De todos los momentos vergonzosos por los que tuvieron que pasar las concursantes deMiss Universo este pasado domingo, uno de los más destacados fue el de la pregunta final, cuando los nervios de las candidatas salieron a relucir, y más de uno quedó con la boca abierta ante respuestas poco elaboradas, y en ocasiones muy confusas.
Está por ejemplo el apoyo de la señorita Ucrania hacia el ejército de su país; también el mensaje de amor de la señorita Estados Unidos para los terroristas; o el hecho de que “todavía” quedan hombres que creen en la igualdad, de acuerdo a la señorita Colombia y actual Miss Universo.Pero, créalo o no, hubo una parte del certamen que fue un motivo aún más grande de burlas: la competencia de trajes típicos nacionales. En ese aspecto, uno que merece mención especial es el de Kimberly Castillo, representante de República Dominicana, que al parecer andaba buscando la beatificación al vestirse de la Virgen de Altagracia, con foto del Niño Jesús incluida. Esperemos que alguien le haya dicho que se confundió de evento y le haya dado la dirección correcta del convento.Sin duda, el primer premio se lo llevó Chanel Beckenlehner, la representante de Canadá, quien quizo rendirle un homenaje al deporte más representativo de su país (y quizás lo único que muchos conocemos sobre el vecino del norte): el hockey.No es claro si la candidata quiso representar a un jugador, o al equipo completo, o mejor aún, a la pista de hielo con jugadores incluidos, pero lo cierto es que esta indumentaria bastante particular (por no decir ridícula), debería contar también con una señal que advierta sobre el peligro de una posible lesión a cualquiera que se acerque a este ramillete de palos de metal.Otros trajes típicos que le hicieron fuerte competencia al de la canadiense fueron los de Curacao, España, Israel, Argentina, Irlanda, Bulgaria. En fin.