Con escasa regulación y sin protocolos nacionales, se mantuvieron por más de 40 años la importación y colocación en pacientes de implantes ortopédicos, como prótesis de cadera y rodilla y los materiales de osteosíntesis (clavos, placas, tornillos y fijadores) en el país, siendo reciente cuando el sistema sanitario ha tratado imponer controles y reglas.
Esta realidad deja la seguridad del paciente en manos de la exclusiva discrecionalidad y conciencia del médico o del servicio, y en los últimos años, en los criterios de las aseguradoras, que con frecuencia devuelven los expedientes médicos y ponen condiciones de elegir determinada marca para aprobar el material que se utilizará en la cirugía de su afiliado.
La calidad de esos materiales no era preocupación, siete u ocho años atrás, para especialistas en implantes o reemplazos articulares ni para traumatólogos, porque en el país hacían vida tres o cuatro importadoras de respetada trayectoria, que se suplían de reconocidos fabricantes mundiales.
No obstante, en los últimos años eso ha cambiado, el negocio se ha expandido, por lo que proliferan casas importadoras, algunas de ellas, de acuerdo a médicos consultados, de no muy clara procedencia, dada la demanda de cirugías de este tipo que tiene el país, luego de que se lograra cobertura de esos materiales de parte de las aseguradoras.
A esto se suma el hecho de que por años se han estado colocando sin que existan normas o protocolos nacionales estandarizados, que sirvan de guías a los profesionales que incursionan en el área, y tampoco se era drástico en la exigencia del registro sanitario, un documento que autoriza a una persona natural o jurídica para fabricar, envasar e importar un producto destinado al consumo humano. En el país lo otorga la Dirección de Medicamentos, Alimentos y Productos Sanitarios (Digemaps). En esos controles, la actual gestión del Ministerio de Salud está dando pasos que podrían garantizar una mayor seguridad para los futuros pacientes.