Familias que residen en el sector de isla Perdida en esta ciudad dice sentirse amenazadas desde hace tiempo de ser arrastradas por las contactes riadas que provoca el Rio moca, la cual no aguanta mas de vivir aquí.
Expresaron que cuando se produce una crecida del rio, tienen que salir de sus casas con los ajuares en la cabeza, así evitar que el río arrastre sus pertenencias.
Indicaron que sus viviendas están a punto de irse al fondo de este afluente debido a que el terreno donde fueron construidas las mismas prácticamente ha sido borrado por la crecida del río moca.
Dijeron que en ocasiones familias que habitan cerca de este río han sido evacuadas por representantes de organismos de socorro, mientras otras han sido advertidas del peligro que corren en caso de que produzca un desborde.
“Cuando llueve ese rio no hay quien lo aguante, viene acabando con todo, y eso no poner muy incomodo, yaqué sentimos mucho temor de que se lleve todo” dijo Jorge Luis Duran
Asimismo, indico que las autoridades del Gobierno sólo van allí en tiempo de lluvia y prometen cosas que no cumplen, ya que cuando sale el sol se olvidan de las promesas que hicieron.
Dijo que esta comunidad constantemente se mantienen en alerta ante cualquier emergencia, afirma que se mantienen atentos a los informes del tiempo a través de los medios de comunicación para no volver a sufrir consecuencias como han sucedido en otras ocasiones
“La única solución a este problema es que hagan gaviones o que nos saque de aquí, porque ya no aguantamos mas, viviendo en esta agonía de vida, cuando hay una tormenta que viene para el país, en isla perdida no se duerme con temor al rio” dijo Duran
Recuerdo que debido a las constantes crecidas del río se ha producido el derrumbe en una amplia franja de terreno que separa el centro de este municipio de dicho afluente.
Manifestó que estos sectores asiste un gran asentamiento humano, los cuales están desprotegidos a sus suertes, carente de recursos económicos y expuestos a contraer un conjunto de enfermedades infecto contagiosas
Sin embargo, no pierden la esperanza de ser reubicadas en lugares donde puedan criar a sus hijos sin el temor de que un día cualquiera mueran sepultados con los derrumbes y arrastradas por las aguas del río Moca.