Por Amable Grullón.
La salida de Minou Tavárez Mirabal del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), puede que no tenga mucho valor numérico en términos de votos, como lo dicen algunos “analistas”. Su valor está en una dimensión en la que ellos, no pueden apreciar, por carecer de las herramientas y condiciones humanas necesarias.
En medio de la cualquierización y la desvalorización a que se ha empujado al país, y más en el plano político del transfugismo, el reparto y el mercantilismo, algunos llegan a creer que todo es válido, todo lícito y han expandido su ego a dimensiones incalculables. Pero en la vida, y más en la política, todo es en su tiempo y espacio.
El problema es que Minou, no es una simple diputada, No es de ese grupo, que con honrosas excepciones se come al país como el comején, como un cáncer letal devora al ser humano. Por ejemplo, mientras ellos se reparten cientos de millones en regalos y habichuelas con dulces, en los hospitales hay carencias para atender a los pacientes. Y Tienen la cachaza de defender sus acciones pese a que la constitución le fija otras.
Minou no es ni una dirigente del montón que usa fortunas injustificables para salir a repartir dádivas para colocarse en el Congreso Nacional, como ha ocurrido en los últimos años con los banqueros y millonarios del organismo.
Un congreso que deja mucho que desear. Que ha retrocedido en términos de calidad, que no sale de un escándalo y cuya imagen es una de las más bajas de las últimas décadas.
Es cierto que hay honrosas excepciones, que al igual que Minou, todos pueden tener la confianza de que no se prestarán a cualquier cosa, aunque tal vez, en un momento dado no tengan el coraje suficiente para hacer valer o imponer sus principios.
Hija de dos héroes
Minou recoge las banderas de la dignidad nacional expresada en múltiples luchas. No sólo es la hija de dos héroes nacionales, una condición que nadie más recoge en la política dominicana. Es que ella, nunca ha usado el nombre de su padre ni madre para traficar ni pedir favores en el Estado ni en ningún otro lugar.
Ella ha sabido llevar sus apellidos y su única herencia con un valor admirable que no mucha gente ha podido hacer en una época donde la desvergüenza pareciera ser lo normal y muchos se justifican en que “todos son iguales o todos los hacen”. Ni una ni la otra.
Es que ella ha llevado con orgulloso y con mucha dignidad. Toda la dignidad del mundo, el pensamiento y la firmeza de Manuel Aurelio Tavárez Justo y Minerva Mirabal. Banderas que por cierto, el PLD recogió en su momento y de la que sacó mucho provecho político.
Dejar un partido en el Poder, en medio de las proyecciones del PLD, con todo lo que ella significaba en ese Partido, es algo que escasas personas se atreverían hacer en este país. Pero Minou no sólo lo deja, sino que denuncia la desviación histórica de los principios de ese partido, de Juan Bosch, y de una gran cantidad de buenos y nobles dominicanos que el PLD siempre proyectó, pero que muchos de sus dirigentes han traicionado reiteradamente.
Hacia dónde ir
Está claro que Minou no ha renunciado al PLD para ir al PRD, porque saldría de Guatemala para Guatapeor, como decían nuestros viejos. Ella lo ha dicho, no se sumará al carnaval de oportunistas y desaprensivos de la política criolla.
No quiere repetir los mismos errores de muchas gentes valiosas que desesperan y se dejan llevar por factores emocionales, para caer en más de lo mismo, o con sus hechos o con sus actitudes.
No se trata, tampoco, de pensar en un partido nuevo, ya hay demasiados, de todos los colores y gustos. Ese sería un paso a repetir los mismos errores.
Una gran Reserva
Guardando las diferencias de época, e incluso, en los métodos, Minou es en este momento una gran reserva del pueblo dominicano como en su momento fueron su padre Manolo Tavárez y, posteriormente Francisco Alberto Caamaño Deñó, para citar dos casos.
Sólo debe esperar el momento preciso. El país vive uno esos períodos de España Boba, pero con un enorme potencial de cambio que se agita en cada una de sus manifestaciones de la vida. La misma situación política, social y económica, e incluso moral, son el principal sujeto mueve la realidad cambiante.
Los ejemplos de lo que puedo plantearles sobran en toda América Latina, No sólo en Suramérica, sino también en América Central, como son los recientes casos de Costa Rica y Panamá.
La República Dominicana no es un pueblo dormido ni atrapado en la indiferencia, es un pueblo que busca una alternativa viable que hasta el momento, por las razones diversas, no la tiene o no la asimila como viable. El trabajo es presentarla y hacerla viable de la misma forma que hombres y mujeres convencemos a nuestras pareja como somos la opción y no más de lo mismo.
