La cosa no pintaba demasiado bien para Microsoft hace pocos años: despojada de prácticamente cualquier posibilidad en el segmento de la movilidad y con un mercado que se apartaba lenta pero inexorablemente del PC para irse al smartphone, los de Redmond dejaban de plantear competencia a las empresas que le habían robado la cartera mirando al futuro.
Muchas de ellas no tuvieron que adaptarse, porque ya se sabe lo que dicen: la mejor manera de predecir el futuro es crearlo. Que es lo que hicieron Google, Facebook, o Apple. Todas parecían adelantarle por el carril de la derecha con la revolución que el móvil y la nube provocaron en nuestro mundo gracias a ellas. Y sin embargo, Microsoft resucitó de sus cenizas y ha vuelto a recuperar un papel que casi pierde por el camino.
Los cambios pueden ser muy buenos
La frenética evolución tecnológica ha cogido un poco desmarcados a gigantes que lo fueron todo hace algunos años. Intel, IBM, Yahoo! o AOL siguen siendo relevantes, pero hoy otras muchas marcan la pauta. Microsoft también estaba en ese grupo, y tras perder el tren de la movilidad parecía estar en problemas ante sus competidoras.
En 2013 la situación dio un giro notable. La aparición de Nadella ha hecho que la estrategia de Microsoft cambie de forma radical. El nuevo CEO de Microsoft ha reducido los recursos dedicados a divisiones “veteranas” y ha centrado los esfuerzos en dos áreas esenciales, la nube y el segmento de la movilidad.
Eso ha hecho que de repente la empresa vuelva a la relevancia, algo que destacaba Keith Weiss, un analista de Morgan Stanely que declaraba que Microsoft “falló en las búsquedas, en el navegador y en móviles. La nube pública es lo que tienen delante, y es algo tan grande que podría ser más grande que las otras tres juntas”.
El cambio de mentalidad en Microsoft es patente en Microsoft, donde sus veteranos se han dado cuenta de que hay otra forma de hacer las cosas. Joy Chik, uno de los responsables de la suite empresarial para móviles, explicaba cómo “en el pasado tardábamos meses e incluso años antes de admitir la derrota. Ahora nos decimos ‘no funciona’ y pivotamos […] No animamos al fracaso, es más el hecho de lo que aprendemos del fracaso”.
Sus palabras ofrecían básicamente el mismo mensaje que Nadella, que comentaba cómo en el pasado “no acertamos con todo lo que rodea a nuestra cultura, especialmente en lo que se refire a aprender de otros. De otro modo, ¿cómo se nos hubieran escapado las grandes tendencias?”
Esa nueva actitud ha hecho que la empresa se haya transformado no solo con su plantilla actual, sino que lo haya hecho a través de las empresas que ha adquirido en los últimos tiempos. Javier Soltero (Acompli), Chad Fowler (Wunderlist), y Nat Friedman (Xamarin) son algunos de los artífices de esa transformación, y las célebres “acqui-hires“ (compras la compañía, pero sobre todo el talento) han sido especialmente fructíferas en Microsoft.
Más y (aparentemente) mejores adquisiciones
Microsoft ha hecho 36 grandes adquisiciones en dos años y medio. Ballmer hizo 13 en sus últimos dos años y medio también. Entre ellas “blufs” como Nokia y aQuantive que han acabado lastrando los resultados y la recuperación de la empresa de Redmond. Las compras de la era Nadella han servido para reforzar sus propuestas en la nube (Revolution Analytics, Metanautix), sus servicios de ofimática y productividad (Sunrise Atelier, VoloMetrix) y la seguridad (Secure Islands, Adallom)
Algunas de esas compras han ido especialmente dirigidas a reforzar su oferta en el terreno de la movilidad, y las ya citadas 6WunderKinder y Acompli se han unido a otras como Swiftkey para tentar a los usuarios no ya de Windows Phone, sino de iOS y Android, que cada vez más demuestran más confianza en las aplicaciones y servicios móviles de Microsoft para estos dispositivos.
Otras, como Mojang (la empresa responsable de Minecraft) ha sido una apuesta especialmente relevante en el terreno de los videojuegos y la educación, mientras que Xamarin es uno de los acercamientos más patentes de Microsoft a los desarrolladores Open Source. Cada vez más proyectos se publican con licencias de este tipo, y el amor de Microsoft por esta filosofía es ahora patente.
Windows ha pasado de suponer el 33% de los ingresos en 2002 a apenas el 20% en la actualidad, mientras que los ingresos a través de la suite ofimática Office 365, que ahora ha pasado a un modelo de suscripción, han crecido un 54% en el último año fiscal y ya representan el 28% de las ventas de Microsoft.
Azure ha vendido más del doble de lo que vendía el año anterior también, aunque según Gartner Amazon y sus Web Services sigue siendo cinco veces más grandes: hay margen de mejora. Aún así, indican en WSJ, esta división es responsable del 22% de los ingresos de la compañía. De repente Microsoft se ha convertido en base de las operaciones de muchas empresas —y no hablamos de los PCs con Windows—, algo que estaban dejando de hacer en los últimos años.
Adiós a la autocomplacencia
La actitud también ha cambiado en otros frentes en los que Microsoft se había convertido en una empresa autocomplaciente. Soltero, fundador de Acompli, se convirtió desde la adquisición en un valor al alza en Redmond: pasó de liderar el desarrollo de Outlook a ser responsable de marcar el rumbo de la suite ofimática Office.
En sus primeros días al frente quiso dejar huella en el equipo responsable de esta suite, y acusó a todos ellos de no atacar frentes como el del iPhone o los dispositivos Android. Al final de su presentación dejó claro dónde podrían acabar Outlook y Office de seguir ese camino: mostró una diapositiva con una cara triste justo encima del logo de Lotus Notes, aquella aplicación de correo electrónico corporativo que dominó este segmento en los 80 y parte de los 90.
Algo similar ocurrió con la relación de Microsoft con el Open Source, que se ha ido reforzando año tras año y que ha recibido un impulso importante tras la compra de Xamarin. Parece algo impensable cuando Ballmer habló de Linux como un cáncer que competía con el software de Microsoft, pero ahora el software de Xamarin ha convertido a Friedman en máximo responsable de la división de herramientas de desarrollo para móviles.
Hasta al propio Friedman le sorprende el cambio. En una entrevista reciente con Fortune, el co-fundador de Xamarin explicaba cómo “para nosotros es increíble. Durante mucho tiempo Microsoft estuvo en el lado opuesto del Open Source. Y ahora diría que entre las grandes compañías, Microsoft está siendo la punta de lanza. Es un cambio radical”.
Esos movimientos se unen al soporte de Linux en Azure, a la aparición de una versión de SQL para Linux, a las certificaciones que se han puesto en marcha en colaboración con Red Hat o a ese pequeño detallito sin importancia: el de la ejecución de una consola Bash directamente en el escritorio Windows. Alucinante.
Mirar al futuro es mucho mejor que quedarse anclado en el pasado
La actitud de Microsoft ha cambiado también en su forma de afrontar el futuro. Comparábamos hace unos días a Steve Ballmer con Tim Cook y allí había inquietantes coincidencias entre ambos directivos: centrados en los ingresos y el corto plazo, la amenaza de verse adelantados por competidores con la mira puesta más adelante era y es patente.