Dios, desde los tiempos antiguos, nos ha hablado de la unidad y el compañerismo que deben manifestarse en su pueblo, y a pesar de eso, no hacemos lo suficiente para que éstos dones sean parte de la vestidura del Cristiano, y la verdad es, que nesecitamos despojarnos de ciertas cosas que nos impiden avanzar hacia el terreno de esa cobertura, el de la unidad, en medio de una Iglesia a grandes rasgos dividida.
El idioma griego hace entendible la palabra unidad definiéndola como -jeis-, que significa uno:—{una} cosa, pero cuando éste término pasa a ser -jenotés- en esa misma lengua, entonces es unidad, que al mismo tiempo es figura de unanimidad.
Así, en esa dirección, fue como que Jesús le oró al Padre, diciendo: “Para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. San Juan 17:21.
En el versículo 22 de ese mismo capítulo, el Señor volvió a interceder en oración sobre su propuesta de que la Iglesia viviera bajo la comunión de la unidad, y en su plegaria de mansedumbre y humildad, expresó: “La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno”.
El libro de los Hechos capítulo 1 y versículo 14, Dios da una poderosa demostración al declarar que ésta es su voluntad para la niña de sus ojos, dice: “Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos”.
La más grande lección de humildad, Jesucristo, nos invita a la unidad y unanimidad: “Unánimes entre vosotros; no altivos, sino asociándoos con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinion”. Romanos 12:16.
Anhela el Señor ésta bendición “Para que unánimes, a una voz, glorifiquéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo”. Romanos 15:6.
Pongamos a un lado lo que esté impidiendo, divisiones e incomprensiones, y marchemos hacia la conquista en unidad, sin hipocresía ni orgullo!!!! No hay tiempo que perder!!
Compañerismo, armonía y unidad, son dones de su perfecta voluntad para la Iglesia, meditemos en éste mensaje del salmista David:
¡No hay nada más bello
ni más agradable
que ver a los hermanos
vivir juntos y en armonía!
2 Es tan agradable ver esto
como oler el buen perfume
de los sacerdotes,
perfume que corre
de la cabeza a los pies.
3 Es tan agradable
como la lluvia del norte
que cae en el monte Hermón
y corre a Jerusalén, en el sur.
A quienes viven así,
Dios los bendice
con una larga vida.
Salmos 133
Traducción lenguaje actual {TLA}
“Que que todos sean uno”, es el reto que tenemos por delante, y podemos vencer diciéndole al monte que se opone: “Quítate y échate en el mar.” {Mateo 21:21}. En el nombre de Jesús!!!! A su nombre….Gloria!!!!
Pastor
Antonio Regalado