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Matar la gallina de los huevos de oro

Redacción por Redacción
24/02/2015
en Temas
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Matar la gallina de los huevos de oro
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CSDFG-HDSAnunez,_manuel_meditandoEn los últimos cuarenta años, hemos presenciado el crecimiento sin precedentes del turismo. En sus años iniciales,  el Presidente Balaguer creó los enclaves de Puerto Plata, Samaná, La Romana y Barahona. Los aeropuertos, los puertos, los campos de golf, las infraestructuras sirvieron de plataforma al desarrollo de la que se llamó en aquel punto y hora la industria sin chimenea.

Son muchos los beneficios que hemos recibido de esta circunstancia. Sin duda, el turismo es uno de las pilastras en la que asienta el bienestar de los dominicanos. Nuestro bello país se ha convertido en un atractivo para millones de europeos, estadounidenses e incluso asiáticos ¿cómo se ha producido ese milagro?

En primer lugar,  se ha contado con la amabilidad, la simpatía del pueblo dominicano, unas de las naciones más hospitalarias del mundo. Memorable fue para mí la conmemoración de la acogida que le dieron los dominicanos a los judíos, 1940, cuando escapaban del holocausto. En un mundo naufragado en la guerra, plagado de prejuicios y de barbarie, los dominicanos los  recibieron sin distancias. En Sosúa,  que fue el asiento de aquella comunidad, le escuché a uno de los rescatados en aquella operación la frase siguiente: “ como el dominicano no hay dos”

En segundo lugar, hay que poner de relieve la confianza que tuvo en esos propósitos  el Presidente Balaguer, que, cuando fue prácticamente anulada la cuota azucarera de la cual dependían los ingresos del Gobierno y la tranquilidad de los dominicanos, se dijo: “Vamos a sobrevivir ; vamos a levantar el país, y además, vamos a los ser los primeros del Caribe” . A la cabeza de esa cruzada se hallaba don Ángel Miolán y unos pocos   empresarios, que, con alianzas internacionales, colocaron a nuestro país como uno de los destinos turísticos más conocidos del mundo. No he podido sustraerme al estremecimiento en los grandes aeropuertos, cuando, al contemplar la pizarra de vuelos, junto al nombre de los grandes destinos del mundo: Berlín, Londres, Paris, Madrid, Roma, Abudabí, aparecía  Punta Cana…

El carácter del mando político se impuso, en esa ocasión,  a la adversidad. Como decía el filósofo Walter Benjamín, el carácter prefigura el destino. Antes que él, dijo esto,  el poeta Goethe. Y mucho antes lo dijo el gran Heráclito. Si el mando del país hubiese estado en manos de un hombre vacilante, sin aprecio por su país, sin conocimiento de su cultura, deprimido ante la inmensidad de la tarea, irresponsable con el porvenir de todo pueblo, las circunstancias nos hubiesen llevado a un gran fracaso.  La magnitud del desafío nos hubiera paralizado.

No es  este el momento de hacer la historia de esos comienzos extraordinarios. Digamos para resumir que hoy tenemos un país  que pasó de unas quinientas habitaciones, cuando se promulgo, en 1968,  la Ley 153 para fomentar el turismo a más de 45.000 habitaciones y a rebasar los 4.5 millones de de turistas en el 2013. ElInforme Harvard (2012) reconoce la aportación rotundamente indispensable en el desarrollo del país; unos ingresos que sobrepasan los 4000 millones de dólares, muy superiores a las exportaciones  y a las explotaciones mineras. “El Producto Interno Bruto (PIB) del turismo se ha cuadriplicado, muy por encima del PIB total” (pág. 34). Y eso que todavía no ha entrado en el teatro de operaciones,  las extraordinarias bellezas de Montecristi y de Pedernales, donde la naturaleza parece haber esculpido, una réplica del paraíso imaginado por los grandes cronistas de Indias.

¿Conviene que el país le dé la espalda a esa realidad?    ¿ cuáles  serían las consecuencias de dormirse en sus laureles y olvidarse de las amenazas que de, clavarse en nuestro suelo volverían cenizas todo ese progreso? Si echamos un vistazo en ese ámbito, hallaríamos, sin duda, muchas cosas que andan mal. Defectos que son, por supuesto, mejorables. Todas esas riquezas deberían beneficiar a una mayor proporción de dominicanos. Deberíamos cuidar la gallina de los huevos de oro de amenazas capaces de destruirlo todo de un zarpazo.

  1. La primera gran amenaza a la pervivencia del turismo en el país la constituye la situación sanitaria de la inmigración haitiana, asentada masivamente en nuestros enclaves turísticos.
  2. el gran trastorno que nos produjo la malaria en 1999 mostró la gran vulnerabilidad de toda esa industria. En aquel año preparaba un informe sobre el tema, y conversé muchas veces con el protagonista de aquella jornadas, el doctor Guillermo Conzalves, director de la división del combate a la malaria, que descubrió el brote endémico en unos haitianos que  pasaron de una finca de Polo (Barahona) a los emplazamientos turísticos del Este. El brote produjo la muerte de dos turistas. Uno, en Alemania; otro, en Argentina; se cancelaron millares de reservaciones. Y esto colocó definitivamente en la picota toda la industria turística dominicana. En muy pocos meses, el doctor Gonzalves, logró con neblinas térmicas conjurar el brote endémico. El país no supo, desde luego, las menudencias de todo el trastorno que trajeron consigo esos inmigrantes indocumentados. En estos días se ha producido una embestida semejante con la publicación de un titular de un periódico de Canada “Malaria en Punta Cana, los viajeros están inquietos” (Journal de Montreal, 21//15). La noticia recorrió el mundo,. Ha provocado revuelo el hecho de que dos turistas canadienses fuesen contagiados por la malaria plasmodium falciparum, las más letal de todas las cepas.

El Instituto de Salud Pública de Quebec (INSPQ) ha dado a conocer unas recomendaciones sanitarias para todos los viajeros con destino a República Dominicana. En los informes de la OPS/OMS se describe el compendio de enfermedades que han colonizado  a esa población. Son muchas, y entre todas, se destaca la malaria, que afecta a más de 3,9% de toda esa población; la filariosis, las hepatitis A y B, el SIDA, el cólera, el dengue, la tuberculosis tienen las mayores proporciones de todo el hemisferio.

Algunas agencias sanitarias de Francia  les inducen a los viajeros que van a Haití  a vacunarse contra las enfermedades implantadas en ese país; que tomen extremas precauciones antes de consumir bebidas y comidas , porque en ellas cohabitan de manera copiosa  la criptoporidiasis,  la hepatitis viral E, salmonelosis, ciguateras y yaldrias ; que se protejan de las picaduras de  los mosquitos y las moscas que podrían trasuntarle la filariosis linfática, la malaria y el dengue hemorrágico. Tenemos que proteger a nuestro de una reputación semejante.

  1. Otro de los problemas es la destrucción de la paz social, de resultas de la falta del empleo de los dominicanos. Al privar a los dominicanos del empleo en el turismo ha crecido brutalmente la delincuencia, la prostitución, el narcotráfico y la desesperanza. De pronto, nuestras ciudades se han vuelto inseguras. Los atracos y los robos se han enseñoreado de la ciudad intramuros (Hoy, 20/12/08) Y no vale que tengamos una policía encargada de proteger a los turistas. Todos los días ocurren sucesos bochornosos que empañan la imagen del pueblo dominicano. Desde luego esos hechos se hallan conectados con la desnacionalización del empleo. Con la incapacidad del mando político para proteger las conquistas sociales, y parar el desmoronamiento de la sociedad que ahora se traduce, según el Informe SOS (24/8/14) en un crecimiento sin precedentes de todas las formas de delincuencia: robo de maletas, carteras y equipajes, sustracciones de celulares y vehículos, todas esas ocurrencias, en algunos casos, con resultados trágicos.
  2. Ha sido un reclamo de los haitianos  vender a los dos países como un destino único. En tal sentido, hemos cedido concretando acuerdos que tendrán repercusiones perjudiciales para esas operaciones.   En  los polos turísticos dominicanos se disfruta de hoteles de alta calidad,  como la que puede obtenerse en las islas griegas, en Capri o en  las islas  Se nos propone que saquemos a nuestros visitantes de esos ambientes, para llevarlo a un lugar tan insalubre y peligroso como la costa de Somalia. Esto podría quebrar definitivamente la confianza en el turismo dominicano. Siempre es posible retroceder en el tiempo , si seguimos excluyendo a los dominicanos de los empleos, del bienestar, si seguimos importando enfermedades del país más insalubre del hemisferio, terminaremos sepultando el turismo, convertiríamos en cenizas cuarenta años de esfuerzos. ¿En nombre de qué principios humanitarios se le puede pedir a una sociedad de diez millones de almas que se suicide, que aniquile su modo de vida y que reduzca a escombros sus progresos?          No hay nada más humillante que ver los empleos que el país produce en el turismo, en los servicios, en la agricultura cedidos a los inmigrantes ilegales por una clase política que no respeta la ley. Que no le da prioridad al trabajador dominicano en su país, y que prefiere al ilegal, que destruye la felicidad y que nos condena a la frustración y al olvido.

 Conocemos sobradamente los esfuerzos que se han hecho para matar a la gallina de los huevos de oro.En Canadá, las organizaciones haitianas han llamado a boicotear  en varias ocasiones el turismo dominicano (Le Nouvelliste, 19/12/13), el 14 de diciembre del 2014, el cineasta  Nicolás Alexandre Tremblay dio a conocer documental “Apartheid en República Dominicana”. Todos estos grupos y las ONG que los apoyan presentan una confrontación entre haitianos y dominicanos. Según esto,  los  dominicanos representan la explotación, el racismo, la xenofobia, el genocidio, el crimen; son, además, los culpables de la pobreza haitiana, de su falta de documentación y de su falta de instituciones;  y los haitianos, las víctimas que hay que redimir. Desde luego en esos enfoques los dominicanos ni existen ni tienen derechos ni tienen un territorio.

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