Washington, 20 nov (EFE).- El presidente de EEUU, Barack Obama, defendió que la regularización de más de cinco millones de inmigrantes indocumentados anunciada hoy no es una amnistía, como esgrime la oposición republicana, sino una medida “moderada y de sentido común”.
“Sé que algunos de los críticos de esta medida la llaman amnistía. Bueno, no lo es”, señaló Obama en un discurso a la nación desde la Sala Este de la Casa Blanca.
“Amnistía -explicó- es el sistema migratorio que tenemos actualmente, donde millones de personas viven aquí sin pagar sus impuestos o someterse a nuestras reglas, donde los políticos usan este asunto para asustar a los ciudadanos y buscar votos”.
El paquete de medidas unilaterales de Obama regulariza a más de cinco millones de indocumentados, la mayoría padres con hijos que son ciudadanos o tienen residencia permanente en el país, y es la mayor acción de este tipo desde la que decretó en 1986 el entonces presidente republicano, Ronald Reagan.
“Esperamos que la gente que vive en este país siga las normas (…). Por eso vamos a ofrecerles el siguiente trato: si has vivido aquí más de cinco años, si tienes hijos que son ciudadanos o residentes legales, si no tienes antecedentes penales y estás dispuesto a pagar tus impuestos, puedes solicitar quedarte en este país temporalmente y salir de las sombras”, explicó el presidente.
Y, anticipándose a sus críticos, aclaró: “Este trato no está disponible para los que han venido recientemente (después de enero de 2010), ni para los que puedan venir ilegalmente en el futuro”.
“Tampoco garantiza la ciudadanía, o el derecho a quedarse permanentemente, ni ofrece las mismas ayudas y subsidios que reciben los ciudadanos, solo el Congreso puede hacer eso. Todo lo que estamos diciendo es que no los vamos a deportar”, precisó.
Obama se decidió este verano a actuar unilateralmente en inmigración tras esperar un año a que los republicanos desbloquearan en el Congreso su ambiciosa reforma migratoria integral aprobada por el Senado en junio de 2013.
“Las acciones que estoy tomando -esgrimió- no sólo son plenamente legales, sino que son el tipo de acciones que han tomado cada uno de los presidentes republicanos y demócratas en el último medio siglo”.
“Y para los miembros del Congreso que cuestionan mi autoridad para mejorar nuestro sistema migratorio, o mi actuación donde el Congreso no lo ha hecho, tengo una respuesta: aprueben la ley (la reforma migratoria)”, concluyó.
Las medidas de Obama regularizan a cerca de la mitad de los 11,3 millones de indocumentados que viven en el país, según los cálculos del Gobierno, de los cuales la mayoría son latinoamericanos y más de la mitad mexicanos.
Pide debate sobre inmigración centrado en esperanzas y no en miedos
Obama, pidió hoy un debate sobre el sistema migratorio del país “centrado en las esperanzas y no en los miedos” del pueblo estadounidense para lograr una solución integral y permanente.
Tras anunciar acciones ejecutivas unilaterales que evitarán la deportación de unos cinco millones de personas durante los próximos tres años, el presidente insistió en que sigue siendo necesario un marco legislativo aprobado por el Congreso.
“Quiero -reiteró- trabajar con ambos partidos para aprobar una solución legislativa más permanente. Y el día que firme ese proyecto de ley en ley, las acciones que hoy tomo ya no serán necesarias”.
Obama citó a su predecesor, el republicano George W. Bush, para reconocer el papel de los inmigrantes en el país asegurando que “son parte de la vida estadounidense”, con la intención de amortiguar las fuertes críticas que le han llovido por parte de los conservadores.
“Como una vez mi predecesor, el presidente Bush, dijo: Son parte de la vida estadounidense”, afirmó el mandatario en su alocución desde la Casa Blanca.
“Ahora aquí está la cosa. Esperamos que la gente que vive en este país siga las reglas. Esperamos que los que cruzan la línea no sean recompensados injustamente”, aseveró el presidente, al insistir en que sus medidas no supondrán una “amnistía” para todos los indocumentados.
Obama reiteró que sigue creyendo en que “la mejor manera de resolver este problema es mediante el trabajo conjunto y aprobar un tipo de ley de sentido común”.
“Pero hasta que eso ocurra -puntualizó-, hay acciones que tengo la autoridad legal de tomar como Presidente, el mismo tipo de medidas adoptadas por presidentes demócratas y republicanos antes que yo, y que ayudarán a que nuestro sistema de inmigración sea más legal y más justo”.
El mandatario aseguró comprender las preocupaciones de los más escépticos sobre su decisión, pero apeló a la historia de inmigrantes que vertebra al país y a sus valores.
“¿Somos una nación que tolera la hipocresía de un sistema en el que los trabajadores que recogen nuestra fruta y hacen nuestras camas nunca tengan la oportunidad de estar de acuerdo a la ley?”, se preguntó.
“¿O somos -prosiguió- una nación que les da la oportunidad de hacer las paces, asumir sus responsabilidades, y dar un futuro mejor a sus hijos?”.
Las acciones ejecutivas anunciadas hoy evitarán la deportación de unos 5 millones de inmigrantes indocumentados durante tres años.
El grueso de esa cifra serán padres cuyos hijos sean ciudadanos estadounidenses o residentes permanentes, que demuestren que llevan en el país desde antes del 1 de enero de 2010 y que carezcan de antecedentes criminales.
Por otra parte, el Departamento de Seguridad Nacional elaborará una nueva guía de acción para que la política de deportaciones se centre en criminales, en personas con delitos vinculados a la seguridad nacional y en quienes cruzaron la frontera desde el 1 de enero pasado.