ASUNCION (Reuters) – Los paraguayos elegirán presidente el domingo, en unos comicios a los que llega como favorito el empresario de centro-derecha Horacio Cartes y que marcarán el fin de la crisis política desatada el año pasado por la destitución sumaria del socialista Fernando Lugo.
Las encuestas muestran que el duelo se definirá entre Cartes, un millonario de 56 años que se presenta como la cara nueva del tradicional Partido Colorado, y el abogado Efraín Alegre, un político de trayectoria del oficialista Partido Liberal.
El presidente electo será el que obtenga la mayor cantidad de votos -en Paraguay no hay segunda ronda electoral-, en una jornada donde también se elegirán vicepresidente, miembros del Congreso bicameral y autoridades regionales para los próximos cinco años.
Cartes, quien es propietario de empresas financieras, ganaderas y de la mayor tabacalera del país, y hasta hace cuatro años nunca había votado, lidera la mayoría de los sondeos con una corta ventaja respecto de su principal rival.
Su eventual triunfo devolverá al Partido Colorado al poder, que gobernó durante seis décadas hasta el 2008, incluidos los 35 años de dictadura del general Alfredo Stroessner (1954-1989).
Con un discurso autocrítico respecto a su partido, que durante sus años en el Gobierno fue envuelto con frecuencia en escándalos de corrupción, el empresario promete enmendar los errores y combatir las cuestionadas prácticas.
“El partido aprendió que hay un modelo acabado. No dudo que podrán haber bolsones retardatarios, pero el que crea que este modelo va a seguir está equivocado (…) la ciudadanía se cansó”, dijo en una entrevista reciente.
La hegemonía colorada se quebró con la llegada a la presidencia del ex obispo católico Fernando Lugo, quien fue destituido por el Congreso en un cuestionado juicio político tras perder el apoyo del Partido Liberal hace nueve meses y fue reemplazado por el actual mandatario, Federico Franco.
Alegre, el principal obstáculo que enfrentará el Partido Colorado para regresar a la presidencia, busca continuar lo iniciado por Franco: un proyecto en favor de la industria, los agronegocios y una mayor participación privada en los asuntos del Estado.
“Tengo un modelo de liderazgo diferente al tradicional. Mi proyecto representa al ‘Paraguay decente’ frente al ‘Paraguay de las mafias'”, dijo Alegre, quien durante la campaña acusó verbalmente a su contrincante de tener vínculos con el narcotráfico y el lavado de dinero.
El nuevo presidente tendrá que forjar alianzas que le aseguren gobernabilidad en el Congreso, que por primera vez tendrá una representación importante de las coaliciones de izquierda.
RETORNO A LOS FOROS
Un proceso electoral libre de cuestionamientos permitirá al país recomponer las relaciones con sus vecinos, que se quebraron tras la destitución exprés de Lugo.
Tanto el Mercosur como la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) condenaron el juicio político y aislaron a Paraguay en términos diplomáticos hasta las elecciones. No hubo sanciones económicas.
“(La relación) va a ser más difícil que cuando había más sintonía en términos de proyectos, programas de gobiernos progresistas”, dijo Lugo a Reuters.
Brasil, Venezuela, Argentina, Uruguay, todos los integrantes de la unión aduanera Mercosur junto a Paraguay tienen gobiernos más identificados con ideas de izquierda.
Paraguay será “un elemento que desentone y va a ser difícil e incómodo para el país formar parte de un bloque como el Mercosur”, aseveró el ex mandatario, quien como representante de la coalición izquierdista Frente Guasu lidera las preferencias para ser elegido senador.
Cartes y Alegre coinciden en que el país debe regresar a los foros y en especial al Mercosur, considerado vital para la marcha de la economía, dando por sentada la incorporación de Venezuela que fue muy resistida por sus partidos en el pasado.
“Hay un consenso en el sentido de que no hay que salir del Mercosur, de que hay más costos que beneficios en esa decisión de salirse”, dijo el analista económico Fernando Masi, del Centro de Análisis y Difusión de la Economía Paraguaya.
EXTENDER LA BONANZA ECONÓMICA
El nuevo presidente tendrá además como desafío extender la bonanza económica concentrada en el sector agropecuario, combatir la pobreza y bajar la conflictividad social en el país de 6,6 millones de habitantes en el que unos 3,5 millones están habilitados para votar.
Paraguay es un exportador de materias primas, principalmente de soja y carne vacuna, y de energía eléctrica a sus vecinos Argentina y Brasil. La mayor parte de su comercio se sustenta en la reexportación de productos asiáticos a Brasil que ingresan a su territorio tributando menos.
Casi un 40 por ciento de los paraguayos vive en la pobreza.
Tanto Cartes como Alegre proponen abrir el país a la inversión bajo la modalidad de alianzas público-privadas para mejorar la paupérrima infraestructura local y el desempeño de las deficitarias empresas estatales.
La economía está proyectado oficialmente que crezca este año un sorprendente 13 por ciento, apoyada en una producción récord de soja, luego de haberse contraído un 1,2 por ciento el año pasado por una caída de la actividad agrícola.
“Paraguay es hoy más atractivo para las inversiones y dentro de este escenario el sector de agronegocios seguirá siendo atractivo”, dijo el economista Daniel Correa, de la consultora local Investor.
“Es necesario dar mayor valor agregado a la producción para reducir la dependencia del sector y ayudar a resolver los problemas de empleo”, agregó.