Barack Obama, defendió la estrategia con la que ha combatido el terrorismo durante sus ocho años en el poder y advirtió a su sucesor, Donald Trump, que esa amenaza no desaparecerá con intervencionismo, torturas a supuestos extremistas o intolerancia con los musulmanes.
En su último discurso sobre temas de defensa, Obama articuló las diferencias entre su política antiterrorista y las de su predecesor, George W. Bush, y ofreció una serie de recetas a quien le reemplazará en el poder en enero, al considerar que la “amenaza” del terrorismo “perdurará” durante mucho tiempo.
“El 20 de enero, me convertiré en el primer presidente de EE.UU. que ha completado dos mandatos enteros en tiempos de guerra”, dijo Obama desde la base aérea MacDill en Tampa (Florida).
Obama recibió en 2009 el premio Nobel de la Paz, y de esta forma reconocía haber marcado un récord por su permanencia en guerra, aunque aseguró al mismo tiempo haberse guiado en las contiendas en Afganistán e Irak por unos estándares legales y morales que, a su juicio, brillaron por su ausencia durante la década pasada.
“Durante los últimos ocho años, hemos demostrado que ser fieles a nuestras tradiciones como nación de leyes beneficia a nuestra seguridad así como a nuestros valores”, afirmó Obama, al recordar que prohibió la tortura a los sospechosos de terrorismo.
Obama defendió que su política antiterrorista ha convertido a Al Qaeda en “una sombra de lo que fue” y está “rompiendo la columna vertebral del Estado Islámico” (EI), que ha perdido casi “la mitad del territorio” que controlaba en 2014 en Irak y Siria.
“Y hemos gastado en ello (en la campaña contra el EI) 10.000 millones de dólares en dos años, la misma cantidad que solíamos gastar en un mes en el cénit de la guerra de Irak”, apuntó Obama.
Sin nombrar directamente a Trump, Obama también quiso desmontar muchos de los argumentos de su campaña electoral y le pidió mantener una estrategia “inteligente” y sostenible a largo plazo.
“En lugar de ofrecer falsas promesas de que podemos eliminar el terrorismo lanzando más bombas o desplegando más y más tropas o aislándonos del resto del mundo, tenemos que adoptar una visión con perspectiva de la amenaza terrorista”, sostuvo el mandatario.
Advirtió, además, de que “estigmatizar a los musulmanes” y declarar la guerra al Islam envalentonaría a los grupos extremistas y tendría un alto coste humano y moral para EE.UU.
“Nosotros no imponemos tests religiosos como prueba por la libertad”, afirmó Obama en referencia al plan de Trump de someter a ciertos inmigrantes y refugiados a un “escrutinio extremo” basado en “tests ideológicos”.
El mandatario se congratuló de que “ningún grupo terrorista” haya “lanzado con éxito un ataque” en EE.UU. durante su Presidencia, pero reconoció que ha habido masacres como la de la maratón de Boston en 2013 o la de una discoteca en Orlando el pasado junio, perpetradas por “individuos desequilibrados que se radicalizaron en internet”.
“Así que esta amenaza perdurará. No podremos lograr el tipo de victoria claramente definida, comparable a las que ganamos en anteriores guerras contra naciones”, indicó el mandatario.