Barack Obama, se reunió ayer con supervivientes y familiares de las víctimas del tiroteo del domingo en Orlando (Florida) para aportar algo de consuelo a su “indescriptible” dolor, y urgió al Congreso a actuar para alejar las armas de asalto de los terroristas en el país.
Cuatro días después del peor tiroteo en la historia de Estados Unidos, que dejó 50 muertos -incluido el atacante, Omar Mateen, un estadounidense de origen afgano de 29 años- y 53 heridos, Obama viajó a Orlando para expresar apoyo a los afectados por la masacre. “Hace cuatro días, esta comunidad se vio sacudida por un acto malvado y lleno de odio. Hoy, recordamos lo que es bueno. Que hay compasión, empatía y decencia, y sobre todo, que hay amor. Ese es el Orlando que hemos visto en los últimos días”, afirmó el mandatario en declaraciones a periodistas.
De las cuatro horas que pasó en Orlando, Obama dedicó dos a reunirse con los afectados por el tiroteo, entre ellos los policías, agentes de seguridad y equipos de emergencia que respondieron al tiroteo; pero también con los propietarios y el personal de la discoteca gay Pulse que estaban trabajando cuando ocurrió el ataque.
Familiares y sobrevivientes
También se reunió, en pequeños grupos, con familiares de las 49 víctimas mortales del tiroteo y con algunos de los supervivientes de la tragedia, que afectó sobre todo a la comunidad hispana y homosexual de la ciudad del centro de Florida.
“Estas familias podrían ser nuestras familias. De hecho, son nuestra familia, parte de la familia estadounidense. Hoy, el vicepresidente (Joseph Biden) y yo les dijimos, de parte del pueblo estadounidense, que nuestro corazón también está roto”, dijo Obama.