Más de 1.600 mujeres fueron asesinadas por hombres en Estados Unidos en un año y en un 93 % de los casos las víctimas conocían a sus agresores, según un estudio publicado ayer por el Centro de Políticas sobre Violencia (VPC), una organización no gubernamental que aboga por el control de armas.
Para el estudio “Cuando los hombres matan a las mujeres: un análisis de los datos de homicidios de 2014”, VPC tomó de las estadísticas del FBI (Buró Federal de Investigaciones) los casos de asesinato con una sola víctima, mujer, y un solo asesino, hombre.
En 2014, último año completo del que hay datos, 1.613 mujeres perdieron la vida a manos de un hombre, una cifra un 31 % inferior a la de 1996, el año en el que VPC realizó por primera vez este estudio anual.
En 1996 la tasa de mujeres asesinadas por hombres en EE.UU. era de 1,57 por cada 100.000, mientras que en 2014 fue de 1,08 por cada 100.000.
El estudio destaca la importancia que ha tenido en ese descenso la Ley de Violencia contra la Mujer, que fue aprobada hace 22 años, y las restricciones para poseer armas de fuego que rigen en algunos estados para personas con antecedentes por violencia doméstica.
Los estados que más notoriamente se situaron en 2014 por encima del promedio de asesinatos por violencia de género en EE.UU. son Alaska (3,15 asesinadas por hombres por cada 100.000 mujeres), Luisiana (2,15), Nevada (1,98) y Oklahoma (1,94), de acuerdo con el estudio.
La tasa es mayor entre las mujeres negras que en las de cualquier otro grupo étnico, con 2,19 asesinatos por cada 100.000, frente a 0,97 por 100.000 de las mujeres blancas.
Los autores del estudio no pudieron determinar cuál es la tasa de asesinatos de mujeres hispanas por hombres, debido a que las víctimas no están identificadas adecuadamente como tales en los bancos de datos.
Un dato que sí incluye el estudio es que el 86 % de los crímenes en los que está bien determinado el grupo étnico de la víctima y del agresor fueron interraciales, es decir que las dos partes pertenecían a grupos distintos.
Una parte importante del estudio está dedicada a la importante proporción de casos (93 % en 2014) en los que el asesino era conocido por su víctima.
Tan conocido que en el 63 % de estos casos el que mató a la mujer fue su esposo o su pareja o lo había sido en el pasado, dice VPC.
El 54 % de los asesinos usó armas de fuego, el 21 % atacó con cuchillos u otras armas punzo-cortantes, el 12 % hizo uso de la fuerza física y un 6 % empleó un objeto pesado.
“Las armas de fuego en manos de abusadores pueden hacer que la violencia doméstica acabe en homicidio en un pestañeo. Que no haya esas armas en una situación de violencia doméstica es crucial”, afirma el director legal de VPC, Kristen Rand.
Julia Wyman, directora ejecutiva de un grupo dedicado a prevenir la violencia de las armas de fuego a nivel de los estados, agregó que por más que el grupo de presión del armamento diga que las armas brindan seguridad personal, “los hechos hablan por sí mismos”.
“En un hogar escenario de violencia doméstica las armas no significan seguridad”, afirma.
El estudio insta a los legisladores de los estados a adoptar leyes acordes con la legislación federal en esta materia para asegurar que los maltratadores de mujeres no puedan estar en posesión de armas.