Por Cesar Hilario.
´´Yo, pecador y Obispo, me confieso de soñar con la Iglesia
vestida solamente de evangelios y sandalias,
de creer en la Iglesia, a pesar de la Iglesia; de creer en el Reino,
en todo caso, caminando en la Iglesia´´
Obispo Pedro Casaldáliga.
´´Hablar de Jesús y de la Iglesia es decisivo, pero también delicado y a veces conflictivo. No todos los cristianos tenemos la misma visión de la realidad eclesial… amo a la Iglesia porque amo el proyecto de Jesús para el mundo: El Reino de Dios… No veo una forma más autentica de amar a la Iglesia que trabajar por su conversión al Evangelio´´ (El incidente Teólogo español José A. Pagola).
Punto de partida: El bautismo de Jesús
Y para comenzar por el principio, planteo la siguiente cuestión: ¿Por qué fue Jesús tan liberal en lo referente a la normativa y a las tradiciones eclesiásticas, y sobre todo, por qué fue tan radical y extremista en lo que respecta a la justicia, el amor y la cercanía a los débiles y oprimidos? oigamos al propio Jesús: ¡Ay de Ustedes… que pagan el diezmo de la hierbabuena, del anís y del comino y descuidan lo más grave de la ley: la justicia, el buen corazón y la lealtad…! ¡Guía ciegos! Que filtran el mosquito y se tragan un camello (Mt 23,23). Para responder a esta cuestión vamos a empezar por un episodio que es capital no sólo en la vida de Jesús, sino episodio que no se puede obviar en todos los temas cristológicos y eclesiológicos, en fin, de cualquier tema de teología. Se trata no solo del comienzo cronológico de la vida de Jesús sino del marco y la clave de lectura de toda la vida del mismo Jesús. Este episodio no es otro que el Bautismo que recibió Jesús de Juan el Bautista. Al recibir ese Bautismo, Jesús vió el cielo abierto y vió que el Espíritu de Dios venia sobre él y se quedaba con él y escuchó del Padre Celestial que le asignaba una misión y un destino: Tú eres mi Hijo a quien yo quiero, mi predilecto (Isaías. 42,1). Que no son más que las impresionantes palabras del profeta Isaías referidas a un Siervo Sufriente. (Según los exegetas neostestamentarios no se sabe a ciencia cierta de la consciencia que tenia Jesús de ser ese siervo doliente del que habla Isaías).
Lo que sabemos a ciencia cierta es que para los cuatro evangelistas, que narran el episodio, el Padre del cielo estaba diciendo a Jesús que tenía que realizar la tarea y la misión del Siervo de Yahvé; por lo tanto, en su Bautismo el Padre indicó a Jesús, no sololo que tenía que hacer (salvar y liberar a la humanidad), sino además cómo lo tenía que hacer (mediante la solidaridad con ella).
Las tentaciones no van a ser sino la prolongación del relato del Bautismo. El Espíritu que se ha posado sobre Jesús, es el que lo lleva inmediatamente al desierto, precisamente, para que el diablo lo pusiera a prueba. Jesús rechaza los medios que el diablo le pone para realizar su tarea: el poder, el prestigio y la dominación.
¡Pero ay! la Iglesia que nació del acontecimiento fundante: el Bautismo de Jesús, se derrumbó. La Iglesia se alía al Imperio y se vuelve Religión (año 313). En el 394 el Emperador Teodosio, nieto de Constantino la declara oficial (única) en todo el Imperio. Lo demás es historia, historia que culminó con el Papa Gregorio VII (+1085), cuando dice: ´´la Iglesia no es sierva, es Señora´´. Oponiéndose al Evangelio que dice: el Hijo del Hombre no vino para que le sirvan, sino para servir (Mc. 10,45).
Hay que reiterarlo hasta el cansancio: para los cuatro evangelistas y por ende para la naciente Iglesia, es clara y contundente la identificación de Jesús con el siervo sufriente de Isaías. Así comenta la Biblia de Nuestro Pueblo: ´´Se confrontan los dos tipos de mesianismos: el mesianismo davídico, fundado en el poder, en el prestigio, en las soluciones fáciles y rápidas y el mesianismo del Siervo sufriente, que carga con los pecados de su pueblo y vive de cara a Dios y en solidaridad con los pobres y excluidos. De esta nueva forma de comprender el Reinado de Dios se desprende una nueva imagen del Mesías que se espera´´
En consecuencia, Jesús vino a identificarse con todos los pecadores y esclavos de la tierra, para sufrir y morir con ellos y por ellos. Y todo ello iluminado y orientado a partir de una opción fundamental: la opción por la solidaridad con todos los que no experimentan en sus vidas precisamente esa solidaridad. Este es el secreto de Jesús: La opción por la solidaridad, como medio y camino para realizar su misión. Hay que decirlo claro, bien claro: reducir esta opción de Jesús a la ´´caridad y beneficencia´´ (que es pan para hoy y hambre para mañana), es distorsionar totalmente los evangelios.
Se desprende de lo dicho: toda pastoral del género que sea, que no esté alimentada por lo que sucedió en el Bautismo de Jesús y las tentaciones, no pegará una, pero ni la mitad! Hay que decir como el bolero: ¿Qué es lo que pasa, que nos estamos alejando tanto?
Para Jesús llevar a cabo su tarea y misión, lo primero que hace es reunir una Comunidad, es decir, un grupo de personas que iban siempre con él y vivían como él. Refiriéndose a esta Comunidad de discípulos, afirma el renombrado J. Jeremías: ´´Vamos a encarecerlo con todo vigor: el sentido único de toda la actividad de Jesús es el de congregar al pueblo escatológico de Dios´´. Y el gran exegeta J. P. Meier agrega ´´ Jesús acudió a recibir el Bautismo de conversión porque se sentía miembro de un pueblo bajo el dominio de la maldad. Su conciencia tenía como perspectiva no el individuo aislado, sino al pueblo en su conjunto´´. Preciosas y profundas palabras para nuestro tema.
Esta Comunidad de discípulos, tal como aparece en los evangelios, era un grupo relativamente amplio; no se limitaba solo a ´´los doce´´; setenta y dos de ellos fueron enviados a una misión especial (Lc. 10,1); había mujeres (Lc. 8,1). De lo dicho, que se podría ampliar, se sigue una conclusión: la intención fundamental de Jesús fue constituir una Comunidad. Dentro de esta Comunidad los doce desempeñaron una misión particular. Pero debe quedar muy claro que para Jesús lo primordial y básico en laIglesia es la Comunidad toda entera, los doce no son anteriores y exteriores a la Comunidad sino que surgen dentro de ella y al servicio de ella. Y el teólogo Y. Congar acota: ´´salvo los casos particulares que encarnan formalmente una situación de autoridad, lo que fue fundado en los doce no fue solamente la jerarquía, sino la Iglesia´´.
De ahí deduce el teólogo Rahner, que la Iglesia es lo más popular. ´´Sino democracia, entonces mucho más que democracia´´ (TeológoTorres Queiruga). El Hijo del hombre no vino a que lo sirvan, sino a servir (Mc. 10,42). …Luego si yo el Señor y el maestro les he lavado los pies, también Ustedes deben lavarse los pies unos a otros… (Jn. 13,12). Por eso se eligió constantemente una palabra que nunca va asociada a una dignidad o posesión especial: diakonia (servicio).
Es el imponderable Karl Rahner quien le pone ´´la tapa al pote´´ fundamentando bíblica y teológicamente el sentido esencialmente comunitario del cristianismo: y dice así el eminente teólogo (de la línea mayoritaria y progresista del Concilio Vaticano II):
El sujeto de la salud al que se dirige la misericordia
de Dios es siempre en primer lugar el pueblo,
la Iglesia en cuanto es la otra parte contrayente
en la alianza, cosa que no puede ser el individuo
en cuanto tal, mientras el individuo no tiene nunca participación
en la gracia, sino como miembro de tal pueblo de la Promesa.
Palabras que no tienen ningún desperdicio y que son un convidado de piedra en nuestros predicadores, clérigos y laicos. En la Comunidad Cristiana todos somos iguales y sólo nos diferencian las distintas funciones: en ella toda la Iglesia es ministerial, en razón no de la ordenación sacerdotal, sino del Bautismo, que es obra del Espíritu Santo y no del sacerdote que nos lo administró. Sin embargo, no se puede comparar el fiestón que se hace en una ordenación sacerdotal (lo cual no está mal) con la poca importancia del Bautismo… Y si es el Bautismo que nos hace Hijos de Dios, esta filiación está por encima del sacramente del orden y de todas las funciones en la Iglesia (R. Brown). ¿Cambia de vida el que recibe el Bautismo? Poco o nada; somos lo que de nosotros hace la Sociedad.
Dios es Comunidad o como dijo el Teólogo L. Boff ´´La Trinidad es la mejor Comunidad´´. Sin embargo el individualismo está minando la Iglesia. Es su cáncer. Todo es ´´mi Dios´´, ´´mi alma´´, ´´mi hermano´´ y hasta ´´ mi Arzobispo´´ y muchísimos más ´´mis´´. Jesucristo no actuó así, sino que se decidió por el comunitarismo. Jesús no hizo nada, no habló nada, no dió ningún mensaje antes de formar su pequeña Comunidad a través del llamamiento y del seguimiento. Los invitó a que estuvieran con ély enviarlos a predicar (Mc. 8,34). Y todo ello en la presencia de su Padre a quien se dirigía con el cariñoso título de Abba (papá). Combinó su cercanía al Padre con la de su Pueblo, su pueblo pobre y excluido. Dicho de otra manera, Jesús alimentaba su cercanía al pueblo que nunca abandonó, con su oración al Padre. ¿Por qué nuestra oración no surte el mismo efecto que surtió en Jesús? Y eso que ahora se reza más con la entrada del Carismátismo; pero nuestra Sociedad está peor, ella no es la voluntad de Dios.
La Iglesia de Jesús
¿Qué es la Iglesia para ti? Esta pregunta vamos a hacérsela al mismo Jesús. Está claro que Jesús no pensó en una Iglesia, ni la mencionó. El teólogo francés I. Congar un ´´peso pesado´´ de la teología católica se expresó así: ´´No me vengan a mí con lo de Mt. 16,18 (tu eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia) porque ese texto al decir de los más calificados exegetas católicos, es una interpolación y por ende no es de la autoría de Mateo. Quedémonos pues con Rahner, en lo que ese refiere a Jesús y la Iglesia: La iglesia procede de Jesús pero no fué su fundador. Es más, hay teólogos que piensan, que según palabras de Jesús la Iglesia no iba a ser necesaria, porque era inminente el Reino de Dios. En verdad les digo: ´´No pasará esta generación sin que todo esto acontezca´´. Todo indica que Jesús preveía un desenlace rápido. No imaginó un plazo muy largo.
Los textos que los evangelistas nos conservaron dan la impresión de que Jesús esperaba un fin próximo. ¡Ciertamente Jesús no podía tener la visión de la historia que nosotros tenemos! No podía prever los 21 siglos que nos separan de él. Él mismo dijo que el Padre lo dejó en la ignorancia: ´´En cuanto a ese día o a esa hora (de la destrucción del templo y del mundo) nadie lo sabe; ni los ángeles en el cielo, ni el Hijo sino solamente el Padre´´ (Mc 13,4). ¡Dejémonos de ponerle fecha a Dios!
Naturalmente los discípulos tuvieron que corregir las promesas de Jesús a la luz de la demora y profundizar todo lo que les había dicho en función de la situación en que se encontraron. Puede parecernos increíble que Jesús haya permanecido en una ignorancia tan grande con respecto al futuro de la Iglesia. De hecho, no les dejó más instrucciones que la misión de recorrer el mundo entero. Oigamos lo referente a la vida interna del grupo y al desenvolvimiento de aquello que iba a ser, según Jesús, la Iglesia cristiana: Algunas recomendaciones de humildad y de caridad, reunió a los 12 y les entregó a continuación su obra, dió una misión especial a Pedro y recomendó que celebraran la cena en recuerdo suyo y como señal de la nueva alianza sellada en la cruz. Nada más. Eso fué la Iglesia para Jesús.
Lo que significa que ´´ Jesús no previó nada para la Iglesia. Todo se lo dejó confiado al Espíritu Santo. El Espíritu acompañaría a los Apóstoles y le inspiraría el modo de prolongar su acción hasta el final de todas las cosas´´ (Teólogo Belga-Brasileño José Comblin). Así se impone lo que dijimos en un artículo anterior sobre el Reino de Dios que fué su Proyecto. La iglesia no tienerazón de ser en sí, sino en razón del Reino de Dios. Por ello, no se puede decir: ´´Soy un servidor de la Iglesia´´. Porque si la Iglesia es bíblica y teológicamente un servicio, entonces cómo se come eso de ´´servir al servicio´´. Como dijo el Obispo francés J. Gaillot: Una Iglesia que no sirve, no sirve para nada. Es equivocadoidentificarIglesia y Reino de Dios. Y esa identificación, además, es una herejía, la cual sale a flote con mucha frecuencia en el leguaje triunfalista de Laicos y Eclesiásticos. ¿Cómo se puede decir, y se ha oído: la Iglesia viento en popa y el pueblo dominicano llevándoselo… sí, ese mismito? ´´A la Iglesia hay que amarla, no idolatrarla´´ (Juan Pablo II).
Es de lamentar que el centro de la vida de la Iglesia no es el evangelio, sino la Religión con sus dogmas, con sus leyes y ritos. Y si ponemos en esto la renovación de la Iglesia, lo que se consigue es que seremos más ´´religiosos´´ pero menos ´´evangélicos´´. Jesús se puso del lado de las víctimas, de los pobres, enfrentándose a muerte con la Religión. De manera que este enfrentamiento es central en los evangelios, en la vida y en el mensaje de Jesús. En la Iglesia hay miedo a afrontar esta toma de postura que asumió Jesús. Tenemos mucho miedo a que se nos juzgue según el texto tremendo de Mt 25,31-47. Tenemos miedo a quedarnos sin Religión y solamente con lo que hemos hecho o hemos dejado de hacer. Qué bien nos vienen las palabras de Dietrich Bonhoeffer, poco antes de ser asesinado por los nazis: ´´Dios clavado en la cruz permite que lo echen del mundo. Dios es impotente y débil en el mundo, y precisamente solo así está Dios con nosotros y nos ayuda… Cristo no nos ayuda por su omnipotencia, sino por su debilidad y por su sufrimiento´´. En nuestra práctica o en lo que se ve, qué difícil de digerir son estas palabras…Nos dirigimos a Dios como Dios todopoderoso pero el mismísimo Jesús nos dijo que oráramos: ¡Padre nuestro!
Parecería que toda la Iglesia a todos los niveles está como blindada para un Dios débil. ¿O es que nuestra evangelización está tan sumamente deficitaria? ¿Es que nos falta Fe-Confianza en el Dios de Jesús? ¿O es que queremos ser tan poderosos que hacemos al Dios de Jesús todopoderoso también? ¡Y es todopoderoso, pero el Dios de Jesús no se manifiesta así ¡
Dos profesores de una universidad española han publicado un Diccionario de frecuencias de las unidades lingüísticas del castellano. Según esta obra monumental, de cada dos millones de palabras (orales o escritas), la palabra Iglesia se repite 218 veces, Religión 140 veces, mientras que Evangelio sólo se menciona en 13 ocasiones. Por lo tanto, de las tres palabras mencionadas el Evangelio se lleva la peor parte y con mucha diferencia. O sea, la Iglesia y la Religión están mucho más presentes que el Evangelio en nuestra cultura y en nuestra Sociedad. Nuestros criterios y nuestros valores giran más en torno a la Iglesia y a la Religión que en torno al Evangelio. Se diría que la Religión integra en si al Evangelio, de forma que la Religión es la que interpreta al Evangelio y no el Evangelio a la Religión. La Religión recorta las aristas más fuertes del Evangelio, hasta convertirlo en asunto de piedad y devoción. ¿No es lo que pasa en nuestra Iglesia? ¡Clérigos de bajo y alto voltaje hablando de todo, pero de todo (talvez cumpliendo una obra supletoria) menos del Evangelio!
Yo no creo, salvo mejor opinión que nosotros tengamos ´´500 años de Evangelización´´. Creo que no es exagerado decir: ´´500 años de Religionación´´. No es casual que Felipe II prohibiera en 1568 que se escribiera sobre las cualidades de los Indios, Carlos V prohíbe a los Obispos de América asistir al Concilio de Trento y el procedimiento intimidatorio del ´´requerimiento´´ por el cual se obligaba a los indígenas a abrazar la fe. El Papa Alejandro VI dictaminó: ´´…Procúrese la ´´salvación de las almas´´; sométanse las naciones y sean ellas reducidas a la fe´´. Era una guerra santa al estilo de las cruzadas medievales. Decía Oviedo: ´´la pólvora de los cañones contra estos idólatras es como incienso para Dios. La conquista es un mal necesario para su Evangelización´´. El caso de los esclavos africanos es aún más triste. El choque de la cruz y la espada fué la más grande aberración del mundo. Si en vez se hubiera evangelizado, no estuviéramos como estamos. Y hay más. El gran Vitoria, iniciador del derecho de gente internacional, a pesar de toda su clarividencia, abrió la puerta a la conquista y a la guerra contra los indígenas, con la excusa de que niegan a los misioneros el derecho a predicar la fe. Pero nuestro viacrucis no termina ahí: Por dos ocasiones Pio VII y León XII publicaron sendas encíclicas en contra de la independencia de los pueblos de la América Española.
La Iglesia del Concilio Vaticano II
Uno de los redescubrimientos del Concilio fué definir la Iglesia prioritariamente como pueblo de Dios:
Quiso Dios santificar y salvar a los hombres
no individualmente y aislados, sin conexión entre sí, sino,
hacer de ellos un pueblo que le conociera de verdad
y le sirviera con una vida santa. (LG 9)
Y más abajo puntualiza la igualdad y la unidad de los cristianos:
…Aunque algunos por voluntad de Cristo sean maestros,
administradores de misterios y pastores de los demás,
sin embargo existen entre todos una verdaderaigualdad
en cuanto a la dignidad y a la actividad común para
todos los fieles en la construccióndel cuerpo de Cristo.
(LG 32-3)
Hay que decirlo, estas citas del Concilio encontraron gran rechazo en la Curia Romana, capitaneada por el Cardenal Ottaviani, asesorado por el ultraconservador Jesuita de la Universidad Gregoriana S. Tromp (mi profesor). Pero los Obispos conciliares con sus teólogos asesores pudieron definir a la Iglesia como pueblo de Dios, aunque la minoría se oponía porque todavía estaban en el Concilio Vaticano I donde se identifica la Iglesia con la jerarquía. El sínodo del 1985 cambio lo de pueblo de Dios (porque le parecía político el término) por el de Comunión: vuelta atrás.
El proclamador del Concilio Juan XXIII, no sólo quería una Iglesia de los pobres, sino entre otras cosas, manifestar que el Papa solo, no se bastaba para dirigir la Iglesia; que la Iglesia no es una Institución jurídica ni autoritativa (lo que quería la Curia Romana) en la que sólo el Papa manda y todos los demás obedecemos, sino que es una gran Comunidad de creyentes, en la que todos somos responsables, cada uno en su lugar, de la totalidad del cuerpo de Cristo (Teólogo J.M. Castillo).
¿Por qué Rhaner interpretó el postconcilio como un invierno? Porque sucedió lo siguiente: no es exagerado decir que la catequesis que salió del Vaticano II fué un don de Dios a la Iglesia; pero se vió entorpecida por los hombres de la Curia. El mismo teólogo Castillo dice: podemos tener una eclesiología toda lo avanzada que se quiera, pero al mismo tiempo tenemos un Derecho Canónico tradicional y conservador; la Iglesia seguirá siendo lo que ha sido durante siglos…´´ La organización en manos de la Curia´´ le torció el pulso al Concilio! Juan Pablo II y Benedito XVI no eran Juan XXIII.