Ya sea Australia, Alemania, Portugal o Costa Rica, cada vez es más habitual escuchar que algún país ha tenido cuatro, cinco o ciento cincuenta días de energía gratis gracias a las renovables.
En realidad, aunque cada vez pasa más a menudo, no es nada nuevo. Por ejemplo, en la España de 2010 ya hubo 200 horas a precio cero. Y la verdad eso de ‘energía gratis’ suena bien, pero a final de mes siempre llega la factura y esa gratuidad no se ve por ningún sitio. ¿Qué está pasado? ¿Es cierto que en el futuro podremos tener energía gratis?
Donde se deciden los precios: el pool eléctrico
Cada país tiene sus particularidades y no siempre el mercado eléctrico funciona igual. Pero, en términos generales, la idea de un mercado mayorista común se puede encontrar en la inmensa mayoría de los países del mundo. Allí, en una enorme subasta que llamamos “pool eléctrico”, se define el precio por el que los productores venden cada megavatio hora. El mecanismo, aunque a veces puede parecer un poco confuso, es bastante sencillo.
En la subasta, se ordenan los distintos productores de más baratos a más caros. Es importante señalar que el precio no sólo se define por lo que vale producir la energía. Debido a las enormes inversiones que requieren estas infraestructuras y a nuestra poca capacidad para almacenar los excedentes, los precios atienden a cuestiones políticas, financieras y estructurales.
Una vez ordenados, van entrando en la subasta de menor a mayor hasta que ya no hace falta más energía. El precio que reciben todos los productores lo marca el último megavatio hora en entrar en la subasta. Es el “por mí y por todos mis compañeros” de la industria energética.
El orden de las cosas (eléctricas)
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Así que, por ejemplo: La energía nuclear y la hidráulica son las primeras en entrar. Y lo hacen a precio cero. Hablando de infraestructuras muy caras y complejas de parar cuando hay un exceso de energía. Por eso, efectivamente, se intenta que esa energía se venda sí o sí.
Después, y también a coste cero, entran las renovables. La energía renovable que no se consume se desperdicia y esto se nota en su precio final. Al final del todo, entran el resto de energías como las producidas por el gas y el carbón. Son las que fijan el precio final, el precio que cobrarán todos y cada uno de los productores anteriores.
¿Energía gratis? ¡Energía gratis!
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Como veis el mismo sistema permite que si las energías nuclear, hidráulica y el resto de renovables bastan, el precio de la energía es cero. De hecho, como es muy caro parar las plantas, si esas fuentes de energía producen más de lo necesario, los precios pueden llegar a ser negativos (aunque esto no es posible en todos los países).
Pero antes de que os volváis locos con los adornos de navidad para celebrar que “nos van a paga por consumir energía”, hay que decir que los consumidores minoristas no vamos a notar mucho esta gratuidad.
El precio de la luz
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Por un lado, porque la factura eléctrica no sólo incluye el precio que ha costado producir la energía, sino que va acompañada por una larga lista de cánones, impuestos, seguros, alquileres de equipo y márgenes de beneficio. Sólo algunos grandes consumidores que compran directamente en el pool eléctrico llegan a notarlo.
Por el otro, porque el sistema se basa en el acuerdo tácito de que la energía va a costar algo más que cero. Al menos lo suficiente para cubrir gastos de producción. Si la situación se extendiera, lo más lógico es que el pool eléctrico se cambiara para permitir que los productores obtuvieran beneficios.
Así que, pese a que los avances de las energías renovables nos hacen ser optimistas, no estamos cerca de un futuro con energía gratuita. Ni siquiera en el autoconsumo. Pero sí parece que vamos a uno con energía muy barata. Y un futuro así es, a todas luces, un buen futuro.