Los sobrevivientes al cáncer son propensos a envejecer y morir más rápido que las personas que nunca han presentado la enfermedad, concluyó un reciente estudio.
Un análisis de más de 1.200 artículos publicados reveló que la esperanza media de vida de quienes han logrado vencer al cáncer infantil es 30 % inferior a la de la población general. En términos estadísticos esto significa, para la persona que de joven haya afrontado esa dolencia, que es probable que muera a la edad de 50, en lugar de a los 80 años, detalló el BMJ Journal.
De acuerdo con la investigación, quienes vencieron a la enfermedad también son más propensos a desarrollar afecciones a largo plazo, tales como problemas cardiacos, cicatrices pulmonares, otros tipos de cáncer y fragilidad. El análisis sugiere que también son susceptibles de contraer, antes que la población en general, enfermedades asociadas con la edad.
Los expertos hallaron que los sobrevivientes de cáncer tenían telómeros más cortos -suerte de casquillos protectores en el extremo de los cromosomas, que son un marcador del envejecimiento-, lo que sugiere que han envejecido más que lo dictado por su edad cronológica.
Vejez acelerada por agresivos tratamientos
Gran parte de las eventuales dolencias y el envejecimiento acelerado se deben a la agresividad de los tratamientos previamente recibidos, como la quimioterapia y la radioterapia. Estas disminuyen la capacidad del cuerpo para luchar contra las enfermedades y poder repararse a sí mismo.
Shahrukh Hashmi, del Centro de Cáncer de la Clínica Mayo en Rochester, Minnesota, quien dirigió el estudio, dijo: “El envejecimiento prematuro es una mejor alternativa que la muerte prematura. Un mejor entendimiento de lo que lleva a este proceso, representa una oportunidad para mejorarlo”.
Lamentablemente, el análisis encontró que quienes han sobrevivido al cáncer infantil son hasta seis veces más propensos a desarrollar otros tipos de cáncer, en comparación con la población en general.
Asimismo, las personas que reciben tratamientos con esteroides tienen un mayor riesgo de cataratas, osteoporosis, adelgazamiento de la piel, infecciones y deterioro de la capacidad de cicatrización de heridas.
En sus conclusiones, el estudio señala que el objetivo de esta investigación es prevenir complicaciones tardías y apelar al uso de intervenciones tempranas, incluyendo cambios en el estilo de vida y medicamentos de los sobrevivientes.