Pastor Antonio-Sócrates- Regalado.
El período que transcurre invita a la meditación en toda la nación dominicana y el mundo porque debe haber un campo de actividad espiritual que necesitan los pueblos para desarrollarse en el universo de personas que conviven y se relacionan dentro de una misma esfera social.
No solamente estamos en el deber de integrarnos a un planteamiento global para buscar soluciones a los problemas más apremiantes de la humanidad, sino también interceder a favor de un cambio de dirección en las profundidades del alma; que nos guíe a una reflexión que tenga como objetivo el crecimiento, progreso y prosperidad de todo el colectivo, y donde la esperanza, perdida casi en la mayoría de personas, vuelva a ser restaurada .
Vivimos en medio de una agitación violenta de la vida pública y en una convulsión política y social de tal magnitud, que de acuerdo al informe global mas reciente de homicidios correspondiente al año 2013 de la Organización de Naciones Unidas {ONU}, República Dominicana es el octavo país con más homicidios en Latinoamérica.
Y es que poco a poco nos hemos ido olvidando de los valores y las buenas costumbres familiares, la ética que nos enseñaron nuestros antepasados, y de las pequeñas cosas que nos hacen vivir, tales como hablar con Dios{orar}, amar, sonreir, saludar, decir buen día.. Dios te bendiga!!!, abrazar, solidaridad con el prójimo, dar gracias, sentir compasión por los males ajenos y ayudar a remediarlos, regalar una flor, comunicar una felicitación de cumpleaños, entre otras simples acciones que como dijo el poeta Serrat, son pequeñas, pero que a veces, nos hacen “que lloremos cuando nadie nos ve.”
Es bueno resaltar que ser santo no es asunto de un día ni de una semana, más que eso, es un mandato de Dios que el creyente está llamado a guardar y testificar en obediencia siempre, “Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor”.{Hebreos 12:14}.
Mucha gente está a la espera de una semana en el mes de Abril llamada “santa” para irse a diferentes lugares a experimentar emociones que nada tienen de santidad, nada que ver con el verdadero significado de la vida, muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo.
La Biblia dice que en los tiempos del fin aparecerían hombres ” que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a estos evita.” 2 Timoteo 3:5.
El creyente de Cristo debe cuidar su testimonio, y tener mucho cuidado con esa oferta de una “supuesta semana santa” en la que de todo se ve y se practica menos la santidad demandada por Dios, y solamente un remanente, verdaderamente santo y separado para ÉL, mantiene una profunda comunión e intimidad con Jesucristo, no solamente por una semana, sino por todo el resto de sus días que le queda aquí en la tierra, como debe ser.
Dice el Apóstol Pedro por medio del Espíritu Santo:
-Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable.- 1 Pedro 2:9.
Somos embajadores de Jesucristo en la tierra, y esto implica que nuestro testimonio debe reflejar el formato de la obra redentora que Jesucristo fabricó en nosotros con el sacrificio de su muerte en la cruz.
Déjame decirte que el cordero inmolado vive, y continúa invitando a salvación y vida eterna,”He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo”. {Apocalipsis 3:20}.
Con su muerte nos ha resucitado juntamente con Él, siendo el pan vivo que descendió del cielo para que el que de él come, no muera.
La nación que se humilla y acepta a Cristo como Salvador y Señor, camina en prosperidad, bendiciones, Santidad y en victoria.
Aquí les dejo las siete palabras pronunciadas por Jesús antes de redimir a la humanidad de la muerte y del pecado.
1- Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen (Lc. 23,34)
2- En verdad, en verdad te digo: hoy estarás conmigo en el Paraíso (Lc. 23,43)
3- Mujer, he ahí a tu hijo; hijo he ahí a tu madre (Jn. 19, 26-27)
4- ¡Dios mio, Dios mío!, ¿Por qué me has abandonado? (Mc 15. 15,35; Mt. 27,46)
5- Tengo sed (Jn 19,28)
6- Todo está consumado (Jn. 19, 30)
7- Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu (Lc. 23, 46)Maranatha, Dios es amor, Cristo te ama, el Señor Viene.