Washington (EE. UU.).- El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, anunciará la próxima semana su prometido paquete de medidas ejecutivas sobre inmigración, que incluirá la suspensión de millones de deportaciones, según una información de la cadena FOX que cita fuentes cercanas a la Casa Blanca.
Entre las diez medidas de Obama destaca la ampliación de la Acción Diferida (DACA, por su sigla en inglés), una medida que desde su entrada en vigor en agosto de 2012 evitó la deportación de más de 580.000 jóvenes indocumentados que llegaron a EE. UU. cuando eran niños.
Hasta ahora eran elegibles para la DACA los que entraron en el país antes de junio de 2007 siendo menores de 16 años y tenían menos de 31 en junio de 2012, cuando se aprobó la ley.
Según las fuentes de la FOX, Obama planea reducir los requisitos de la DACA a haber entrado en el país con menos de 16 años y antes de enero de 2010, una modificación que evitaría la deportación de unos 300.000 inmigrantes.
Asimismo, siempre según la cadena conservadora, Obama planea ampliar la DACA a los padres indocumentados que tienen hijos ciudadanos o con residencia permanente, lo que permitiría quedarse en el país a unos 4,5 millones de personas.
Entre las medidas de Obama, de gira esta semana en China, Birmania y Australia, también se encuentra aumentar los salarios de los funcionarios que trabajan en inmigración, así como incrementar la seguridad en la frontera.
Una portavoz de la Casa Blanca aseguró que “el presidente aún no tomó una decisión sobre las medidas para arreglar el sistema migratorio”.
“De hecho, aún no recibió las recomendaciones finales del Departamento de Seguridad Nacional”, añadió.
Ante el obstruccionismo de la oposición y consciente de que el voto latino es vital para el futuro candidato demócrata de 2016, Obama prometió medidas unilaterales que emanarán de su poder ejecutivo para antes de que acabe el año y que cuentan con el rechazo republicano antes incluso de conocerse.
Obama había previsto anunciar estas medidas antes del final del verano, pero dio marcha atrás y decidió retrasarlo hasta después de las elecciones legislativas de noviembre para no perjudicar a los candidatos demócratas.
En junio de 2013, el Senado controlado por los demócratas aprobó un proyecto de reforma migratoria, pero la Cámara Baja, de mayoría republicana, prefiere medidas parciales y condicionadas al aumento de los recursos para reforzar la seguridad fronteriza, por lo que la prometida reforma integral de Obama quedó estancada en el Congreso.