Algunos se dirán ¿cómo es posible avergonzarse de su propio mundo? Fácil, solo cuesta quitar la venda y abrir los ojos. Vivimos en una sociedad donde la delincuencia, la corrupción, la injusticia, la maldad, el dolor, el hambre, la pobreza, son parte importante de nuestro medio y como si fuera poco se nos une el rechazo y la discriminación, junto con el miedo a enfrentar un nuevo estilo de vida.
Vemos a diario personas que no aceptan nuestro estilo de vida, creencia, o la forma de expresarnos y no es que no lo entiendan, porque estoy segura que lo hacen. Es sólo una muralla creada por ellos mismos, por sus miedos y tradiciones que les bloquean el paso al siglo XXI. Prefieren personas vestidas tradicionalmente, con saco y corbata, y por su formalidad creemos que son personas de mayor o menor conciencia social, o mejor educación. Sin embargo nos hemos preguntado alguna vez si esas personas son realmente lo que parecen? No. y no lo hacemos simplemente por miedo a lo que podamos encontrar. Porque en algún momento de nuestra vida todos queremos saber la verdad. Pero la verdad es difícil. La verdad es… complicada. Y muy a menudo la verdad duele. Quiero decir, las personas dicen que quieren la verdad. ¿Pero en serio que la quieren?
Todos sabemos que debajo de una buena apariencia pueden existir inmensas cajas de sorpresas. Estamos en un país donde ponerse un piercing es sinónimo de delincuencia. Donde influye mucho el tipo de música que te guste, o el corte de pelo que tengas. Donde ser Músico es igual a ser Vago. Donde hay que “Revisarse” por ponerse un accesorio, o peor aun, donde no te dan un trabajo, por el simple hecho de que tengas un pedacito de arte y expresión en tu cuerpo… La verdad que me dan pena…. Unos días atrás tuve una experiencia maravillosa hablando con unos amigos. Una experiencia que me enseñó tantas cosas que no imaginaba aprender en una sola mañana. Aprendí que en mi sociedad las personas valen por lo que usan o dejan de usar, aprendí que vivo en un mundo donde me aplauden por matar y me juzgan por amar y ser amado si no se trata de la persona que la sociedad aprueba como “Decente”. Aprendí que en mi país si no andas con un “Traje” no eres bueno. Aprendí que en este mundo las personas prefieren niños con hambre, que un preservativo.
Aprendí tantas cosas, que cada vez estoy más orgullosa de ser lo que soy. Estoy orgullosa del mundo que he creado en mi cabeza. Un mundo en donde el hecho de Que unas personas hagan cosas horribles no quiere decir que sean personas horribles. Un mundo donde la comunicación crece significativamente y el entendimiento y la aceptación son esenciales. Porque La comunicación es una de las primeras cosas que aprendemos en la vida, es curioso que conforme vamos creciendo y asimilando palabras y aprendiendo hablar menos sabemos que decir o como pedir lo que queremos de verdad. Un mundo donde el miedo y la desconfianza pasaron a un segundo plano. Creo que no hay nada más terrible que el propio miedo. El miedo es como una cadena que nos impide caminar, como una camisa de fuerza que no nos deja movernos, como una cárcel invisible que nos priva del placer de la libertad.
Los hombres acabamos siempre inventando algo para no permitirnos ser lo que podemos ser, por miedo a que así sea. En mi mundo la libertad es todo lo que importa. Y cuando hablo de libertad, me refiero a libertad de expresión, libertad de estilo, libertad de elegir mi propia forma de vida, libertad de pensar lo que quiera… Libertad de Vivir Feliz.
En mi mundo los niños tienen un lugar para jugar, en mi mundo he cambiado las armas de fuego por guitarras e instrumentos musicales, en mi mundo preferimos vivir en paz.
Da pena que en pleno siglo XXI, todavía tengamos que luchar contra el respeto a los gustos de cada quien. Y peor aun rechazar o discriminar la forma de expresar el arte y la vida de cada ser humano. Siempre que se diga en la sociedad que un piercing, un tatuaje, un accesorio o un adorno, tiene que ver con quién soy y lo que soy!! Entonces Que pena formar parte de una sociedad tan mentalmente atrasada! Desafortunadamente esto es lo que nos etiqueta, nos convierte en aceptados o rechazados. O más bien esto es lo que nos acredita y nos da el titulo de…… “Seres Humanos Normales”.
Licda. Rita C. Hernández Peña