Hannah Turtle, una madre de 22 años oriunda del norte de Gales, ha admitido en corte haber envenenado y asesinado a su hijo de sólo 7 semanas, tras administrarle antidepresivos en su biberón y sofocarlo.
Luego de cambiar sorpresivamente su alegato ante la justicia de Reino Unido, Turtle declaró escuchar voces que le decían que era “una mala madre y que no merecía tener a su bebé”, razón que citó como un macabro justificativo para terminar sofocando al indefenso infante.
En su escalofriante testimonio compartido por el periódico británico Daily Mail, la madre compartió que en el lapso de diez días sofocó a su hijo James Hughes en tres ocasiones distintas, con un tercer intento que lo llevaría al triste desenlace final. Turtle confesó haberle tapado la boca y nariz con la intención de que dejara de respirar por primera vez en mayo de 2016.
El hecho ocurrió en la casa que Turtle compartía con su pareja Ian Hughes y su madre Kathleen en la localidad galesa de Shotton. La madre espera su sentencia final el día jueves. Su defensa asegura que la mujer sufría de depresión post parto y que, a pesar de no sufrir una enfermedad mental, Turtle mostró signos de un trastorno de personalidad.
Turtle admitió haberle tapado la nariz al niño el día 31 de mayo, lo que llevó a que el bebé se pusiera azul por la falta de oxígeno. Los paramédicos asistieron al infante en un hospital y lo dieron de alta para que regresara a su hogar familiar. El día 3 de junio tuvo lugar otro ataque que obligó a resucitar a James, pero nuevamente los médicos no asociaron el episodio con un ataque de su propia madre.
Tras regresar a su hogar el día 6 de junio, la madre llevó adelante el ataque final sólo tres días después. A pesar de que el bebé se resistió hasta el último momento, durante al menos cinco minutos, no pudo con la fuerza destructiva de su madre. Tras sentarse junto al cuerpo inerte de su hijo por unos instantes, Turtle se dirigió al baño y al regresar fingió sorpresa al encontrarlo sin signos vitales.