México, Centroamérica y diferentes sectores políticos, económicos y culturales de EE.UU. rechazaron ayer la decisión que pone fin al programa migratorio DACA, que ha protegido a 800,000 jóvenes en situación irregular, por ser “cruel”, y advirtieron de que buscarán medidas a favor de los “soñadores”.
El fiscal general de EE.UU., Jeff Sessions, anunció la rescisión de la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA), promulgada en 2012 por el entonces presidente Barack Obama, aunque no entrará en vigor hasta dentro de seis meses, que es el período que tiene el Congreso para regularizar a esos inmigrantes.
El Gobierno de México lamentó “profundamente” la decisión y anunció que promoverá “activamente” ante los poderes Ejecutivo y Legislativo de EE.UU. una pronta solución a la incertidumbre jurídica que afrontan a partir de ahora los “soñadores”.
“Guatemala manifiesta su preocupación sobre las implicaciones socioeconómicas que dicha decisión tiene para miles de jóvenes y familias inmigrantes que residen en los Estados Unidos de América y en particular para nuestros jóvenes migrantes guatemaltecos en ese territorio”, señaló la Cancillería.
El ministro de Exteriores de El Salvador, Hugo Martínez, tildó la decisión de “preocupante”, aunque agregó que “no significa que habrá deportaciones inmediatas y directas”.
El ex presidente estadounidense Barack Obama lamentó que se haya arrojado “una sombra” sobre miles de inmigrantes y tachó la decisión adoptada por su sucesor de “cruel” y “errónea”.
California, uno de los estados de EEUU más críticos con las políticas migratorias del Gobierno Trump, advirtió de que está “preparada” para denunciar y adoptar las medidas legales necesarias para proteger el programa migratorio.
El alcalde de Los Ángeles, Eric Garcetti, describió el fin de DACA como un “enorme revés para Estados Unidos”.
El gobernador del estado de Nueva York, Andrew Cuomo, criticó la medida y dijo que “es un discurso que lo único que sirve es para alimentar la bestia del racismo”.