Una luz radiante como el Sol ocupó la noche del viernes 19 de mayo de 2023 a partir de las 7 de la noche en el panel “Importancia del Árbol Genealógico y la Historia Familiar”, actividad presidida por el Elder Tomas Familia, Setenta, autoridad de área, acompañado por Nicolas Rodríguez, presidente de la Estaca de Sion Santiago Este, ambos de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
La mesa principal estuvo conformada por Robert Espinal, director general del Archivo Histórico de Santiago de los Caballeros; Edwin Espinal Hernández, abogado, notario y genealogista; reverendo padre Pedro Alejandro Batista, Canciller del Episcopado de Santiago de la Iglesia Católica, genealogista e historiador; José Miguel Bueno Disla, gerente de relaciones institucionales del Caribe de Family Search; Félix María Cruz, Consultor de Historia Familiar y Eusebio F. Figuereo Paniagua, director de Comunicación, ambos del Consejo de Coordinación Santiago.
El licenciado Robert Espinal, en su magistral disertación, destacó la importancia de los registros que se producen en la sociedad de ayer y hoy, destacando que cada registro representa el accionar de vida de cada individuo. Estos en su conjunto, pautan la historia de los pueblos. Al escudriñar los libros guardados en las oficialías civiles en la junta central electoral, en el archivo histórico de cada demarcación, así como el registro de nacimiento, bodas, bautismo y divorcios.
Sin duda alguna, varias de las fuentes que puede consultar el historiador para realizar su trabajo, son los denominados registros familiares. Dichos registros, son todas aquellas formas en que quedan asentadas las informaciones que, en un momento dado, se consideran importantes para quien las asienta, en función de los datos que contiene tales como: fechas, acontecimientos, nombres propios de personas, nombres de lugares y todo cuanto se entienda que puede ser de utilidad en un momento determinado. Existe variedad de registros como por ejemplo fotos, óleos, cartas y notas. Los documentos oficiales como actas de nacimiento, actas de matrimonio y actas de defunción, también son importantes para las familias.
Respecto a las fotos, como documento histórico, revisten especial importancia las fotos de los abuelos, de los bisabuelos, de los tatarabuelos, etcétera. Las fotos revelan datos enjundiosos como por ejemplo la fisonomía, lo cual permite establecer parecidos entre parientes. Recuerdo particularmente que mi abuelo materno, refiriéndose a una de sus nietas siempre decía, que ella era el vivo retrato de mi abuela, cuando esta era joven. Otro dato que es posible conocer mediante las fotos, es la vestimenta de la época. En una ocasión un amigo me mostró una foto de su padre, tomada en la década de los años 70 del pasado siglo XX y era el típico joven de aquel tiempo: zapa tacones, pantalones campana, camisa maga larga estampada y el gran afro. Esta forma de llevar el cabello, en nuestro país fue asumido en los 60s y los 70s, como un signo de protesta. La juventud rebelde de aquella época lo usó, para identificarse como tal.
Así, artistas del momento como Luis Díaz y Ramón Leonardo lo usaron. Gracias a este recurso que permite documentar las imágenes, todos conocemos la apariencia de Juan Pablo Duarte como adulto mayor, vestido de frac, con su leontina y apoyado en un bastón. Así como también el rostro de su hermano mayor Vicente Celestino Duarte. Fotos de otros personajes de la Historia Dominicana del siglo XIX también las hay, por ejemplo, de Gregorio Luperón, Buenaventura Báez, Pedro Francisco Bonó, Fernando Arturo de Meriño, Tomás Bobadilla, Pedro Santana, Ulises Heureaux, Manuel Jiménez, Adolfo Alejandro Nouel, Fernando Valerio Gil, Román Franco Bidó, Juan Luis Franco Bidó, José María López, por sólo citar algunos ejemplos. Gracias a la labor del gran fotógrafo y retratista dominicano Abelardo Rodríguez Urdaneta, nacido en 1870 y fallecido en 1933, es posible conocer una imagen del Duarte adulto, muy difundida por el Instituto Duartiano y por otras entidades.
Lo mismo es posible decir, guardando por supuesto las distancias, de los retratos al óleo, que inmortalizan las imágenes no sólo de personajes históricos, sino también de nuestros seres queridos, y que para las familias tienen un gran valor. Un ejemplo que no puedo dejar de citar es de la fotografía del gran educador dominicano Manuel de Jesús de Peña y Reynoso, que preside la oficina del Ateneo Amantes de la Luz, Inc., institución fundada por él en 1874, y cuyo sesquicentenario se cumplirá el año próximo. También el retrato al óleo del mismo personaje, realizado por el gran pintor Federico Izquierdo, en 1974. Pero su imagen no ha sido inmortalizada sólo por una fotografía y un óleo, sino también por un busto, que se encuentra en la primera planta del edificio del Ateneo. Las imágenes pues de nuestros parientes, contenidas en fotos, cuadros y también en dibujos, son de gran utilidad, entre otras razones, porque sirven para conocer la apariencia de nuestros ancestros, porque nos conectan con un pasado muchas veces desconocido, porque nos permiten reconocer en nosotros mismos, rasgos físicos heredados, y también porque son un excelente material histórico para reconstruir la historia de las familias. Un ejemplo de ello es la obra titulada HUELLAS DE FAMILIA. LA FAMILIA SIMÓ: DE CATALUÑA A SANTO DOMINGO. ESTUDIO GENEALÓGICO, de la autoría de Dennis R. Simó, publicada en Santo Domingo por el Instituto Dominicano de Genealogía, Inc., en el año 2007. Se trata de un exhaustivo estudio, contentivo de una gran cantidad de fotos, que ilustran oportunamente dicha obra.
Las cartas también son fuente de consulta a la hora de historiar la vida de las familias. Sin embargo, este tipo de fuentes, al ser de carácter privado, presenta un obstáculo al historiador, quien tiene que saber cuáles datos puede publicar y cuáles no, dependiendo de los temas a tratar.
La biografía que escribió Doña Arlette Fernández, la viuda del coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez, fundador del Movimiento Constitucionalista, con el objetivo de lograr el retorno al poder sin elecciones del profesor Juan Bosch, y que tituló: “Coronel Rafael Fernández Domínguez, Soldado del Pueblo y Militar de la Libertad”, ofrece buenos ejemplos de ello, ya que dicha contiene cartas que el coronel Fernández Domínguez le escribió a su esposa, en momentos importantes de su vida como militar, y que tienen un gran valor, no sólo para los descendientes directos de este personajes histórico, sino para todo el pueblo dominicano, ya que su autor manifiesta su gran compromiso con la patria. A modo de ejemplo, pudo citar el siguiente fragmento de una carta que Fernández Domínguez le escribió a su esposa, en mayo de 1965, localizable en la página 3. Cito: Si me pasa algo, sé que a vas a sufrir mucho y tú y mis hijos pasarán trabajo. No les dejo siquiera una casa, pero, cuando te veas apurada recuerda que esto es más que nada porque fue honrado y tengo mis manos inmaculadas y esto debe servirte de orgullo e incentivo para luchar; sé que eres valiente y no me defraudarás.
Además, recuérdalo que tanto te he dicho. Todos tenemos nuestro destino marcado y si el mío es morir por mi patria es el destino más maravilloso que hombre alguno pueda tener y la felicidad que yo sentiría es algo inexplicable. Yo tengo el privilegio de haber aprendido a amar a mi pueblo y a mi patria de esta forma que sólo yo sé, de haber tratado de superarme a mí mismo y tratar de llegar a ser “UN HOMBRE”. Tú sabes cómo he luchado contra las tentaciones de la vida, la vergüenza, la honradez, la justicia, el amor y el patriotismo. Tú sabes todo esto, mi vida, por eso, si caigo por defender y cumplir con estos sagrados principios, por mis ideales que tanto he tratado de que sean verdaderamente puros, tú y mis hijos deben sentirse orgullosos, porque yo, desde donde esté, me sentiré feliz.
Esta es una carta privada de un gran contenido público, porque es una muestra del profundo compromiso que demostró tener su autor con la patria. Con una honradez a toda prueba, y un profundo amor a su esposa y a sus hijos, este gran dominicano se agigantó en el tiempo y, tal y como lo dijo con toda sinceridad en esa carta que le escribió a su esposa, y que es un valiosísimo recuerdo de familia, puso su vida al servicio del pueblo, y de hecho la ofrendó un día como hoy, el 19 de mayo de 1965, hace 58 años, cuando cayó abatido en defensa de sus ideales democráticos.
La carta, al ser un género literario más libre que el ensayo y sobre todo íntimo, permite estudiar aspectos de la vida familiar y humana como por ejemplo la manifestación de los sentimientos, los cuales también tienen su historia, la cual no tiene por qué limitarse a lo político, lo económico, lo social y lo cultural, por lo que también puede trascender al plano de los sentimientos, por lo que sería tan valioso e interesante contar con una historia del amor, escrita a partir del estudio de cartas de novios y esposos, lo cual serviría para orientar a las jóvenes generaciones. También, los mismos aspectos mencionados como los políticos, económicos y sociales, podrían ser estudiados a partir de la consulta de cartas, que, al tener un solo destinario, quien las redacta no debe tener pendiente el rigor conceptual que requieren los textos redactados para ser publicados como los ensayos, los artículos, las proclamas, etc… Además, las cartas familiares, por su mismo carácter de privado, pueden estimular a quienes las redactan, a decir verdad, es que no necesariamente se manifiestan públicamente, pero que también hay que saber trabajar, a la hora de tomarla en cuenta como fuente de investigación. Al respecto, de su libro titulado PARA COMPRENDER LA HISTORIA, del historiador mejicano Juan Brom, edición número 69, publicada en 1998, cito el siguiente párrafo de la página 48: Pensemos simplemente –dice el historiador citado – que encontremos la carta que un testigo de la sublevación de los esclavos romanos escribe a su hijo. ¡Qué hermoso hallazgo! El autor del relato no es funcionario, no tiene que adular a nadie, escribe “la verdad”. Pero ¿cómo será su verdad? Si es un esclavo […] posiblemente tenga simpatía por los rebeldes, señale los maltratos que habían sufrido, el mismo hecho primario de haber sido arrancado de sus patrias, y se entusiasme por la combatividad, la abnegación y el heroísmo de los sublevados. Pero a los mejor se trata de un patricio. Probablemente verá entonces ante todo que los esclavos eran alimentados por sus amos y se mostraban ingratos […]; también se quejará de la destrucción de valores culturales, de la intranquilidad, de la violación de las leyes eternas establecidas por los dioses. Para complicar más el análisis, es muy posible que un esclavo “apatriciado” se identifique en sus puntos de vista con sus dueños, y no con sus colegas de situación legal. Este autor, desde el punto de vista metodológico, advierte que las cartas, aunque no estén destinadas a la publicidad, también contienen reflejos de la situación de quienes las redacten en un momento determinado, y, por ende, pueden disminuir la objetividad respecto a la percepción de una determinada realidad social o de cualquier otra índole.
Las notas que registran acontecimientos familiares también son fuente importante que permiten reconstruir la historia familiar. Un ejemplo de ello es Lidia Balaguer, la hermana mayor del presidente Joaquín Balaguer, …quien llevaba un libro de notas en que registraba los acontecimientos familiares importantes…, según escribió el mencionado político, en la página 11 de sus Memorias de un Cortesano de la Era de Trujillo. En dicho texto, el autor compara el contenido de su acta de nacimiento, en la que quedó registrado el año en que nació, como el de 1906, con el dato de su hermana Lidia, quien escribió en sus notas que su hermano había nacido en 1907, y quien, según ella, el año que registra el acto está equivocado, pues el entonces niño Joaquín Balaguer había sido declarado tardíamente en el año 1913. Este dato ilustra sobre la importancia de las notas familiares en caso de la existencia de estas, y plantea también un interesante problema que consiste, en que los datos de las actas del Estado Civil ya sean de nacimiento, de matrimonio o de defunción, no necesariamente contienen datos exactos, aunque se trate de documentos oficiales. Dichas actas las pueden atesorar las familias, pero también son localizables, sobre todo, en las Oficialías del Estado Civil. Igualmente se pueden hacer levantamientos a partir de entrevistas a personas mayores, cuando por alguna causa han desaparecido las actas, como el caso del incendio de la ciudad de Santiago en 1863, que devastó la ciudad, borrando así los asentamientos correspondientes. También las actas de bautismo, expedida por las iglesias son una fuente importante de consulta. En todos estos documentos pueden ser investigados datos como nombres propios de personas, apellidos, fechas, calidades de padre, de madre, de declarante, oficios de las personas cuyos nombres sean asentados, etcétera.
Otros documentos que cabe mencionar son las actas notariales y los títulos de propiedad. Estos documentos cuentan una historia y contienen valiosísimos datos que permiten rastrear el pasado con sus múltiples manifestaciones. Datos como precios de venta, valor de propiedades, ubicación de solares, en fin, datos todos que también tienen que ver con las familias, además del parentesco. En conclusión, todos los documentos mencionados sirven para, entre otras cosas, reconstruir los denominados árboles genealógicos de toda familia. Al respecto, me parece interesante citar el siguiente texto, tomado del muro de Facebook de Noticias Boricuas, dicho texto es el siguiente: Para nacer necesitamos: 2 Padres, 4 abuelos, 8 bisabuelos, 16 tatarabuelos, 32 trastararabuelos, 64 pentabuelos, 128 hexabuelos, 256 heptabuelos, 512 octabuelos, 1024 eneabuelos, 2048 decabuelos. Solo el total de las últimas 11 generaciones, fueron necesarios 4.094 ANCESTRALES, ¡todo esto en aproximadamente 300 años antes de que naciéramos tú o yo!
Detente un momento y piensa…
¿De dónde salieron?
¿Cuántas luchas han luchado?
¿Por cuánta hambre han pasado?
¿Cuántas guerras han vivido?
¿Cuántas vicisitudes sobrevivieron nuestros antepasados?
¿Por otro lado, cuánto amor, fuerza, alegrías y estímulos nos legaron?
Cuanto, de su fuerza para sobrevivir, cada uno de ellos tuvieron y dejaron dentro de nosotros para que hoy estemos vivos. Solo existimos gracias a todo lo que cada uno de ellos ha pasado y a la providencia de Dios. La investigación genealógica pues, es tan valiosa como útil, no sólo porque nos permite conocer nuestros ancestros, sus nombres, sus fotos, sus oficios y, en fin, todo cuanto nos pueda aportar sobre los mismos, sino que también estimula a reflexionar, y esto último es lo que más quiero enfatizar como un pequeño aporte, antes de concluir, en torno a las siguientes preguntas: ¿Por qué estamos aquí? ¿Para qué vinimos al mundo? ¿Cuáles valores me han dejado mis ancestros? ¿Qué tan orgulloso me siento de mi familia? ¿En qué consistió su legado? ¿Estoy honrando debidamente el legado de mis antepasados? Son sólo algunas de las preguntas que creo que le aportan algo de valor, a la investigación genealógica y también, algo de importancia a los registros familiares. Muchas gracias.
El licenciado Edwin Espinal Hernández, en su lúcida presentación, señaló, que para la realización de cualquier trabajo de investigación acerca del árbol genealógico, se requiere la utilización de un método científico adecuado.
“Cada interesado debe obtener la mayor cantidad posible de información de sus antepasados. Los datos obtenidos se registran, se verifican, se analizan, se organizan por grupos de familia. Para lograr la construcción de su árbol genealógico, además, de obtener más información acerca de su historia familiar”, discursó.
El panelista sugirió una metodología compuesta de ocho pasos que son: elección de la persona central y del motivo principal por el cual se realice la investigación, elaboración de un censo familiar y recolección de toda la información posible, registro de la información obtenida por cada miembro de la familia, verificación de los datos obtenidos, en otras fuentes disponibles, análisis e interpretación de la información obtenida, selección del sistema de almacenamiento de datos, divulgación de la investigación genealógica y un marco de alcance de la divulgación.
El Lic. Edwin Espinal Hernández concluyó exhortando al público presente a emprender las investigaciones y búsquedas de sus raíces familiares. “Los animamos a que escriban sobre los relatos, incidentes y anécdotas familiares mientras éstas sean rescatables, de manera que perduren como fuente para el estudio de las actuales y futuras generaciones. Se ha dicho que la historia familiar es base y fundamento de la historia de los pueblos. La historia universal lo evidencia substancialmente. Contribuyamos a escribir la historia de nuestro país. Comencemos con nuestras historias familiares”.
El reverendo padre Pedro Alejandro Batista inició su disertación agradeciendo la invitación que recibió de Eusebio F. Figuereo Paniagua, como director de Comunicación de la Región Norte del país.
“Aunque he participado en grupos de genealogistas y en el último encuentro en Salt Lake City, UTAH, USA, a principios de marzo del año actual, no había realizado conferencia sobre esta ardua tarea. Así que me inicio formalmente hoy con ustedes, esperando llenar algo de sus expectativas. Hablar de genealogía, es responder a algunas de las interrogantes antropológicas en cada época de la historia, y el estudio de la familia como institución responde a esas inquietudes del hombre”, manifestó párroco católico.
Agregó que sus motivaciones para introducirse en el mundo de la genealogía, se debe a que la considera importante para las ciencias auxiliares de la historia, la sociología, arquitectura e ingeniería, así como las nuevas ciencias que han surgido en los últimos siglos, mencionando la genética, la neurociencia, la psicología y la psiquiatría, que tienen que ver con la persona humana. Además de su realidad espiritual, que considera la más importante debido a que hemos sido creados para la felicidad, pero hay situaciones que interfieren ese buen deseo.
“En mis tres años de misión en la diócesis de Bayamo-Manzanillo en Cuba (2001-2004), aproveché para realizar un curso en terapia familiar, y al mismo tiempo, organizar en la ciudad donde estaba un árbol de mi apellido Batista, llenando de satisfacción mi cometido”, recordó el reverendo Pedro Alejandro Batista en su ponencia.
Agregó que al ser enviado como formador en el Seminario Santo Tomás de Aquino (2006-2009 y 2013-2018), sirvió como profesor de Antropología cristiana y posteriormente como profesor de Historia de la Iglesia Universal, Latinoamericana y dominicana en donde aprovechó para visitar el Edificio de Historia Familiar de la Iglesia de los Santos de los Últimos Días, en la Av. Bolívar, familiarizándose con otros colegas de los microfilmes y donde empezó su árbol genealógico completándolo con sus visitas al Archivo Histórico de la Arquidiócesis de Santo Domingo.
Expuso que llevar una historia familiar repercute maravillosamente en su heredad, pues ayuda a prevenir o corregir enfermedades genéticas, tradiciones familiares difíciles que le han hecho daño en el entorno social. En definitiva, de lo que se trata es UNIR a toda la familia como ciudadanos del mundo, respetando los derechos, no importa la nación, raza, lengua, cultura, o la religión. Lo importante es que cada uno cumpla con sus deberes para ser mejores personas y hacer un mundo más humano, mejor habitable.
“El punto decisivo que permite comprender la problemática antropológica que preocupa a la época actual y que al mismo tiempo nos introduce en el misterio eterno del hombre parece centrarse en este interrogante: ¿el hombre es un ser (individual) orientado en primer lugar hacia el mundo (en el que hay también otros hombres), o bien es ante todo un ser en comunión con otras personas en el mundo? Según la respuesta que se dé, la antropología será profundamente distinta”, argullo.
El sacerdote filosofó que “nadie viene de la nada, alguien estuvo antes que yo, mis progenitores, y los anteriores a estos. La pregunta salta como un rayo de luz, ¿cómo se llamaban ellos, ¿cuál era su oficio?, ¿qué hacían?, ¿de dónde emigraron?, ¿dónde vivieron?, ¿de qué sufrieron?, ¿de cuál enfermedad murieron?, ¿qué pasó en la familia?, ¿cuál fue su situación económica?”
Aseguró que la genealogía se encarga de dar respuesta a estas inquietudes a través del estudio de los registros de cada lugar o pueblo que llevara fielmente estos datos. Solo investigándolos, curcuteando y estudiándolos se puede conocer a los ancestros. Alguien tiene que empezar y es un acto de filantropía, altruismo, por la paciencia y perseverancia que hay que emplear; tiempo, dinero, espacio y sobre todo buena voluntad. Todos los registros civiles y eclesiásticos ayudan a comparar unos con otros, desvelando la veracidad de los datos.
“En mis investigaciones ha sido fructífero chequear cada una de estas actas registradas en los diferentes libros, que gracias a la titánica obra de familysearch.org podemos rastrear, hoy con mayor facilidad en nuestro ordenador, computador. Millones de imágenes cada día”, reconoció el religioso.
Informó que en la Iglesia Católica los registros sacramentales, especialmente en cada parroquia de las diócesis, se encuentran los bautizos, confirmaciones, primeras comuniones, unciones a los enfermos, órdenes sacerdotales, matrimonios canónicos, confesión, libros de capellanías, libros de Capellanías Castrense, libros parroquiales de fábrica.
“Todas las acciones que realizamos, según detallo más arriba, son muy importantes para los genealogistas, pues nos lleva hasta 100 años atrás en la investigación a partir de la fecha de la boda. Estos contienen generalmente un árbol genealógico para determinar el grado de parentesco de los contrayentes. En el Archivo de Santo Domingo están organizados por años, y dentro de cada expediente por parroquias. Comprendía 10 gavetas completas. Esperamos que el investigador Juan Francisco Bisonó pueda darnos esa facilidad de organizarla alfabéticamente, sería un total éxito”, aseguró.
Reconoció la importancia de haber tenido acceso a la imponente obra de la sociedad genealógica de Utah, a los archivos civiles, que completan en grande los datos de los archivos de la Iglesia Católica. Porque en los civiles aparecen muy bien establecidos las localidades de los referidos y en la iglesia antiguamente no se hacía, inclusive el día y la hora del suceso, ya fuera declaración de nacimiento, de muerte, y hasta la hora del matrimonio civil, además de la profesión de los contrayentes. Todo esto pone al investigador en el contexto de la familia, la época, la situación social y económica de los mismos.
Para el sacerdote los testimonios orales son de indudable valor, pero sin los registros civiles o eclesiásticos estos quedan inconclusos. Me permito la dibujada frase de “ponerle carne al esqueleto óseo”, que equivaldría a llenar de datos y cifras, lo espiritual y humano de los hechos acontecidos, todo gracias a los registros civiles que llenan ese vacío.
Recordó que en los registros civiles aparecen libros de nacimientos, matrimonios civiles, defunciones civiles y de divorcios. También resaltó la importancia de saber que la mayoría de los libros tienen una cantidad de folios o páginas, otra cantidad de actas registradas, aunque en algunos momentos se pierde la secuencia del conteo de estas por descuido del amanuense, porque se confundió con un número y saltó hasta 200 actas de un tirón, o en otros casos vuelve a repetir el número, lo cual dificulta la numeración. También cuando el secretario pasó de un folio al otro con la misma persona, se le pone una diagonal para señalar que aparece en dos folios diferentes.
El expositor aseguró que en las oficinas de abogados aparecen actas notariales de muebles e inmuebles, muy importantes para saber las pertenencias de tierras, títulos. Confesó que personalmente no ha tenido acceso a esos documentos tan valiosos y que como canciller solo domina los títulos de la Iglesia como tal.
Aseguró que las fotografía son muy reveladoras debido a que ofrecen la versión más genuina de las familias, todas las facetas del cuerpo, especialmente los rostros, el pelo, el color de la piel, la figura de la nariz para los retratistas, los ojos, la forma de las orejas, para los estudiosos de las formas temperamentales, el cuello, alguna señal o cicatriz producida por algún accidente. La densidad corporal; delgado o grueso, el tamaño; alto o bajo. Todo esto que parece nimio, se convierte en muy interesante para el investigador, el psicólogo, psiquiatra, el médico, el acompañante espiritual, el poeta o narrador. También los mapas y solares ayudan a contextualizar la investigación.
El licenciado José Miguel Bueno Disla, Gerente de relaciones institucionales de Family Search del Caribe, aprovechó su turno, para expresar su satisfacción con el panel y demostró profundo agradecimiento a los panelistas que le antecedieron, solicitando un aplauso para Robert Espinal, Edwin Espinal Hernández y para el Reverendo Padre Alejandro Batista, por inmensa luz, con la que han iluminaron a los presentes con sus magistrales disertaciones.
Para no repetir lo ya expuesto, informó a los presentes parte de las estadísticas resumidas de Family Search en sus ciento veinticinco años (125) de experiencia, en los que ha logrado 11.91 miles de millones de nombres buscados en registros históricos, 4.92 miles de millones de imágenes digitales publicadas, con 554,205 libros digitales en línea, 5,706 centros de Historia Familiar abiertos. 36.89 millones de visitas mensuales, 2.45 miles de millones de fuentes de árbol familiar y 1.45 miles de millones de personas en el árbol Familiar. Reveló que se ha recorrido mucho en ciento veinticinco años, y con las nuevas tecnologías, inclusive la tecnología artificial, el avance sostenido de la genealogía y la historia familiar ha sido y será impresionante, muchas gracias.
Luego de las palabras de los disertantes, el coro de la Estaca de Sion Santiago Sur, invito al espíritu de unión familiar, entonando un bello himno antes y después de la disertación del Elder Tomas Familia.
El Élder afirmó que la historia familiar consiste en descubrir y aprender más acerca de los miembros de nuestra familia, y en recolectar y conservar información sobre ellos. También consiste en efectuar ordenanzas de salvación por ellos en templos de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
La historia familiar también puede fortalecer nuestra relación con nuestros familiares que aún viven. Al compartir hallazgos, historias, fotografías y otros recuerdos, establecemos lazos familiares y fortalecemos el amor entre los miembros de nuestra familia. En este sentido, la historia familiar es mucho más que buscar nombres, fechas y lugares.
La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días dispone de un servicio gratuito, FamilySearch, que ayuda a las personas a conectar con su familia. Este servicio mundial proporciona las herramientas, los servicios y la tecnología para ayudar a todas las personas a descubrir, reunir y conectar a su familia pasada, presente y futura.
“En nuestra iglesia, la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, vemos con mucho agrado la inmensa misericordia de nuestro Padre Celestial. Recuerdo el ministerio de nuestro Señor Jesucristo, que Él dijo: ‘De cierto, de cierto te digo que el que no naciere de nuevo no puede ver el reino de Dios’. Debemos imaginar, todas las almas en el mundo que no han podido recibir las enseñanzas del evangelio de Jesucristo, que no han podido nacer de nuevo, ¿qué pasará con ellos?”, se preguntó el Setenta de Área.
“Hoy a través de nuestros templos podemos darle la oportunidad a los que han partido y no pudieron en vida recibir las enseñanzas del evangelio de Jesucristo, de que puedan ser representados por sus seres queridos y recibir la bendición de nacer de nuevo en espíritu, para que también puedan “ver el reino de Dios. Todos como hijos literales de Dios, el Eterno Padre y tenemos la grandiosa oportunidad. Lo comparto en el sagrado nombre de Jesucristo, amen”, puntualizó el Setenta de Área
Este importante panel logró UNIR a la familia de Santiago, al instruir a los presentes para que puedan construir su árbol genealógico, además, de escudriñar acerca de la historia de su familia para fortalecerla y unirla.
De izquierda a derecha, detrás del Lic. Ulises Rodríguez, El Dr. Francisco Diaz, Ulises Rodríguez, Lic. Robert Espinal, Elder tomas Familia y el Reverendo Padre Pedro Alejandro Batista
El Lic. Ulises Rodríguez, director de PROINDUSTRIA, acompañado del Dr. Francisco Diaz, Diputado de la República. El director de PROINDUSTRIA, felicitó a la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, por organizar actividades como esta, invitó a esta, a que siga en esta senda de FORTALECER A LA FAMILIA. Respaldó con su presencia esta valiosa actividad “PANEL ACERCA DE LA IMPORTANCIA DEL ARBOL GENEALOGICO Y LA HISTORIA FAMILIAR, expresó que debemos fortalecer a la familiar de todas las formas que sean necesarias, porque la familia es el núcleo básico de la sociedad. UNIRLAS es la prioridad más importante.