El papa Francisco condenó los conflictos económicos que afectan a los más débiles, la corrupción, los crímenes contra la vida humana y la sed de dinero y poder durante la misa del Domingo de Ramos que ofició en la plaza San Pedro del Vaticano.
Ante unos 250 mil feligreses, según fuentes vaticanas, el sumo pontífice recordó que Jesús tomó sobre sí el mal, la suciedad, el pecado del mundo, “también el nuestro y lo lavó con su sangre, con la misericordia, con el amor de Dios”.
Llamó a los fieles a ser humildes y denunció las “heridas que el mal inflige a la humanidad”. Agregó que los cristianos “no pueden ser personas tristes”, por lo que los exhortó a que nadie “les robe las esperanzas” y a ser jóvenes de corazón.
“Miremos a nuestro alrededor. Cuántas heridas inflige el mal a la humanidad. Guerras, violencia, conflictos económicos que se abaten sobre los más débiles, la sed de dinero, de poder, la corrupción, las divisiones, los crímenes contra la vida y la creación”, dijo.
El sucesor de Pedro destacó que Jesús en la cruz siente todo el peso del mal “y con la fuerza del amor de Dios lo vence, lo derrota en su resurrección, con Cristo todos podemos vencer el mal que hay en nosotros y en el mundo”.
El papa subrayó la atención a la juventud, alegría, esperanza y significado de la cruz como principios básicos de su pontificado.
La homilía del Domingo de Ramos se celebró en la plaza adornada con olivos centenarios, procedentes de la sureña región de Puglia y palmas procedentes de Sanremo (Italia),así como numerosas plantas mediterráneas para evocar a los cinco continentes.
Viaje a Río de Janeiro
Francisco Begoglio invitó a los jóvenes del mundo a viajar a Río de Janeiro (Brasil) para la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud, que se celebrará en la nación suramericana del 23 al 28 de julio próximo.
Al terminar la celebración eucarística del Domingo de Ramos y antes de pronunciar la oración con el Angelus, el papa encomendó a la Virgen a todos los jóvenes y expresó: “Nos vemos en Río de Janeiro!”.
Invitó a los congregados en la plaza San Pedro a “la gran ciudad de Brasil. Preparaos bien, sobre todo espiritualmente en vuestras comunidades, para que este encuentro sea un signo de fe para el mundo entero”.
La participación del sumo pontífice en la Jornada Mundial de la Juventud será uno de los primeros viajes apostólicos de su pontificado.