“Los robots son asistentes incansables. No pueden contagiarse ni caer enfermos”. Estos auxiliares han sido contratados por el jefe de la unidad de cuidados intensivos del hospital Circolo de Varese, en el norte de Italia, congestionado por enfermos de COVID-19.
Pequeños, dotados con una cabeza-pantalla rectangular, parecen salidos de una película futurista.
Dirigidos a distancia, los seis robots adquiridos recientemente por el hospital trabajan al lado de los enfermos, verifican sus constantes vitales o activan los procedimientos indispensables para mantener con vida a los pacientes más graves.
Al pilotar estas joyas de la electrónica a distancia, médicos y enfermeras de este hospital de Varese, se protegen y ahorran equipos de protección. Y según los médicos, estos pequeños robots tienen otra ventaja: arrancan sonrisas a algunos pacientes.
Cerca de la frontera suiza, Varese es una de las zonas menos afectadas de Lombardía, que concentra la mitad de los muertos en Italia. Pero su hospital ha recibido a muchos pacientes en estado grave de otros lugares como Bérgamo, donde los servicios sanitarios están completamente desbordados.
En Lombardía, el personal médico fue “duramente afectado por el virus. El hecho de que estos robots no se infecten es algo formidable”, dice Francesco Dentali.