El popular Mercado de las Pulgas operó ayer en su tradicional espacio abierto en la intersección de las avenidas Independencia y Luperón, aunque con menos comerciantes de lo habitual, como consecuencia de la amenaza que lanzó el alcalde de Santo Domingo Oeste, de producir un desalojo sorpresa.
Este domingo el tránsito vehicular estuvo mucho más fluido, gracias a la actuación de agentes de la Autoridad Metropolitana de Transporte (Amet), que viabilizaron la circulación, como hacía tiempo no ocurría en el entorno colindante entre el Distrito Nacional y el Santo Domingo Oeste.
La avenida Independencia lucía algo despejada en esta área, en comparación con la cotidianidad de los domingos de pulgas, lo que se debió a que muchos comerciantes optaron por no presentante a la zona, por temor a que el alcalde Francisco Peña materializara el anuncio, de que sacará a los vendedores para colocarlos en otro lugar, y bromeara con que llevarlos “para Haití u otro lugar”.
Sin embargo, el Mercado de las Pulgas sigue ocasionando problemas como caotizar el tránsito, la falta de sanitarios para los cientos de vendedores y clientes que se concentran cada domingo y en ocasiones, los sábados; la contaminación ambiental por la arrabalización de las áreas verdes, que no existen. La acumulación de basura en los espacios públicos y la contaminación sónica, como consecuencia de los ruidos (música, bocinas y la bulla de quienes participan en el intercambio comercial que va desde una ropa usada hasta calzado, efectos eléctricos, electrónicos, del hogar, medicamentos, artículos para la limpieza de la piel e inimaginables mercancías antiguas o modernas, nuevas y usadas, de fabricación local o importada, originales y réplicas.
Un problema grave aquí es la ausencia de sanitarios y la falta de reglas de higiene. Algunos sin escrúpulos depositan sus excrementos en bolsas plásticas y las tiran dentro del área donde los niños juegan béisbol, en la propiedad del Hogar Escuela Santo Domingo Savio, lo que tiene molestos a sus autoridades. Las tiendas por departamentos establecidas en este sitio han tenido que cerrar sus baños a los visitantes que no son sus clientes, ante el tumulto y la frecuente demanda.