Armas de energía dirigida, destinadas a causar disrupción o dañar el cerebro de las víctimas, serían el instrumento más probable utilizado en los misteriosos “ataques” que sufrieron en Cuba 26 diplomáticos estadounidenses y sus familiares, dijeron tres médicos citados por la revista National Defense.
Los expertos fueron contactados por el Departamento de Estado para participar en la investigación de los problemas de salud que presentaron en La Habana los diplomáticos, quienes se quejaron de haber escuchado ruidos repentinos y sentir presión en los oídos, dolores de cabeza, vértigo, mareos y pérdida de funciones cognitivas.
El equipo de expertos concluyó que podría tratarse de ataques en los que se utilizaron a gran escala “neuro-armas”.
Según National Defense, las “neuro-armas” son una amenaza emergente, pero poco comprendida, lo que se complica por la facilidad con que se pueden comprar en internet.
Pueden tener la forma de agentes biológicos, armas químicas y —es el caso de La Habana— energía dirigida. También es posible la combinación de diferentes métodos, dijo el doctor James Giordano, profesor de los departamentos de Neurología y Bioquímica en el Centro Médico de la Universidad de Georgetown y jefe del Programa de Estudios de Neuroética en el Centro Pellegrino de Bioética Clínica.
Los efectos pueden ser latentes, duraderos, altamente disruptivos y la atribución es difícil, advirtió el médico.
Los “ataques” en Cuba ocurrieron en las residencias de los funcionarios estadounidenses, con excepción de dos, registradas en hoteles, dijo el doctor Michael Hoffer, del Departamento de Otorrinolaringología de la Universidad de Miami.