del mandatario francés, sin excluir al resto.
El encuentro de Versalles ofreció así un respaldo formal a una cooperación diferenciada, hipótesis articulada en el tercero de los cinco escenarios posibles propuestos por la Comisión Europea (CE) sobre el futuro de la Unión.
Hay que tener “la valentía de aceptar que ciertos países vayan por delante”, resumió Merkel tras una cita de fuerte valor simbólico, al celebrarse en la antesala del Consejo Europeo de los próximos 9 y 10 de marzo y de la cumbre extraordinaria que conmemorará el día 25 el 60 aniversario del Tratado de Roma, que dio origen a la Europa común.
El encuentro de hoy no se clausuró con una declaración conjunta, porque se quería evitar la sensación de que una minoría de integrantes de la UE prescribe al resto el camino a seguir, pero sus declaraciones coincidieron en esa necesidad de aceptar distintos ritmos.
España está dispuesta a “ir más allá” en la integración europea “con todos aquellos que quieran seguir en la integración”, dijo Rajoy, mientras que Gentiloni defendió que la UE pueda dar respuesta a esas diversas ambiciones “manteniendo a la vez un proyecto común”.
Elegir el Palacio de Versalles, lugar de las afueras de París donde en junio de 1919 se firmó el tratado que puso fin a la Primera Guerra Mundial, no fue casual.
El presidente saliente de Francia destacó el simbolismo del lugar cuando Europa atraviesa un momento de “mucha incertidumbre y preocupación”, en el que se ven cuestionados principios que parecían inamovibles, como la paz.